Voces del Periodista Diario

Donald Trump claudica y resurge la amenaza nuclear

Expedientes del poder

Por Jorge Santa Cruz

Donald Trump llegó a la Presidencia de los Estados Unidos con las promesas de hacer grande a su país, otra vez –dejando el papel de policía del mundo– y de liquidar al terrorismo islámico. Las dos, las incumplió. No resistió la presión de la supuesta trama rusa, ni la amenaza de destitución por falta de capacidad para gobernar, ni la del “impeachment”, o juicio de destitución.

Su claudicación fue gradual. Por ejemplo, el 16 de enero de 2017, cuatro días antes de asumir el poder, Trump dijo que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), era obsoleta. Casi cuatro meses después,  el 13 de abril de 2017, al recibir en la Casa Blanca al secretario general de la organización, Jens Stoltenberg, dijo que la alianza atlántica no era obsoleta.

La OTAN debió desaparecer cuando terminó la guerra fría, pero se mantuvo vigente por ser el brazo armado multinacional del Estado Profundo, el cual la utiliza en su labor depredadora, pues le es muy útil para sus planes de imponer un Gobierno Mundial.

En cuanto a su pretendida guerra contra el terrorismo islámico -que fue vista con esperanza por los sectores nacionalistas de Occidente- la mentira trumpiana comenzó a desvanecerse el 6 de abril del año pasado.

Ese día, fuerzas estadounidenses bombardearon la base aérea militar siria de Shayrat, con el pretexto de que se trataba de una represalia contra el presidente sirio, Bashar al Assad, por un ataque químico perpetrado dos días antes contra civiles, en el poblado de Khan Sheikhoun, de la privincia siria de Idlib, que estaba, en ese momento, en poder de los terroristas del Emirato Islámico.

Los mercenarios del EI fueron ayudados, de esta manera, por los misiles Tomahawk estadounidenses, aunque -a la postre- fueron doblegados por el Ejército sirio, con el apoyo de sus aliados ruso e iraní.

Ni Trump, ni los neoconservadores, ni sus “halcones”, presentaron pruebas que inmiscuyeran a Assad y al gobierno sirio. Pero la propaganda trumpiana comenzaba a supeditarse a la del Estado Profundo

Es digno de hacer notar la proximidad de fechas entre el ataque a Siria (6 de abril de 2017) y la reivindicación del ejército mundialista de la OTAN (13 de abril de 2017). Entre uno y otro suceso pasó, apenas, una semana.

Trump engañó a buena parte del mundo con su pretendido acercamiento con los líderes de las otras dos superpotencias, Vladmir Putin, de Rusia, y Xi Jinping, de China. (Recuérdese que Trump ordenó el bombardeo sobre Shayrat cuando recibía a Jinping, en Florida)

Hoy, el telón del engaño cayó completamente. El secretario de Defensa de los Estados Unidos, Jim Mattis, dijo que la seguridad nacional de su país es amenazada por… Rusia y China:

“Afrontamos amenazas crecientes de países revisionistas, tan diferentes como China y Rusia, naciones que aspiran a crear un mundo consecuente con sus modelos autoritarios, buscando una capacidad de veto frente a las decisiones económicas, diplomáticas y de seguridad de otras naciones”.

Mattis reconoció que el terrorismo preocupa a su nación: “Continuaremos con la campaña contra terroristas, pero la gran competencia de poder, no el terrorismo, es ahora el foco principal de la seguridad nacional de EE UU”. Aceptó, también, la preocupación que le generan Corea del Norte e Irán, pero focalizó la nueva prioridad de Washington en contener a Moscú y Pekín.

Al presentar la nueva doctrina militar del Pentágono, dijo que esta estrategia expandirá el espacio competitivo de los Estados Unidos y priorizará la preparación para guerras. La modernización del aparato de guerra de los Estados Unidos, según aceptó Mattis, contempla la “modernización de la fuerza nuclear”.

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