Voces del Periodista Diario

Como gozan los populistas de derechas el abominable pasado

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Con típica factura priista, en algunas unidades del transporte público de pasajeros de la Ciudad de México han aparecido engomados espectaculares de alerta contra populismo.

La leyenda se completa con las imágenes de Andrés López Obrador, Hugo Chávez, Lula da Silva

Algo hace falta en esa torva expresión de la guerra sucia electoral: Un cartel formado con los retratos de Ronald Reagan, Augusto Pinochet, Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Donald Trump

En ese segundo cuadro, el texto tendría que decir: Populismo de derechas. Piso parejo, exigen los beligerantes electorales de 2018.

La operación metropolitana de propaganda negra tiene su raíz en el discurso tricolor a cargo de los dirigentes formales del PRI, de Enrique Peña Nieto y del candidato presidencial, José Antonio Meade Kuribreña, y sus bocas de ganso.

A coro, esos reincidentes parlantes incitan a los mexicanos a cerrar filas para impedir -como un solo hombre- “el regreso al pasado”.

En otras entregas, hemos cuestionado a qué pasado le temen esos cruzados electorales, porque no basta hablar genéricamente de tiempos y protagonistas cuando sólo convocan a la defensa del status qou.

Embarcados en la nave de Reagan y Thatcher

Según fichas biográficas, los actuales contendientes políticos pertenecen a generaciones nacidas en los años 70-80, aunque algunos se dieron de alta en la burocracia pública en años recientes.

Los segundos son producto, pues, de un pasado reciente. Los más veteranos, del pasado en que se inauguró el Estado neoliberal.

Una acotación para darle sentido al tema: El uso de populismo de derechas empezó a circular al ponerse a caballo la Revolución conservadora acometida por Reagan y la británica Margaret Thatcher.

Intelectuales y académicos estadunidenses encontraron aquella tipología sociológica en la orientación de las políticas públicas que ahora, con Trump, han emparentado con el fascismo.

Los cruzados contra el populismo mexicano, particularmente los que disparan desde las troneras del gran capital, le ponen nombre y apellido a sus satánicos espectros: Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo. No incluyen en la nómina a Miguel de la Madrid.

De la revisión de ese periodo, vamos a extraer algunas señales que retomamos de nuestros apuntes reporteriles.

El pasado no ha muerto, sigue vivito y coleando

Se libera el control de precios de 153 productos y artículos básicos. Estaba a punto de clausurarse la Compañía Nacional de Subsistencias Populares.

Se reducen precios y tarifas al consumo de electricidad para algunos sectores considerados prioritarios.

Se aprueban diversos estímulos fiscales para el desarrollo industrial y comercial en zonas libres y fronterizas, “con vistas a promover su integración a la economía nacional”.

Se pone en marcha un Programa de Desarrollo de la Industria de Bienes de Capital, en beneficio de empresas privadas que provean equipos a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.

Se define el reglamento para la aplicación de precios diferenciales, descuentos y bonificaciones en energéticos y productos petroquímicos, a nuevos proyectos industriales.

Se crea el Fondo de Fomento y Apoyo a la Agroindustria privada.

Se amplía la liberación de precios. Se acuerdan nuevos incentivos fiscales para la producción interna e importación de bienes de capital.

¡Ábranse! las puertas a los bancos extranjeros

Se institucionaliza la banca múltiple. Se autoriza el establecimiento de bancos extranjeros para depósitos y operación de créditos a no residentes.

Se establece un paquete de beneficios fiscales para la industria automotora y de autopartes, que consiste en reducciones entre 50 y 100 por ciento de impuestos a la importación de maquinaria nueva, materias primas e insumos que no se están produciendo en el país o su oferta es insuficiente.

Se otorgan privilegios a los mexicanos tenedores de acciones nominativas que se cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores.

Se otorgan exenciones fiscales hasta del 100 por ciento en diversos impuestos para estimular la producción de bienes de capital en términos competitivos con los extranjeros.

Se autoriza al Banco de México y a Nacional Financiera a dar apoyo crediticio a las Casas de Bolsa por intermediación de bancos privados a fin de estimular la inversión de capital de riesgo.

El Banco de México comienza a liberar 15 mil millones de pesos retirados de la circulación a finales de 1978.

¡Éntrenle! con fe a la economía especulativa

La Comisión Nacional Bancaria autoriza a cinco compañías para colocar papel comercial a un plazo de 90 días, por un límite hasta de 100 millones de pesos. Adicionalmente, se autoriza a bancos comerciales y disminuir transitoriamente tasas de interés vigente.

Además, se acuerda un paquete de 16 acciones para estimular el mercado de valores: exenciones fiscales, crédito preferencial y apoyo a la cotización de valores nacionales en mercados extranjeros.

El Banco de México cubre riesgos bancarios a empresas privadas que se endeuden en moneda extranjera. Se cancela el requisito de permiso a importaciones de países miembros de ALALC y se otorgan reducciones tributarias ad valorem.

Todo eso, y más se obsequió a los grandes hombres de negocios en México, cuando estaba abierta la oscura caverna del populismo.

Los nuevos populistas de derechas le tienen miedo al pasado. Pero están en él. Y, por lo que se ve, lo disfrutan con mexicana alegría. Es cuanto.

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