Voces del Periodista Diario

El sistema electoral que México necesita cambiar

Por Mouris Salloum George (*)

El intenso debate sobre la reforma electoral que ha tenido lugar en los últimos meses, está rebasado por la realidad del país. Prevalecen enfoques alejados de la democracia que México necesita. Por un lado, los adversarios del presidente Andrés Manuel López Obrador lo acusan de querer desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) o de buscar ajustarlo a sus conveniencias; y por el otro, los acusadores quieren dejarlo como está.

El caso es que en estos años, el sistema electoral ha exhibido sus limitaciones. Queda claro que los vicios y los intereses partidistas e ideológicos han acabado imponiendo sus visiones y formas de hacer política, así como de llegar al poder.

Sin embargo, la persistencia de anomalías en los procesos electorales es innegable. Los actores políticos matan el tiempo en un diálogo de sordos, en perjuicio del sistema y del país; en lugar de buscar el consenso para corregirlo.

Sin agotar la lista de irregularidades -algunas de las cuales están excluidas del debate-, cabe mencionarlas, por su incidencia y gravedad:

– Se ha venido normalizando la participación de capos de la mafia en la imposición violenta de candidatos.

– Las postulaciones a los cargos ahora parecen subastas, para ver quienes las “compran” -con cantidades millonarias- directamente o al aportar recursos a las campañas.

– El INE solo actúa de vigilante de palabra y a destiempo; aunque llega a sancionar e imponer multas a los infractores, luego el Tribunal Electoral las elimina.

– Existe un conflicto de interés entre el INE y los partidos, porque estos designan a los diputados, que autorizan el jugoso presupuesto al Instituto; y luego éste les transfiere a los partidos su financiamiento público; todo bajo una fórmula dispendiosa.

– Muchos candidatos aceptan las reglas del juego, pero las desconocen cuando pierden; impugnan y elevan los costos.

– El sistema permite a los dirigentes y funcionarios apoderarse de las candidaturas y los cargos; luego los transfieren a familiares directos o a quienes puedan comprarlos.

– Igualmente, las “candidaturas independientes” no han podido consolidarse, porque requieren importantes recursos.

– Se le ha criticado al sistema electoral sustentar una “democracia” muy onerosa, que cada año reclama miles de millones de pesos.

A todas luces, la supervivencia del actual sistema electoral es inconveniente. Enfrente solo hay tres opciones: seguir siendo parte de lo mismo; buscar el cambio o mantenerse ajeno.

Sobre cualquier decisión, está de por medio el futuro de la nación.

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