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EE.UU. reconoce el genocidio armenio

EE.UU. reconoce el genocidio armenio

Aplausos en América

Berrinches en Ankara

Por Lala Kevorian

 

La Cámara de Representantes de los Estados Unidos reconoció formalmente y por abrumadora mayoría el “genocidio armenio”.

Durante una votación que desató aplausos pero que inmediatamente disgustó a Turquía, en medio de tensiones entre Washington y Ankara.

La resolución, aprobada por 405 votos contra 11, llama a “conmemorar el genocidio armenio”, a “rechazar los intentos de asociar al gobierno estadunidense a la negación del genocidio armenio” y “a educar sobre esos hechos”.

FUE LA PRIMERA VEZ que se sometio una resolución sobre ese tema a una votación en sesión plenaria en una de las cámaras del Congreso en Washington. Para los negacionistas turcos el resultado fue devastador.

Enojo del “sultán”

Recep Tayyip Erdogan, el aspirante a sultán de un “resucitado” imperio turco ha negado de manera sistemática el genocidio del pueblo armenio cristiano y, como musulmán convencido, no se cansa de insultar a quienes no comparten su religión y, de acuerdo con las prescripciones islamistas insulta a las mujeres que no siguen las normas de vestido, que sólo tienen un hijo, que son profesionistas o intelectuales… Erdogan de inmediato presentó una queja contra EE.UU. rechazando una vez más el genocidio.

         Pero a pesar de lo que Erdogan diga, amén de sus enojos, una treintena de países y la mayoría de los historiadores reconocen la realidad del genocidio armenio.

Según las estimaciones, entre 1.2 millones y 1.5 millones de armenios murieron durante la Primera Guerra Mundial a manos de las tropas del Imperio otomano, entonces aliado de Alemania y del Imperio austrohúngaro.

Turquía, heredera política del Imperio otomano, rechaza el uso de la palabra “genocidio” y habla de masacres recíprocas en un contexto de guerra civil y de hambruna que causó cientos de miles de muertos entre los turcos y los armenios.

Por otra parte, el “sultán”, quien ha sido el principal promotor de la yihad islámica ha impuesto sanciones a la libre expresión y se ha constituido en el único que tiene derecho a hablar.

Es que, en Turquía, pronunciar algunas palabras significa estar cometiendo un crimen. A lo largo del tiempo ha habido asesinatos y exilios de intelectuales y periodistas, por el simple hecho de pronunciar o escribir la palabra genocidio.

Es un hecho comprobado que durante las deportaciones ordenadas por el gobierno otomano miles de armenios murieron en el desierto, otros miles fueron simplemente asesinados por los turcos mientras niños y mujeres eran violados y vendidos como esclavos (as), en la mayoría de las ocasiones en harenes o para esclavitud sexual en burdeles. Muchos otros fueron llevados a sitios especiales donde fueron eliminados.

Se calcula que existieron unos 26 campos de concentración para confinar a la población armenia (Dayr az-Zawr, Ra’s al-‘Ain, Bonzanti, Mamoura, Intili, Islahiye, Radjo, Katma, Karlik, Azaz, Akhterim, Mounboudji, Bab, Tefridje, Lale, Meskene, Sebil, Dipsi, Abouharar, Hamam, Sebka, Marat, Souvar, Hama, Homs y Kahdem), situados cerca de las fronteras con Siria e Irak. Según fuentes armenias algunos de ellos pudieron haber sido únicamente lugares de emplazamiento de fosas comunes y otros lugares de confinamiento, donde cientos morían de epidemias e inanición.

Trump y el genocidio

En abril de 2017, poco después de su llegada a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump definió la masacre de los armenios en 1915 como “una de las peores atrocidades de masa del siglo XX”, aunque evitó usar la palabra “genocidio”.

Ankara mostró entonces su disconformidad y criticó la “desinformación” del mandatario estadunidense. Antes de ser elegido en 2008, su predecesor, Barack Obama, se había comprometido a reconocer el genocidio, aunque no lo hizo durante sus dos mandatos en la presidencia.

La votación de la Cámara baja llega en un momento de tensas relaciones entre Estados Unidos y Turquía, aliados en la OTAN, que acaban de vivir unos nuevos encontronazos. El presidente Trump dejó vía libre a una ofensiva turca en Siria contra combatientes kurdos —aliados de Estados Unidos en la lucha contra el yihadismo—, al retirar las fuerzas estadunidenses del norte del país a principios de octubre. Pero, ante las críticas suscitadas por esa decisión en Estados Unidos, la administración Trump anunció medidas de castigo contra Turquía, antes de anularlas a raíz de un alto al fuego, negociado con Ankara.

 

Lala Kevorian

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