Voces del Periodista Diario

CDMX: Constitución Política sin civilidad

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Hace siglo y medio, Ignacio Manuel Altamirano escribió estas ácidas palabras dedicadas a la Ciudad de México: Ilumínate más, ciudad maldita/ Ilumina tus puertas y ventanas/ luz necesita

El indio guerrerense ilustrado, que combatió contra la invasión francesa, resumía en aquel poema el escaso patriotismo de los habitantes de la sede de los tres Poderes de la Unión, cuyos notables saludaron bajo palio a dos emperadores y, en 1847-1848, a las tropas de ocupación estadunidenses, por la facción descrita entonces como Los polkos.

La larga lucha por ser en el DF ciudadanos de primera

Pasó la restauración de la República y llegó a la ciudad de México la Revolución. Desde que la Constitución General de 1917 suprimió el régimen municipal y en 1928 se creó el Departamento del Distrito Federal (DDF), una constante fue la denuncia de que los moradores de la capital permanecieron reducidos a la condición de ciudadanos de segunda, acusación expresa contra el PRI, en cuyos presidentes de la República se depositó históricamente la facultad de nombrar regente o jefe del DDF, encargo encomendado mayoritariamente a administradores nativos de los estados.

En 1997, finalmente, por primera vez el gobierno del Distrito Federal fue conquistado en las urnas por el Partido de la Revolución Democrática (PRD). La demanda de liberación del DF del poder central entró en una nueva dinámica y se bregó por convertir a los habitantes de la entidad en ciudadanos de primera.

Así llegamos en 2016 a la convocatoria a la asamblea legislativa, con poder constituyente para votar y asumir la Constitución Política de la Ciudad de México, decretada jubilosamente en enero de 2017 y puesta en vigor en septiembre de 2018.

El canibalismo entre tribus no ha cesado todavía

El proceso, sin embargo, llegó lastrado por el tribalismo del PRD, que en las elecciones de julio de 2018 perdió el control de los poderes Legislativo y Ejecutivo, así como la mayoría de las 16 alcaldías, nuevo estatuto constitucional de las vieja delegaciones del DDF.

El rayo cesó, pero el trueno sigue ensordeciendo la Ciudad: Las tribus amarillas que hicieron trizas el PRD dejaron de “gobernar”, pero su disolvente modelo prevalece.

La Constitución de 2017 le dio a la ciudad su propio Congreso legislativo, cuya mayoría en 2018 fue confiada por los votantes locales al Movimiento Regeneración Nacional (Morena), como los electores nacionales le dieron al mismo movimiento las mayorías en el Senado y en la Cámara de Diputados federal.

En 2019, en la Cámara alta vimos ya el grotesco espectáculo de la pugna por el control de la presidencia de la directiva senatorial. En San Lázaro, con otros rasgos, el conflicto interno apareció cuando el coordinador de la bancada de Morena y a la vez presidente de la Junta de Coordinación Política operó sobre su bancada para lanzarse a la lucha por la dirigencia nacional de Morena.

Cambiando de jinete a mitad del embravecido río

La crisis se extendió al Congreso de la Ciudad de México en días en que hay una serie de legislaciones secundarias pendientes -la indígena, entre ellas- y, como tema central, con plazo fatal, el paquete económico para 2020, instrumento primordial para que el Gobierno de la Ciudad cumpla sus compromisos con los ciudadanos de primera.

A finales de la semana pasada, el coordinador de los morenistas, mayoría en el Congreso, Ricardo Ruiz, presentó su renuncia sin esclarecer explícitamente sus motivos. En automático, se habló de la formación de dos subgrupos del mismo movimiento, pujando por el relevo del coordinador.

Ayer, en una plenaria extraordinaria, 32 legisladores de Morena -de 66 del total de titulares de la curules-  le dieron su voto de confianza a Ricardo Ruiz, sin que se pueda garantizar que esa salida le devuelva la normalidad al funcionamiento del Congreso.

Menos se puede apostar a esa ingente perspectiva, cuando en el antiguo Palacio de Donceles está activa la pretensión de algunos de sus integrantes de lanzarse a la disputa por las alcaldías o las diputaciones federales que se renuevan en 2021, y algunos alcaldes, de su lado, aspirarían a colocarse en San Lázaro o en el propio Congreso local como plataforma para contender por el gobierno central de la Ciudad.

El epicentro: La incivil pugna por la dirigencia nacional

A mayor abundamiento, en algunas alcaldías de la Ciudad de México emergen crecientes expresiones de disidencia en Morena que, al través de foros regionales, cuestionan el proceso iniciado a principios de 2019 para la aún incierta elección de la dirigencia nacional.

Lo que nos revela esa incesante conflictividad, es que la Ciudad de México llegó a su propia Constitución Política sin pasar antes por la civilidad. Los ciudadanos de buena fe no se merecen esa anárquica situación sin solución de continuidad. Es cuanto.

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