Voces del Periodista Diario

Conspiración, infestación viral y pandemia

MUNDO MILITAR

Por Héctor Chavarría

*Historia y guerra biológica

*Reacción conspiranoica

*Realidad y ficción

A causa del COVID 19 y la pandemia ocasionada por el virus, personas mal intencionadas como el expresidente Donald Trump, mal informadas como la mayoría o simplemente pen…tontas, han divulgado historias de conspiración, actos de guerra y toda una serie de infundios, entre otros los de un tal López… Gatell —ese, no el otro López— y, su campaña contra las mascarillas antisépticas (mal llamadas cubrebocas), ficciones muy lejos de la literatura, la información y la ciencia.

Guerra “bacteriológica”

Los antecedentes de la guerra bacteriológica están consignados desde épocas en las que se desconocía a los causantes de las enfermedades, pero por simple observación se sabía que los cuerpos en descomposición eran contaminantes y, era una práctica común, el tratar de envenenar con estos las fuentes de agua de las ciudades sitiadas.

         Durante la edad media y aún antes, se bombardeaba a los sitiados con cadáveres de personas y animales descompuestos buscando que estos enfermaran a los defensores, en muchas ocasiones se lograba éxito con esta táctica empírica en el caso de sitios prolongados. Al contraer los sitiados una dolencia epidémica era inminente la caída de la ciudad o fuerte, aunque hubo ocasiones en las que los sitiadores también fueron víctimas de su propia “arma  biológica”, fue como darse un balazo en el pie por desconocimiento del arma.

         Al tratarse de algo más vasto, que una epidemia localizada podía pasarse a una pandemia y muchas veces esta era causada por accidentes biológicos, como en el caso actual a causa de la mutación de un virus; en otras ocasiones fue un asunto de ignorancia, superstición, suciedad y diversos factores, como ocurrió con la peste negra, propagada en Europa por las ratas llegadas de Asia en barcos, el asesinato en masa de “diabólicos” gatos y, la ignorancia difundida por la religión que condenaba la higiene como una causa de “pecado” de vanidad.

Accidentes

Otras veces se ha tratado de un mero accidente, como la epidemia de viruela que aquejó a los mexica en Tenochtitlán durante 1521, la cual debilitó a los defensores y, precipitó la caída inevitable de la ciudad —incidentalmente y con una pandemia encima, cumplimos 500 años de aquella epidemia de viruela. Pero se reitera; fue un accidente, no un ataque intencional, los europeos desconocían lo que era la viruela, tanto como los mexica, pero habían desarrollado una cierta resistencia que los sitiados no tenían.

         Accidente a medias fue la pandemia de la gripe española (que no se originó en España sino en las trincheras de la Primera Guerra Mundial), causó innumerables muertes en una época sin antibióticos de amplio espectro. Fue llamada “española” pues fue desde este país que se difundió la noticia de la epidemia y le valió el mote infamante a la nación ibera.

         Se sabe que durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales los alemanes habían hecho experimentos seudo científicos con virus y bacterias, Durante la segunda, éstos con prisioneros de los campos de concentración… igualmente poseían un vasto arsenal de gases venenosos, pero nunca los usaron se dice, a causa de que muchos militares alemanes habían padecido los efectos de los gases y, el mismo Hitler había sido víctima del gas “mostaza”, que según algunos, estuvo a punto de dejarlo ciego, se especula que él mismo prohibió el uso de la guerra química. Aunque aquello, de ser cierto, no evitó el extenso uso del gas Zyklon B, de la IG Farben (y Bayer), desarrollado a partir de los trabajos del Premio Nobel de química, Fritz Haber… quien era de origen judío.

         No puede decirse lo mismo de los japoneses que mataron a miles de chinos con sus experimentos de guerra bacteriológica, la cual planeaban usar contra los EE.UU. en su campaña de globos bombarderos no tripulados, al final de la guerra. Los estadunidenses, mientras juzgaban a los criminales nazis, perdonaron a los japoneses de los estudios bacteriológicos y, les dieron asilo, al parecer con vistas a usar sus conocimientos en el posible enfrentamiento con la URSS. Mientras los culpables nazis colgaron de cuerdas; los miles de crímenes de los nipones, quedaron impunes.

