Voces del Periodista Diario

De eso se trata, doctor Gertz: De infundir pánico

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

A bote pronto, el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero se refirió el estallido de dos libros bomba en el recinto en el Senado como un acto, no para hacer daño, sino para provocar escándalo.

Ese es el punto: Acciones de esa naturaleza, con independencia de los daños físicos y humanos, tienen como fin desencadenar la sicosis colectiva. Dicho en términos estrictos: El terror social y, como extensión, la estupefacción y el pasmo político.

Si estamos hablando de terrorismo, aun en su expresión limitada como es el caso de esta semana, caemos ya en el ámbito de la Seguridad Nacional.

¿Para qué diablos sirve la tecnología de punta?

Si se trata simplemente de seguridad a secas, resulta inexplicable que, en un clima crispado por la barbarie, el área correspondiente en el Senado no disponga de los dispositivos requeridos para detectar materiales que, activados, produzcan explosión.

En los aeropuertos y hasta en algunas terminales camioneras, ingenios electrónicos rudimentarios detectan elementos de riesgo y se decomisan hasta envases de lociones o estuches de cosméticos. Armas, desde luego.

Con la disposición de toda la moderna tecnología digital, ¿es admisible que aún no se diseñe una logística preventiva ni se tengan recursos para establecer origen y responsables intelectuales y materiales de esos actos? Se espía a periodistas, ¿Por qué no a los malosos?

Explosión en la Torre de Pemex y huachicol

Apliquemos la reversa con algunos expedientes: Al emprenderse recientemente el combate al huachicol, se comprobó que no pocas conflagraciones fueron intencionales y provocadas por artefactos de diversa factura.

Con frecuencia, en las rutas del Metro de la Ciudad de México los trenes son detenidos y los pasajeros desalojados por el mismo motivo: La presunta colocación de bombas en túneles o estaciones neurálgicas. No se informa finalmente de qué se trató.

Hace seis años se produjo una devastadora explosión en la Torre de Pemex en la Ciudad de México. Especialistas en el campo de la Inteligencia aventuraron que bien pudo tratarse de una bomba.

La verdad histórica concluyó que la acumulación de gases, calor y materias flamables fueron la causa del estallido.

Con no poca frecuencia, antes de despegar o en vuelo, aeronaves mexicanas son aislada por avisos de bomba. Así se trate de falsas alarmas, la intencionalidad de quienes hayan dado el aviso cumplió su objetivo.

El incendio de San Lázaro; atentados contra gobernador

Hacia 1988, en el Palacio Legislativo de San Lázaro, Seguridad interceptó a un individuo camuflado de fotógrafo. Se encontraron en su mochila dispositivos de explosivos platicos. No hubo consecuencia legal.

Diez meses después, el recinto parlamentario fue devorado por un incendio, atribuido en el peritaje la Procuraduría General de la República al apetito de los ratones que mordieron cables de conducción eléctrica.

Por aquellos meses, el gobernador de Sinaloa, Francisco Labastida Ochoa, era objeto de atentados mediante bombas colocadas en sus vehículos de uso oficial.

Se desestimaron las denuncias. Meses después, en el Parque Hundido de la Ciudad de México, fue asesinado el ex procurador de Justicia de Sinaloa durante la gestión de Labastida, Francisco Rodolfo Álvarez Farber.

Primero de mayo en el Zócalo capitalino

Un Primero de Mayo del sexenio de Miguel de la Madrid, presidiendo éste el Día del Trabajo, bombas incendiarias estallaron bajo el templete instalado en El Zócalo. Hubo por lo menos dos colaboradores del Presidente lesionados.

En la década anterior, edificios de la CTM y el PRI, y al menos de dos diarios metropolitanos, fueron objeto también de bombazos. Todavía en el sexenio de Ernesto Zedillo, en los estacionamientos de complejos comerciales de la Ciudad de México se registraron casos similares.

La Secretaría de la Defensa Nacional estaría en mejor condición de informar de incautaciones de dinamita, transportada por malandrines no precisamente para facilitar la extracción de petróleo.

No hagamos terrorismo de Estado, pero investíguese e infórmese con veracidad a la opinión pública del resultado de las investigaciones, si es que se hacen en serio. Es cuanto.

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