* Teatro del absurdo.
* Las “buenas razones” del aplaudir.
* Desnudez de oportunidades.
Por Celeste Sáenz de Miera
Queridos amigos, vivimos en un teatro del absurdo. Absurdo que determina e impone reglas. Tras bambalinas, se prepara el espectáculo del terror. Nos sudan las manos y el instinto nos incita a salir corriendo para mirar la luz del sentido común, pero es el menos común de los sentidos.
Y empieza la función obligada: Se levanta el telón y aparecen personajes oscuros, iniciando con una larga letanía sobre las “buenas razones” para el incremento del deber y el pagar, del ver y el aplaudir, del callar y aceptar…. de lo negativo del pensar y lo prohibido del decir…. de lo vergonzoso de la verdad.
Con un fondo musical de sin razones, escenifican un mundo en donde los políticos incumplen, defraudan, mienten , pero eso NO es un crimen. En donde los grandes bancos te hacen cobros indebidos, pero eso NO es un crimen. En donde diputados y senadores legalizan injusticias que arrebatan derechos ciudadanos, ¡pero eso NO es un crimen!
En eso, aparece de pronto el antagonista principal: un ser desnudo de oportunidades, cuya invisibilidad desaparece, cuando el delito principal es el que comete: no tener para pagar por su salud, por su futuro, por su vida … y es entonces, queridos amigos, cuando descubrimos el móvil y nombre de la trama: ¡CRIMINALIZACIÓN DE LA POBREZA!