Y, ya que se habla de historia y, de las pandemias, éstas han sido tratadas muchas veces por la literatura de ficción, como accidente o como producto deliberado de la guerra o la conspiración.

¿Pura ficción?

Tom Clancy fue un vendedor de seguros metido a escritor quién saltó a la fama con su novela La caza del Octubre Rojo, tan bien escrita y documentada que se volvió libro de texto optativo, en la academia naval de Annapolis en EE.UU. poco después, la cinta basada en el libro convertido en Best Seller, fue todo un fenómeno de taquilla, con el añorado Sean Connery en el papel del capitán soviético que deserta a los EE.UU. y la presentación del analista de la CIA Jack Ryan, quien descubre el intento de deserción y ayuda como operativo a lograr el buen éxito.

         La guerra bacteriológica fue tratada por Clancy en por lo menos tres de sus trabajos, aunque la más reciente adaptación fue realizada luego de su fallecimiento, con base en sus personajes y dio origen a una serie para la TV, con el sencillo título Jack Ryan.

         Clancy, especialista en temas militares, terrorismo y espionaje escribió varias novelas en las que utilizó los diversos medios de la guerra química y biológica, hablaremos de dos de ellas.

         Órdenes Ejecutivas, (mismo título en inglés); muestra el intento terrorista musulmán de atacar a los EE.UU. con letales cepas de ébola mediante terroristas individuales con el componente de suicidio, repartiéndolas mediante aspersores portátiles.

El intento parece tener buen éxito al principio y se produce el contagio y, las primeras víctimas, pero la reacción médica estadunidense y del ahora presidente Jack Ryan (por su constante ascenso en tres novelas previas), aunque eso es otra historia…, logra controlarlo y, se ordena de inmediato una acción de represalia que elimina a los autores intelectuales de la conspiración y atentados, mediante una “operación quirúrgica”, llevada a cabo por los agentes de la CIA, Clark y Chávez.

Operación Arco Iris, (Rainbow-Six); en una trama mucho más complicada Clancy mezcla la creación de un equipo militar internacional, bajo las órdenes de los agentes de la CIA, Clark y Chávez, con una conjura internacional de “veganos”, industriales y científicos despistados, bajo la guía y patrocinio de un mil millonario, que busca “proteger” al planeta de lo que él llama, “el virus humano”, aniquilando a la especie casi completa mediante un letal virus llamado Shiva, una mezcla de ébola y otras linduras letales, indetectable, muy contagioso y letal por necesidad.

A diferencia de la novela Órdenes Ejecutivas el ataque no es sólo contra el pueblo de los EE.UU. sino contra toda la humanidad, pues el orate director del proyecto de aniquilación, dueño de enormes fábricas de vacunas, pretende extender la pandemia, esparcida en unos juegos olímpicos mediante la aplicación de una “vacuna” que contiene virus vivos, en vez de una simple muestra genética, la cual permitiría al sistema inmune desarrollar defensas con anticuerpos.

Es en este punto donde los conspiranoicos que hayan leído la novela pueden establecer “similitudes” con la actual pandemia, sin distinguir la realidad de la ficción (a Clancy se le llamó “inspirador” del ataque a las Torres Gemelas, a causa de su novela Deuda de Honor, en la cual imaginaba un ataque Jibaku contra el capitolio gringo, usando un avión Boeing 747, lo cual lleva al apenas nombrado vicepresidente Jack Ryan, a convertirse en presidente), la verdad es que la auténtica ficción literaria ha hecho uso de temores, situaciones políticas y avances científicos, para advertir de peligros reales o ficticios, con resultados muy variados.

