Voces del Periodista Diario

En las entrañas del monstruo neoliberal

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

En política exterior que -hasta Perogrullo lo dice- debería ser espejo de la política interior, puesto que el diplomático batalla con otras idiosincrasias, requiere de la astucia del zorro y de la fuerza del león para, al menos, defenderse de los lobos. Maquiavelo dixit.

En la noche de los tiempos neoliberales se pierde el nombre del último canciller mexicano que tuvo aquellas dotes. Acaso haya sido Bernardo Sepúlveda Amor. En lo sucesivo, los secretarios de Relaciones Exteriores han actuado como verdaderos ratoncitos verdes.

Cambio de página: Desde el siglo XIX, los teóricos del comunismo sostenían que el proletariado, en tanto no acometa una revolución armada y opte por la vía electoral, estaría atento a que el gobierno de la burguesía exacerbe las contradicciones de clase, latentes en el capitalismo, para intentar la toma del poder.

En la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2016 en los Estados Unidos, algunos estudiosos mexicanos, esgrimiendo la idea anterior, creían que a los mexicanos convenía más que a la Casa Blanca llegara el republicano Donald Trump, antípoda del demócrata Barack Obama: Se profundizarían las contradicciones del sistema.

El Partido Republicano, perro guardián del capitalismo

La acotación obligada informa que la Sociología Política identifica al Partido Republicano (PR) estadunidense como abogado del Capitalismo, con todo lo que esto entraña.

La contraparte sería el Partido Demócrata, defensor de las causas de la clase trabajadora. El propio Obama llegó a presentarse poco antes de concluir su segundo mandato, como populista, por su alineamiento con los sindicatos, base social y electoral del PD.

Llegó finalmente Trump a la Casa Blanca, lo que amerita un ejercicio memorioso. Ayer en este espacio citamos una casi alegoría para subrayar una semejanza maravillosa entre El anaranjado y su antecesor republicano Ronald Reagan: La conquista espacial.

La revolución conservadora de Ronald Reagan

Hoy abordamos una desemejanza, con la siguiente referencia: El Partido Republicano se ha inclinado históricamente por la economía de mercado, defensa de la iniciativa individual, libertad de empresa, etcétera. Obviamente, contra el Estado interventor, mejor conocido como Estado de bienestar.

Con la británica neoliberal Margaret Thatcher, el republicano Reagan proclamó la nueva Revolución conservadora al arranque de la década de los ochenta. Los que saben de estas cosas sospechan que dicha revolución es la placenta del neoliberalismo, y de su praxis: La globalización comercial.

Conforme pacto en la ONU, suscrito por Washington, el regulador del mercado es la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Al desencadenar sus locas guerras comerciales, Trump se ha pasado por el arco del triunfo a la OMC-ONU, que obliga a sus Estados parte. Es una de las sinrazones, entre otras, de sus pugnas con la Unión Europea.

Bloqueos económicos y aranceles a tontas y locas

Para efectos prácticos, los actos de Trump, fundamentalmente de carácter administrativo en uso discrecional de su facultad ejecutiva y al margen del Congreso, reinstalan en la Casa Blanca el Estado interventor, el Gran Leviatán. En todo, hasta contra la Libertad de expresión, de la que la democracia estadunidense blasona su paternidad.

No sólo los legisladores de oposición, sino influyentes agentes intelectuales y algunos medios de comunicación, aseguran que el régimen actual se encamina hacia un Estado anticonstitucional.

Con base aquellas caprichosas facultades ejecutivas, Trump ha recalentado la política de bloqueos económicos contra gobiernos que no se arrodillan ante sus perversos designios y ha decretado nuevos corrales económicos contra otros países que no actúan como lacayos del imperio, aun contra socios comerciales y hasta aliados amistosos.

En esa anárquica estrategia electorera del ya de nuevo precandidato a la presidencia para 2020, se insertan los nuevos y excesivos aranceles contra productos y artículos provenientes del mercado externo, principalmente de China y México.

El filoso bumerán, a la yugular de las trasnacionales

Lo que de esa demencial estrategia resulta, es que los grandes corporativos trasnacionales estadunidenses resienten los subversivos impactos de ida y vuelta. Como importadores que asumen nuevas cargas fiscales y como exportadores expuestos a los aranceles de represalia decretados por los países afectados. En ambos casos, los paganos son los consumidores últimos.

Repetimos: La base electoral y la fuente financiera del Partido Republicano son las grandes corporaciones que, a cambio de sus cuantiosas donaciones a campañas, son premiados con onerosas concesiones de los gobiernos de ese partido a costa de los contribuyentes.

Lo que está en el centro de gravedad de ese devastador conflicto, es la ruptura política entre la Casa Blanca y los poderosos intereses que, en interior de los Estados Unidos, postulan menos gobierno. Esto es, ¡Fuera el Estado del proceso económico! Libre empresa, nomás.

2020, otro emocionante capítulo de la guerra de clases interna

En última lectura, lo que tenemos en el brumoso paisaje prelectoral de los Estados Unidos, es que, efectivamente, Donald Trump lubrica no necesariamente las contradicciones de clase, sino, lo que peor, una ruptura interclase: La empresarial.

No está lejano el día en que el magnate más admirado en los Estados Unidos, Warren Buffet, declaró que, en su país, hay una guerra de clases, sí, pero nosotros la vamos ganando.

La prueba del ácido de esa guerra intestina entre los económicamente poderosos, la veremos el primer martes de noviembre de 2020. En ello, involuntariamente, los mexicanos se juegan su suerte. Es cuanto.     

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Redacción Voces del Periodista