Voces del Periodista Diario

Democracia amenazada por la anarquía

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

La divisa del liberalismo es dejar hacer, dejar pasar.

La fase superior del liberalismo es el neoliberalismo, cuya gestación empezó a palpitar a mitad del siglo XX en que una selección de conspicuos pensadores fue convocada en Europa para analizar el futuro de la democracia.

El arrebato de algunos publicistas estadunidenses los llevó a proclamar el fin de las ideologías. Corifeos mexicanos postularon a su vez la metapolítica.

Aquella cita comentada se concertó 10 años después de concluida la Segunda Guerra Mundial en que, vencidos los totalitarismos de un signo, tomaron su sitio nuevos totalitarismos de otro signo; algunos, sin embargo, bajo el antifaz de la democracia.

En el centro de la agenda de aquellos los gurús estuvo el debate sobre la función del Estado frente a la empresa privada; dicho con más propiedad, frente al libre mercado.

Una nueva institución: El individualismo salvaje

Decantada la idea con que iniciamos estas notas al paso de siete siglos, el liberalismo sentó sus reales con la marca de la casa: Libertad económica y su motor: El individualismo salvaje.

El macizo teórico de dicho proceso –contrario a la lucha de clases–  fue generar el sistema político que garantizara la irreversibilidad del modelo capitalista, cuestionado a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, incluso en la Doctrina Social de la Iglesia católica, por razones obvias: La supremacía del Estado sobre el clero en los asuntos públicos.

La jornada europea aludida fue pila bautismal de los ya conocidos como padres del neoliberalismo, cuyos parteros fueron el Reino Unido y los Estados Unidos.

El Estado mexicano, puesto a remolque de un proyecto extralógico

Tardíamente, México fue insertado unilateral y compulsivamente en esa vertiente, cuya misión fue desplazar al Estado de la rectoría de la economía; iniciativa extralógica -dado el régimen revolucionario aún vigente, con economía mixta-, en la que se privilegiaron exóticas supersticiones sobre una estrategia orgánica unitaria y de largo alcance.

El ciclo vital del neoliberalismo mexicano fue puesto en cuestión en julio 2018 con el triunfo electoral de una corriente etiquetada como antisistema, con el apellido de izquierda.

El monstruo de la anarquía perturba la paz pública

Desvertebrado el sistema de partidos, eje de operación de la democracia contratada, algunas fuerzas políticas y económicas han visto desquiciadas sus representaciones de negociación con el Estado. Es el caldo de cultivo de la anarquía que hoy arrastra a la sociedad mexicana.

¿Sirve el caos al nuevo poder del Estado?  ¿Agentes del gobierno creen que en ese clima de subversión la nave de la cuarta transformación puede remontar el proceloso oleaje? El tiempo lo dirá. Por lo pronto, se profundiza la inquietud social y la desconfianza vuelve por sus fueros. Grave asunto.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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