Y, siguiendo con lo producido por este autor:

Jack Ryan, (Serie Netflix, primera temporada); una serie para TV inspirada en los personajes de Clancy; es un replanteamiento de los inicios de Ryan como agente de campo, a partir de ser un analista financiero en la CIA, aquí no se trata de un ataque pandémico, sino de una agresión directa al presidente de los EE.UU. mediante ataque biológico de islamistas, es una trama complicada hablada en árabe e inglés, con un tratamiento muy ágil y entretenido y, con un adecuado manejo del suspenso. Muy recomendable para los adeptos a los temas de espionaje, que no tengan prejuicios contra las ficciones gringas y, quieran pasarse un buen rato.

 

En la cienciaficción (cf)

Como es de esperarse la literatura vanguardista del siglo XX, no podía quedarse sin decir algo acerca de las pandemias, con verdaderas visiones catastrofistas, muchas de ellas relacionadas con la guerra.

Las novelas tratadas a continuación, son visiones clásicas de los años 40, 50 y 60, del siglo XX.

La Tierra permanece (Earth Abides, George Stewart, 1949); ha sido considerada como la primera novela sociocultural de la cf y, es considerada, una obra maestra del género.

En el mundo se desata una pandemia que acaba con el 90% de la población. Uno de los pocos sobrevivientes, un geógrafo y ratón de biblioteca, se ve enfrentado a la situación y en la necesidad de sobrevivir, la primera parte de la novela trata de sus esfuerzos en la búsqueda de cómo vivir en esa realidad y en la búsqueda de otros sobrevivientes.

La segunda parte es sobre la creación de una nueva sociedad y cómo evitar que esta caiga en lo primitivo, es la parte más agridulce de la novela pues el creador del núcleo de sobrevivientes ve frustrados sus esfuerzos.

La tercera parte y conclusión es la aceptación de “el último americano”, de la sociedad resultante; primitiva, pero mucho más acorde con la naturaleza y en armonía con esta. La Tierra permanece, es un canto, a ratos poético de la muerte, el renacer de la vida y, como sería la nueva realidad surgida del desastre.

Soy leyenda (I’m Legend, Richard Matheson, 1954); es una obra maestra del cross over de cf y horror.

Una pandemia desconocida acaba con la vida de la humanidad, dejando a un único sobreviviente que vive encerrado en su casa, saliendo únicamente durante el día y odiando los días nublados que le impiden conocer bien el atardecer, tiene puertas y ventanas tapiadas y todo el conjunto es como una fortaleza pues al ponerse el sol, salen de sus escondrijos ellos y van a buscarlo.

Las personas muertas han resucitado y son vampiros. El único humano pasa las noches oyendo música, bebiendo hasta emborracharse y leyendo libros de medicina en busca de una respuesta para lo que ha ocurrido.

Parte de su tiempo, cuando no está reparando los daños en su casa, lo emplea en fabricar estacas, que carga junto con un martillo cuando sale durante el día a buscar a los vampiros. Finalmente descubre de fea manera que los humanos han descubierto una cura parcial a la enfermedad y han reconstruido en parte la civilización… son vampiros pero con medicamentos incluso pueden salir durante el día y Neville, el último hombre, ha matado a muchos de ellos sin saberlo. Para los vampiros él es una amenaza, un asesino y debe ser eliminado.

Cuando finalmente lo capturan deciden ejecutarlo y Neville, antes de suicidarse, comparte un último pensamiento; “soy leyenda”. Se han hecho tres filmes basados en la novela, el de 1963, El último hombre en la Tierra, con Vincent Price, es el más cercano a la novela, el siguiente, de los 70, El hombre Omega, con Charlton Heston, ya no respeta casi nada la trama original y convierte a Neville en militar, y a los vampiros en una especie de secta. Por su parte el filme más reciente Soy leyenda, con Will Smith, termina de acabar lo poco que queda del libro, empezando por convertir a Neville en un médico militar afroamericano y, de los vampiros originales, solo queda la aversión a la luz, el film tiene un final alternativo en el cual Neville se salva y parte junto con una mujer y su hijo en busca de otros sobrevivientes.

