Voces del Periodista Diario

Con la pandemia, la carga hace andar el burro

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Después de tantas fallidas iniciativas de “revoluciones” o reformas educativas, se nos antoja que el 24 de agosto marcará la fecha en que un nuevo modelo de enseñanza cruzará la prueba del ensayo y el error, tanto en programas didácticos como en la aplicación productiva de la nueva tecnología digital. En el horizonte está la formación de capital humano para el desarrollo.

Con independencia de la reorientación de las asignaciones presupuestales de 2020 para el sistema de Educación Pública en sus niveles básicos -prescolar, primaria, secundaria y bachillerato-, lo que veremos al largo plazo, más allá de la pandemia, es si el proceso culmina o no con éxito en el salto a las carreras profesionales, desde las licenciaturas a los posgrados. Tal es el sentido que se espera del experimento, en el marco de una crisis que llegó para quedarse.

El desafío es aún más descomunal que el de los impactos socioeconómicos  y sicológicos de la propia pandemia, y comprometerá no sólo el esfuerzo de más de dos millones de docentes en los ciclos mencionados, sino de la voluntad responsable de más de 32 millones de jefes de otros tantos hogares mexicanos.

En disponibilidad de Internet no alcanzan hogares de bajos ingresos

Si fuera necesario recordarlo, el proyecto que se echa a andar en toda su integralidad el 24 de agosto, después de seis meses de confinamiento familiar, depende del uso extensivo y exhaustivo de los recursos digitales: Más de 58 por ciento de los hogares disponen de Internet.

¿Hay capacitación bastante de los impartidores de la enseñanza, conforme lo dicta la emergencia nacional? Se puede dar por descontado este punto, con sus bemoles advertidos por los expertos en pedagogía.

No olvidar, sin embargo, la incesante conflictividad de las facciones magisteriales en la pugna por el control sindical de los trabajadores de la educación, según lo vimos apenas la semana pasada en la Ciudad de México.

El otro requerimiento es aún más grave: El cuidado de los padres de familia en el hasta ahora libre acceso de niños, adolescentes y jóvenes a los ingenios cibernéticos, tanto en los modelos caseros de ordenadores de palabras, como en los de la telefonía celular, cuyos usos para fines constructivos deja mucho a deber.

Está enseguida la carencia de esas herramientas en los hogares de más bajos ingresos.

Más de 30 millones de alumnos “vuelen” a clases

Con base en convenios de la Secretaría de Educación Púbica con las empresas concesionarias de medios electrónicos, el próximo lunes iniciarán ciclo escolar a distancia más 30 millones de niños, adolescentes y jóvenes.

En números redondos, casi cinco millones, en preescolar; 13 millones, en primaria; más de seis millones en secundaria y más de cinco millones en bachillerato. En el programa se incluyen el sistema público y el privado. Por supuesto, le siguen los de nivel profesional, rango en el que las universidades públicas están mejor dotadas de instrumental y personal capacitado.

Hasta el nivel bachillerato, está la obligatoriedad que corresponde al Estado en materia de educación. Es el mejor plus. Veremos cómo responden las instituciones privadas.

En un gesto de colaboración, el Instituto Nacional Electoral ha puesto a disposición del ensayo los tiempos que tocan a los partidos políticos, que entran en campañas electorales en las primeras semanas de 2021 y es de temerse que, con todo cachaza, sus dirigentes empiecen a rezongar.

Si se hunde la actual generación, se hunde México

No sabemos si, al servicio del nuevo modelo educacional, se piense en una reforma a la Ley de Telecomunicaciones para hacer duradera la cooperación de los corporativos concesionarios de medios electrónicos. Creemos que sería no sólo deseable, sino oportuno para saltar de la coyuntura a la estructura.

Estamos, pues, en un momento de destino, que es de turno de las nuevas generaciones. Si se hunde la actual generación, se hunde México. Es cuanto.

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