Voces del Periodista Diario

En juego, el destino del mundo

Expedientes del poder

Por Jorge Santa Cruz (*)

A estas alturas, está más que claro que Donald Trump representa a un poderoso grupo económico que es contrario al de los neoconservadores, cuyas cabezas visibles son el senador John McCain y la ex secretaria de Estado, Hillary Clinton.

La corriente nacionalista de Trump pretende arrebatar el imperio económico a los neoconservadores, en el marco de una lucha que podría llevarse años. Por ello, el magnate está en franca campaña para la reelección.

Trump y los suyos saben que perder la próxima elección presidencial les significará quedar expuestos a las represalias del Estado Profundo.

El acoso contra el magnate, metido a Presidente de Estados Unidos, es cada vez más fuerte. Lo investigan por la presunta ayuda electoral de Rusia y por varios escándalos sexuales. La probabilidad de un juicio de destitución (impeachment) es cada vez mayor.

Trump lo sabe y por eso, militarizó la frontera con México, inició una guerra comercial con China y… ordenó el ataque contra Siria.

Se trata, sin embargo, de maniobras muy peligrosas, que le pueden costar muy caro a su grupo y al mundo.

Con el ataque a Siria, Trump intentó calmar a los neoconservadores rusófobos. El bombardeo del pasado 14 de abril no tocó ni una sola instalación rusa en Siria. Pero fue una maniobra de guerra, como las que les gustan a los “halcones”. Acordémonos de que “el que juega con fuego…”. Un error, por mínimo que sea, o una traición, pueden incendiar al mundo.

Con el asunto del muro y la militarización de la frontera con México, trata de fortalecerse, luego de que el FBI allanara la oficina del abogado que le defiende de los escándalos sexuales.

Con los aranceles a China, busca el apoyo de la pequeña y mediana industria estadounidense.

Sus enemigos políticos y económicos, sin embargo, no lo dejarán en paz. Ellos -los poderosos del establishment– están furiosos porque terminó con el modelo unipolar. Con el bombardeo del 14 de abril pasado, lo que hizo fue formalizar el modelo tripolar. Ya no sólo manda Estados Unidos. Rusia y China tienen -también- sus respectivas áreas de influencia.

¿En qué parará todo esto? Las opciones más viables son:

1. Que Trump y compañía venzan al Estado Profundo y comiencen a desmantelar su complejo militar, industrial, financiero, económico y mediático. Esto, reduciría las tensiones con Rusia, aunque no del todo con China.

2. Que Trump sea eliminado de la escena, mediante un acto criminal, o a través de la destitución. Tal situación sería aprovechada por los neoconservadores para tratar de devastar a Siria y a Irán, con el fin rodear a Israel de una serie de estados árabes controlados desde Occidente, y para tratar de acorralar a Rusia y a China. Esto último podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial.

En conclusión: lo que pasa en la marmórea Washington tiene que ver, por supuesto, no sólo con el futuro de Donald Trump, sino con el futuro del mundo. Por ello, es necesario estar muy atentos.

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