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Costo de la corrupción en México: Un billón de pesos

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Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George 

A decir verdad, la metodología y la logística de la reciente XXII Asamblea Nacional del PRI para presentar al tricolor como el seguro vencedor en la contienda por la sucesión presidencial de 2018, dejaron mucho a deber orgánica y operativamente.

Ni siquiera se definió el esquema para la selección de candidato presidencial, proceso que se endosó a uno de los órganos cupulares del comité ejecutivo nacional, que dio al traste con algunas demandas de que esa decisión pasara por la consulta a las bases. Será, la nominación de candidato, una operación de cuadros que, por añadidura, carecen de autonomía.

Por centrar el propósito de la agenda en rendir culto a la personalidad del “líder indisputable” de ese partido, todo se agotó en la euforia declamatoria y no se pronunció el mea culpa por la pérdida de gobiernos en más de la mitad de las entidades de la República (seis en lo que va del sexenio), cuyo balance está marcado por la baja de casi cinco millones de votos en el registro electoral del PRI a partir de 2013.

Un erizado tema en el que la Asamblea omisa fue el de la corrupción, que se remitió a alegorías retóricas para advertir que la justicia partidaria será implacable contra aquellos militantes cuya aviesa conducta agravia a la sociedad y lesiona la imagen del partido.

Se hubiera esperado que los operadores de ese evento permitieran al menos un extrañamiento a los coordinadores de las bancadas en el Senado y la Cámara de Diputados, por sus tortuosas maniobras para aplazar la puesta en marcha del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), pero ni esa mínima concesión se hizo a los delegados a los que se obligó a aprobar los nuevos documentos básicos por aclamación.

Datos para ilustrar nuestro optimismo

No es, la de la corrupción, una cuestión de poca monta. Menos en estos días en que las piedras de escándalo retruenan sobre los tejados tricolores.

Ilustremos la ruta de esa peste, en cuyo “combate” México ha perdido, durante el periodo neoliberal, 91 puntos en la escala que organismos multinacionales y asociaciones civiles internacionales aplican a la medición de los resultados logrados por los gobiernos comprometidos a limpiar el espectro del Estado.

El primer reporte sobre la percepción de la corrupción pública se dio a conocer en México durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Entonces, el ensayo se hizo sobre 41 países. México ocupó el sitio 32, a apenas nueve del último país evaluado.

Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, la muestra alcanza a 172 países; México está colocado en el 123 en eso de “mejorar” su normatividad administrativa y “ejecutar” acciones sancionatorias y correctivas contra los servidores públicos uñas largas.

La corrupción es la marca de la casa nacional, con independencia de quién esté en Los Pinos. Ernesto Zedillo le dejó a Vicente Fox la calificación negativa en la posición 59 entre 90 países. Fox se la dejó a Felipe Calderón en el lugar 70 entre 163, y éste se la dejó a Peña Nieto en 105 entre 174. El mexiquense la bajó ya 18 escalones.

Con los resultados de la investigación sobre la corrupción en 2015, se calculó el costo mexicano en 906 mil millones de pesos. Para principios de 2017, el costo se estimaba en más de un billón de pesos.

Las dependencias alcahuetas

Peña Nieto le dio oxígeno al cadáver de la Secretaría de la Función Pública; está pasa ya por su segundo titular en el sexenio. En la Procuraduría General de la República despacha el tercer responsable sexenal de su titularidad.

Se cita la segunda dependencia, habida cuenta que ha recibido de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados un buen racimo de expedientes que documentan contablemente los desvíos del gasto público federal y federalizado, rastreados en diversas formas de transgresión; desde transferencias de recursos  a empresas contratistas inexistentes, hasta el pago de facturas apócrifas, etcétera.

Al actual mandato presidencial priista le restan sólo 15 meses y 15 días. ¿Quién, con la mejor fe, puede esperar que en ese lapso se haga lo que no se ha hecho en 56 meses? Si hubiera voluntad…

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