El día de los trífidos (The Day of the Triffids, John Wyndham, 1960); aunque no se trata de una pandemia producida por un virus, es un incidente militar fuera de control que deja ciega a la mayor parte de la humanidad y, a merced de unas plantas carnívoras, cultivadas con anterioridad para usar los finos aceites que producen. Los sobrevivientes de la ceguera (la acción de la novela se desarrolla en Inglaterra), tienen que enfrentarse a los trífidos a la vez que tratan de salvar a la mayor cantidad posible de ciegos. En una lucha sin esperanza, terminan por crear asentamientos en islas en las cuales aniquilan a los trífidos, en espera de reconquistar el mundo algún día.

Se hizo una película de la novela, en la cual, como suele ocurrir, se cambiaron personajes y situaciones, también se realizó una mini serie, la cual casi nada tiene que ver con el trabajo original.

Para los conspiranoicos

Como muchas veces se ha dicho, los conspiranoicos carecen de capacidad para distinguir lo real de lo ficticio, es una especie de paranoia combinada con esquizofrenia, y en esta descontrolada enfermedad mental, viven viendo conspiraciones en todas partes. Podrían ser cómicos de no ser porque difunden la desinformación y la ignorancia… Son profetas de la catástrofe, de esos que como los creyentes, predicen un día sí y al otro también, el fin del mundo.

         No son una secta milenarista, pero lo parecen…

 

                                                                                                                                              (*)

 

Escritor y periodista, Premio Nacional de Periodismo, Premio Nacional e Internacional de Literatura, experto en temas militares, académico de folclor y tradiciones de la SMG, instructor de supervivencia, ovnílogo escéptico, autor de 18 diversos libros, manuales, libro-reportaje, novelas y colecciones de relatos, publicados por editoriales, ninguno de ellos edición propia.

 

RECUADRO

Nuke; una posibilidad aterradora, en la ficción y la realidad:

Contaminación nuclear

The Sum of All Fears (titulada en español como La suma de todos los miedos y, como Pánico nuclear) es una película del año 2002, dirigida por Phil Alden Robinson, basada en el libro del mismo nombre escrito por Tom Clancy. La cinta está protagonizada por Ben Affleck en el papel del agente de la CIA Jack Ryan y Morgan Freeman como su superior, William Cabot.

La trama de ficción va de la siguiente manera; durante la guerra del Yom Kippur en 1973, un avión israelí A-4 cargado con una bomba nuclear táctica es derribado en Oriente Medio, los restos quedan regados en el desierto y pronto son cubiertos por la arena que borra todo rastro. En 2002, la bomba es encontrada casualmente por unos beduinos, que ignorando lo que es la venden por unos cientos de dólares a un traficante de armas llamado Olson, quien a su vez la vende a un neonazi austríaco llamado Richard Dressler por 50 millones de dólares en el mercado negro.

Dressler ha creado un plan aterrador; hacer lo necesario para enfrentar a las potencias nucleares, Rusia y EE.UU. en una guerra devastadora… él está convencido que Hitler fue un tonto al atacar a la URSS, lo mejor es hacer que los enemigos se destruyan mutuamente y luego cosechar los despojos.

La pieza clave para iniciar tal confrontación es un artefacto nuclear construido subrepticiamente con los restos de aquella bomba táctica perdida por los israelís durante la guerra. Se trata de un artefacto pequeño y sencillo, pero muy capaz de cumplir con el objetivo propuesto. Con la minuciosidad que le caracterizaba Tom Clancy explica paso a paso el desarrollo del plan; la bomba estalla en un estadio de Baltimore y el presidente gringo se salva por un pelo, gracias a la advertencia de Ryan, la represalia estadunidense pone a Rusia y EE.UU. al borde de la guerra. Nuevamente la intervención de Ryan salva el día y la catástrofe es evitada… luego de un tiempo los presidentes firman un tratado de paz, mientras los agentes de ambas naciones, eliminan a los culpables del asunto.

Comentarios, aplausos o mentadas, en castellano, maya o alemán: ekthor1950@yahoo.com.mx    

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