Voces del Periodista Diario

El discurso sin método

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

En el universo académico mexicano encontramos un contrapunto, que en algunos casos deviene contrasentido.

Hemos observado alguna percepción, no un proyecto, que habla de voces que pretenderían cancelar los estudios de Filosofía en la UNAM. No abundaremos en inanes argumentos.

Recientemente, mejor documentada, hallamos la iniciativa en la Universidad Iberoamericana (UIA) que propone orientar las licenciaturas a la investigación de las Ciencias. Subrayamos dos calidades: Pertinencia e incidencia social. Entendemos el segundo objetivo como la intención de insertar al estudiante en el mundo real.

Diremos de paso, que egresados de la UIA tienen un papel influyente en el actual gobierno de la República. Obviamente, de pasadas generaciones.

Ahora bien, es cosa sabida que en algunas universidades privadas en México, las de patrocinio clerical principalmente, se pone en acento en la Escolástica.

Otros centros de estudios superiores, la Universidad del Claustro de Sor Juana, por citar uno de ellos, tienen en oferta la carrera en Filosofía.

La segunda acotación es para señalar que, a fin de poner a caballo el neoliberalismo, la tecnocracia en el poder del Estado prefirió reclutar cuadros “de excelencia” titulados en las universidades privadas, tanto mexicana como extranjeras.

Los atroces saldos del experimento, que tomó a los mexicanos como conejillos de Indias, están a la vista; huelga profundizar en sus disolventes consecuencias.

Es la Filosofía el tema de hoy, y sólo acudimos a la referencia, un poco más que de alegoría, al  Discurso del método, del filósofo René Descartes.

Como divisa de esa propuesta filosófica, están la exigencia de administrar correctamente la razón propia y la búsqueda de la verdad en las ciencias. Dejar de lado las tentaciones metafísicas.

En el ejercicio del poder político en estos días, el discurso público no tiene más presupuesto que el spot. Según la ocasión en agenda, se hace de los spots una discrecional retacería con la que se intenta construir un mensaje a la comunidad gobernada. Sobre eso, tratar de convencerla.

Los monólogos son para hablar ante el espejo

Si la imagen pública de los tres Poderes de la Unión se encuentra en los suelos, lo obvio es que la Comunicación Política y la Comunicación Social se han vaciado de los contenidos que son su  razón de ser, si de acreditar eficacia se trata.

El resultado no podía ser otro: Si se carece de una retórica informada e informadora, si la dialéctica es ignorada, si hasta la sintaxis brilla por su ausencia; si se renuncia, en primer lugar, a la autocrítica, lo más visible a bote pronto es la falta de método. Sin método, sale sobrando hablar de discurso político; doctrinario, ni hablar.

Lo documentamos de esta manera: En los últimos meses, aún antes de que se convocara a la unidad nacional, el monólogo oficial se dirigía a la gente incitándola a unir sus mentes, sus corazones; hacer de cada energía personal una sola energía, casi cósmica, para lograr fines gubernamentales que la razón  política ha visto frustrados. Hasta parece que escuchamos a Alfredo Palacios.

A propósito de centros de estudios superiores, ya está escrito en los antiguos libros: Lo que Natura no da, Salamanca no lo obsequia. Lo suscribimos.

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