La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Con un Acuerdo de Paz colgado de alfileres, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos entrega el poder dentro de diez días.
En Perú, acaba de caer en pleno el Consejo Nacional de la Judicatura, arrastrando a su presidente Orlando Velásquez.
El Congreso de la República votó por unanimidad la destitución de los magistrados, imputados por actos de corrupción.
Ese proceso legislativo es otra fase de la defenestración en marzo del empresario-presidente Pablo Kuczynski, implicado en sobornos y cohechos repartidos a granel por la brasileña Odebrecht.
Continúa el periodo constitucional del presidente desaforado, Martín Vizcarra.
Chile ha vivido recientemente una primavera ardiente. La comunidad estudiantil está sublevada contra el lucro de la educación. Multitudes de obreros y empleados se mantienen en pie de lucha contra el modelo de pensiones basado en la capitalización individual y demandan la restauración del sistema solidario.
El acaudalado presidente de Chile, Miguel Sebastián Piñera Echenique, quien ejerce un segundo mandato, ha permanecido insensible a los reclamos del pueblo chileno. Sólo las protestas contra el sistema pensionario han conmovido a la población de más de 30 ciudades chilenas.
El presidente colombiano saliente, Santos, y sus pares Vizcarra y Piñera, son huéspedes distinguidos en Puerto Vallara, Jalisco.
Convocó al encuentro Enrique Peña Nieto, a quien le restan sólo escasas 18 semanas para la entrega de la banda presidencial.
“Cuatro magníficos”, cruzados por el libre comercio
Los cuatro magníficos son los nuevos, pero dos de ellos crepusculares, cruzados del mercado y del libre comercio, que tienen enfrente al proteccionista Atila del siglo XXI, Donald Trump.
Perú, Colombia, Chile y México, con fierro neoliberal, son socios de número de la Alianza del Pacífico (AP); buscan aliados en el resto del mundo. Al encuentro de los presidentes, precedió una cumbre empresarial y un acercamiento previo entre ministros de Exteriores.
El paladín y portavoz de esos eventos, es el mexicano secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. Al agonizante funcionario, le quedó grande la yegua encarnada por la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), dinamitado por el inquilino de la Casa Blanca.
En Puerto Vallarta, Peña Nieto ha internacionalizado de antemano lo que será su sexto y último informe de Gobierno y, de hecho, en el entorno ya se escuchan Las golondrinas.
El mexiquense aparece en directo, en vivo y a todo color. De la materia que trata la cumbre de la AP se ocupan los boletines.
Sueño tropical: Sacudirse el yugo comercial estadunidense
Por uno de esos boletines sabemos que, para México, encontrar nuevos socios comerciales, es vital para disminuir su dependencia hacia la economía estadunidense. Somos, dice el texto hablando en plural, un alternativa que estamos dando al mundo cuatro países que creemos en el libre comercio… y que tenemos un enorme futuro en América Latina.
Será por eso que se está invitando a la mesa a las remolonas, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, aunque los gobiernos de los dos primeros países pasan por una crisis interna desencadenada por sus políticas neoliberales.
Hay un punto en El espíritu de Puerto Vallarta que vale la pena subrayar: La Alianza del Pacífico es considerada por sus exegetas como la tabla de salvación para llegar a rescatar el Acuerdo de Asociación Económica Transpacífico.
Es el caso que ese acuerdo ha sido tocado en su línea de flotación por el multicitado Trump, quien anda como chivo en cristalería por el mundo colocando las minas nucleares para desatar una nueva conflagración planetaria.
Vistas así las cosas, al gobierno mexicano en ciernes no se le pueden arrendar las ganancias: Santos ya hace sus maletas. Vizcarra tiene que regresar a Perú a limpiar los establos, y Piñera a enfrentar a los estudiantes insumisos y los rejegos pensionados. He ahí el rostro de la globalización. Es cuanto.