Voces del Periodista Diario

Colonia del Valle: El mejor lugar para morir

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

A la condición del oficio periodístico se corresponde la de andariego. Desde 1974 ambulamos a golpe de calcetín por la Delegación Benito Juárez. En aquel trote fascinante, no sabemos cuántas millas hemos recorrido de la Colonia del Valle.

En esa colonia, nos desconcertó el nombre de Porfirio Díaz en una de sus calles. Luego diremos qué lo explica.

En compensación anímica, recuperamos otros nombres. Para nuestra vocación doctrinaria, apartamos el primero: Matías Romero Avendaño. No sabemos si le suene al canciller Luis Videgaray. Acaso diga que tiene nombre de Instituto (en el que abrevan los que aman la diplomacia digna).

Romero se formó en el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca, de ahí su identificación con su paisano Benito Juárez. Se le caracteriza a Romero como antimperialista. Como José Martí, conoció las entrañas del monstruo.

Fue don Matías delegado plenipotenciario que en Washington gestionó el reconocimiento del gobierno de Juárez.

De Gabriel Mancera y Aniceto Ortega

Segundo nombre seleccionado: Gabriel Mancera. Es de los hombres ilustres de Hidalgo: Exitoso impulsor de la industria minera. Fue preso del emperador Maximiliano. Por algo sería. Construyó el Ferrocarril Hidalgo-Noroeste. Filántropo, entre sus actos estuvo la donación de la estación Pachuca. A él se debe el gran drenaje de la Ciudad de México.

El tercer nombre nos resulta más emotivo: Aniceto Ortega (en su acta bautismal Aniceto de los Dolores Luis Gonzaga Ortega de la Villa).

Ortega fue médico e investigador y uno de los primeros mexicanos especializado en embriología. Su otra vocación fue la de músico. A él se le debe el actual Conservatorio de Música en la Ciudad de México. Entre sus obras, están La marcha de Zaragoza y la ópera Guatemotzín. Con eso está dicho todo.

José Yves Limantour y sus imitadores

No encontramos en la nomenclatura el nombre de José Yves Limantour, ministro de Hacienda de don Porfirio, a quien pretendió suceder.

En los baldíos parajes de Mixcoac, el financiero tomó domicilio. Con él se inició el modelo de bellas residencias campestres que le dieron identidad arquitectónica a la Colonia del Valle. Los económicamente poderosos quisieron ser sus vecinos. Habría que ver las panorámicas fotográficas de esa época. Fotografías, no más.

Manes de las contradicciones: Hace ya varios periodos administrativos, la Delegación Benito Juárez es gobernada por los que en un tiempo y todavía, fueron y son sus detractores.

Se le dice “el mejor lugar para vivir”

En 2008 se festejó el primer centenario de la fundación de la Colonia del Valle. La nostalgia primó el evento. Viejos-nuevos porfiristas aprovecharon la ocasión para demandar el retorno de los restos del dictador a México.

Ahora, el gobierno panista promueve la colonia como el mejor lugar para vivir. ¿Para vivir?

Para empezar, durante el largo mandato de los panistas, la devastación de la obra arquitectónica que caracterizó a la Del Valle, provocada por los traficantes de la industria inmobiliaria, apenas ha dejado vestigios.

Todo el territorio está ahora infestado por pavorosos cajones (vecindades verticales), verdaderos adefesios que agotan la capacidad de servicios y genera una espantosa contaminación visual y auditiva.

El cementerio de la calle Escocia

“El mejor lugar para vivir”. Una callecilla de la Del Valle, de no más de 150 metros, se llama Escocia. (Otra en la zona se llama Berlín, en mérito su fundador, el alemán Holbein).

El 20 de septiembre de 2017, recorrimos esa callecilla: Consternados. En las esquinas de Escocia con Gabriel Mancera y las correspondientes a Edimburgo y Ferrol, dos torres residenciales fueron derrumbadas por los terremotos del 19 de septiembre.

Una más fue demolida por daños colaterales. La cuarta permanece en cuarentena. Sus condóminos buscaron albergues con familiares y amigos y sólo permanece una guardia rotativa en vigilancia de su deteriorado patrimonio.

La cifra de muertos se aproximó al medio centenar. Los heridos convalecen. Otras víctimas están sometidas a tratamientos sicológicos. Hemos visto a algunos damnificados alimentándose en comedores comunitarios.

Se nos pierde el número de condominios que están clausurados por daños estructurales, pero el febril y devastador negocio de los especuladores inmobiliario continúa a todo tren.

Alguna vez se habló de “humanismo político”

El trágico cuadro se repite en otras colonias de la Delegación Benito Juárez, la más afectada por los terremotos del 19 de septiembre, junto con las de Cuauhtémoc y Coyoacán. Éstas, desgobernadas por el PRD.

El tétrico escenario actual de la Colonia del Valle nos recuerda que, alguna vez, el PAN postuló el humanismo político. Obra pues, lo narrado, de la claudicación doctrinaria y la apostasía. El bunker nacional del PAN está en la Colonia del Valle, el mejor lugar para vivir. Es cuanto.

VP/Opinión/JSC

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