Voces del Periodista Diario

Covid-19: El culto a la Santa Muerte

Sinfonía Telúrica

Por Abraham García Ibarra

Si alguien, por mera curiosidad sociológica, se asomara en estos días a algunos cementerios de la Ciudad de México, se alarmaría al ver algunos servicios funerales -aun de fallecidos por Covid-19– acompañados de sones de mariachi, las estridencias de una banda y hasta de conjuntos juveniles raperos. Son los usos y costumbres de nuestra idiosincrasia.

Otra cosa es el culto a la Santa Muerte que se practica en los medios de comunicación, particularmente en los medios electrónicos. ¿Por qué no, la celebración de la vida?

Al corte de ayer, el reporte informa que por la pandemia han muerto ya, para ponerlo en números redondos cuestionados por algunos estadígrafos que hacen periodismo, unas 20 mil personas.

Conforme a estadísticas y proyecciones del Consejo Nacional de Población, en 2019 habrían nacido unos dos millones de nuevos mexicanitos, dato que seguramente confirmarán los Censos de Población y Vivienda 2020, interrumpidos por la declaración de emergencia nacional.

Si Pitágoras no se equivoca, vis a vis esas cifras nos dan como resultado 1 por ciento en la relación de víctimas de la pandemia contra el número de  nuevos alumbramientos.

La acotación obligada: De acuerdo con la autoridad sanitaria, las muertes por el coronavirus tienen como antecedentes historias clínicas de pacientes tratados por diabetes, algunas variedades de cáncer y enfermedades cardiovasculares.

Si la leche materna es poca, ¿al niño le toca?

Apuntes en nuestra libreta de reportero nos remiten a la década de los setenta. Según investigaciones de medios de comunicación de los Estados Unidos, las industrias de alimentos procesados y medicinas sintéticas domésticas usaban como conejillo de Indias a poblaciones centroamericanas y africanas para experimentar nuevos productos y artículos de consumo ordinario, expresamente prohibidos por la reguladora Agencia de Alimentos y Medicamentos.

Volvemos al párrafo anterior: La vulnerabilidad al coronavirus en pacientes tratados en México por las causas ya listadas. Arrancando la década de los ochenta, la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió uno de los primeros códigos internacionales para la Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna.

La Organización de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) divulgó profusamente aquel código que tiene como sujetos obligados a los Estados parte de la ONU.

Por falta de educación, la pobreza y la injusticia social

En la exposición de motivos de aquel documento, se afirma el derecho de todo niño y toda mujer embarazada y lactante a una alimentación adecuada como medio de lograr y conservar la salud; se reconoce que la nutrición del lactante es tan sólo un aspecto más amplio planteado por la falta de educación, la pobreza y la injusticia social y se considera que la lactancia natural es un medio inigualado de proporcionar el alimento ideal para el sano crecimiento y desarrollo de los lactantes, por las propiedades antinfecciosas de la leche materna… Siguen las prescripciones.

Hace unas semanas, nuevamente la OMS, en el contexto de la pandemia, puso en agenda de los Estados nacionales el código sobre la comercialización de sucedáneos de la leche materna.

De 1981 a 2020, ¿cuánta agua sucia ha corrido bajo los puentes del neoliberalismo?

Comida chatarra nos merece Premio Nobel de Obesidad

Mucha mugre. Mucha: El monopolio de las leches en polvo, de los alimentos ultraprocesados, de las bebidas azucaradas; todo lo que ahora se conoce como comida chatarra, ha tomado las plazas metropolitanas y los suburbios, hasta invadir las comunidades más remotas del territorio nacional desde los planteles de preprimaria y de educación básica y secundaria obligatoria.

¡Qué mercado!: 26 millones de seres indefensos y futuras víctimas de epidemias y pandemias sin solución de continuidad. Más los dos millones que se acumulan cada año.

Los corporativos privados que se dedican a ese mortífero negocio ocupan los primeros sitios en el rating del mercado bursátil y las trasnacionales nos han dado el Nobel de la niñez más obesa del mundo y la diabetes, que agotan las defensas contra toda nueva epidemia y las que están por venir.

En el marco de la “fatiga informativa” (pura parlocracia) no encontramos qué lugar ocupa esa asignatura en la Nueva normalidad. Es cuanto.

Articulos relacionados

Sin complicidades

Redacción Voces del Periodista

Las arengas, mitos extravagantes:

“¡UN DÍA A LA VEZ!”

Voces Diario