Voces del Periodista Diario

¿De qué se ríe, señor senador?

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

¡Otra vez!, como en agosto de 2016, el peñismo y su comandante supremo tendieron alfombra roja y le prestaron las matracas a Donald Trump; ahora, para que gane las elecciones legislativas del primer martes de noviembre.

Hay algo de sadomasoquismo en esa actitud. Instalado en el Salón Oval de la Casa Blanca, el primate anaranjado -después del arreglo que impuso a México en agosto pasado en materia de comercio- no ha quitado el dedo de la llaga: ¡Pero el muro va!, que conste.

Las prisas por excluir a Canadá del primer arreglo parcial, y una vez rendido Justin Tradeau, tienen otra proyección: Ahora, la urgencia es por la firma del instrumento, en la que vaya la rúbrica de Enrique Peña Nieto, antes de que cierre noviembre.

El límite seria el 30, un día antes de que la banda presidencial mexicana cambie de pecho, y días antes de las elecciones legislativas en los Estados Unidos.

Una camisa de fuerza a la medida de López Obrador

¿Qué gato encerrado hay en esa precipitación? Por lo que se sabe, el acuerdo Estados Unidos-México-Canadá sería revisable cada seis años. Si eventualmente se firma el 29 de noviembre, la primera revisión sería el 30 de noviembre de 2024. En todo su sexenio, Andrés Manuel López Obrador estará paralizado por esa camisa de fuerza.

El pasado domingo, día en que la mayoría de las cadenas de televisión y radio suspende sus emisiones de noticias y análisis, ganó las pantallas abiertas el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado -instancia a la que corresponde sancionar asuntos de Política Exterior-, Ricardo Monreal.

El zacatecano, de galopante tránsito de un partido a otro, se retrató sonriente con el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, quien le entregó una carpeta cuyo contenido, se dijo, era el texto del arreglo bilateral. Faltaban horas para que Trudeau capitulara.

En ese momento, ni los representantes de los hombres de negocios que estuvieron en el “cuarto de junto” durante dos años de negociaciones del TLCAN, conocían la versión de lo acordado por el gringo y el canadiense. ¿Quién tiene una versión “final”?

Las trasnacionales petroleras bajo protector paraguas

Por lo pronto, a propósito del primer TLC  -del que no se supo a ciencia cierta si era un tratado a un mero acuerdo (según dudas en El Capitolio estadunidense)- no se conocieron algunos secretos.

Verbigracia: Al tiempo se supo que en aquel texto se metió de contrabando una cláusula aceptada por Carlos Salinas de Gortari, por la que se incluyó la cuestión de los hidrocarburos mexicanos.

Ya para 1995, Ernesto Zedillo embargaba la factura petrolera en garantía de pago del salvataje promovido por Bill Clinton después del maquinado error de diciembre de 1994.

Ahora, según divulgan medios impresos norteamericanos, en el nuevo acuerdo USMCA existe un concepto que, en español, se conoce como resolución administrativa inversionistas-Estado.

¿Qué diablos significa eso? Significa que las trasnacionales del petróleo cabildearon para que las concesiones y los contratos otorgados por el gobierno de Peña Nieto, no sean expuestos a nueva regulaciones. Un corsé de acero.

En firme, México como muro de contención migratoria

Otros que saben algo de las “finezas” diplomáticas (a las que Trump es arrogantemente ajeno), plantean un punto de grado mayor: El asunto denominado Tercer país seguro. Éste sería México y su compromiso -ya activo por lo demás- consistiría en erigirse en muro contra la migración centroamericana, para evitar su tránsito hacia los Estados Unidos.

Si todo lo anterior no aparece en las letras chiquitas del acuerdo USMCA, hay evidencias que algunos agudos observadores las han leído en las letras grandes.

Es posible que otras cosas se descubran de aquí al 30 de noviembre, plazo suficiente para que buenos y honestos traductores del inglés al español se las esclarezcan a los senadores que, conforme el artículo 76 de la Constitución, tienen la facultad exclusiva de aprobar los tratados internacionales y convenciones diplomáticas que el Ejecutivo federal suscriba.

Y una facultad más, no precisamente accesoria: Así como aprobar la decisión del Ejecutivo de terminar, denunciar, suscribir, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas de aquellos instrumentos.

Estaca tamaño Drácula sobre el pecho de México

Correrá todavía mucha saliva bajo los puentes antes del 1 de diciembre. Por lo pronto, no vemos la razón para que los senadores se rían al recibir al salinista secretario de Economía, Edilberto Guajardo, o al aprendiz “de diplomático”, Luis Videgaray.

Lo que vemos por hoy, es que sobre el pecho de México quedó clavada una estaca tamaño Drácula, el legendario chupasangre que, después de cada final cinematográfico, resucita para seguir saciando su apetito con fluido de seres inocentes. Es cuanto.

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