Voces del Periodista Diario

Enfermos sanos, medicina enferma

Otredades

Por José Sobrevilla

No han sido secreto en la web los vínculos que la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha tenido con los laboratorios GlaxoSmithKline (GSK) o Sanofi-Aventis por la venta de vacunas contra la gripe A/H1N1 y que, ante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, la eurodiputada Michéle Rivasi, representante del sureste de Francia para la Europa Écologie-The Greens, ha asegurado que detrás de esta gripe se escondía el interés económico de la industria farmacéutica.

Jörg Blech, periodista científico, ha documentado con irrebatibles argumentos que con los nuevos métodos de diagnóstico, la medicina moderna lleva a que cada vez más personas sanas a caer en las redes de los medicamentos. En su obra “La medicina enferma” (Destino/2007) deja claro que, de un modo u otro, mientras más se incrementa el alcance de lo que definen como “enfermedad”, todos somos candidatos a pacientes de cualquier cosa.

Las razones las ubica en la ignorancia, tal vez la mala fe pero muy a menudo al afán de lucro y que, con las millonarias cantidades que gastan los gobiernos en costos sanitarios, bien se podrían crear programas de educación para una vida más sana en poblaciones de alto riesgo o bien dar una mejor atención a quienes ya padecen alguna enfermedad.

La historia no es reciente; antes de la segunda Guerra Mundial (1939-1945) fueron creadas varias compañías farmacéuticas como Allen & Hambury y Wellcome en Londres; Merck en Darmstadt, Alemania; Parque Davis, Werner Lambert y Smithkline & French establecidas por farmacéuticos norteamericanos; luego vino el auge de la industria Química y surge Zéneca en Reino Unido, que en 1999 Astra AB y Zéneca Group se fusionan y crean AstraZéneca. Nace también Rhone-Poulenc en Francia; Bayer y Hoechst en Alemania o Ciba-Geigy y Hoffmann-La Roche en Suiza. Janssen en Bélgica, Squibb en Estados Unidos y Roussell en Francia, creadas por profesionales médicos.

Resulta incierto hablar de los números que genera esta industria; baste saber que en 2005, veinticinco de estas empresas controlaban más del 50% del mercado mundial de medicamentos; y de las diez farmacéuticas y biotecnológicas más importantes, seis eran norteamericanas.

Tampoco es novedad que hoy, las farmacéuticas hayan enfocado su producción de medicamentos en sectores que pueden pagarlos, y los más pobres sufren la carencia de estos, lo que hace más fuertes a los laboratorios de genéricos con todas sus deficiencias resultantes del desinterés de las autoridades sanitarias.

Así, la industria farmacéutica enfoca su I+D (investigación y desarrollo) a enfermedades globales como cáncer, enfermedades cardiovasculares, enfermedades mentales y disturbios neurológicos que afectan tanto a países desarrollados como subdesarrollados. La malaria y tuberculosis. Enfermedades olvidadas, pasan a segundo lugar en materia de investigación.

En una búsqueda por internet, podemos constatar que la medicina no es ciencia exacta pero que sus errores se hacen evidentes. Artroscopias inútiles, peligrosas intervenciones cardíacas, problemas de colon irritable que terminan con la extirpación de la vesícula biliar, diagnósticos diametralmente distintos para un mismo dolor de espalda; terapias arriesgadas para síntomas que acaban desapareciendo solos. Los especialistas dicen que de 20 a 40% de los pacientes que son sometidos a procedimientos médicos, al final no reportan ningún beneficio digno de mención con ellas.

Pese a reportar 2.500 millones de dólares al año, laboratorios Merck tuvo que retirar del mercado en 2004 el antiinflamatorio Vioxx (Rofecoxib) porque ser responsable de serios problemas cardiovasculares y donde la FDA norteamericana era corresponsable.

Bayer, la empresa químico-farmacéutica nacida en Barmen, Alemania (1863) conocida básicamente por su patente de la aspirina, se documenta que tempranamente fue quien patentó la heroína antes de conocerse sus efectos adversos. En tiempos de Hitler fue fabricante del gas Zyclon B, utilizado para exterminar judíos en Auschwitz y otros campos. En 2003 un equipo de abogados de California demandó en nombre de enfermos hemofílicos afectados por la venta de coagulantes infectados con los virus de la Hepatitis C y el HIV circulados en los ochenta. Aquí también señalan contubernio con la FDA.

Después de ocasionar miles de muertes por infartos y otras dolencias cardíacas, esta empresa fue obligada a retirar del mercado (2001) el Lipobay (Cerivastatina), medicamento para combatir el colesterol que no había sido debidamente comprobado (El País/9 de agosto/2001). “Pese a ello, el consumo combinado de cerivastatina y gemfibrocilo ha seguido en el mundo y Bayer sigue recibiendo informes relativos a casos de miopatía y rabdomiólisis asociadas al uso concomitante de cerivastatina y gemfibrocilo”.

Como sostiene Ray Moynihan, todo cuanto ocurre en la asistencia médica, las ideas de enfermedad las han moldeado las grandes farmacéuticas mundiales, porque ellas patrocinan las reuniones de médicos donde se debate y actualiza la definición de las enfermedades.

Del Club de los Preenfermos

A usted ¿no le han dicho que es prediabético? A este reportero en 2016. Es impresionante como una definición determina la cantidad de enfermos y consumidores de medicamentos. Cuando llegaban los medicamentos al ISSSTE, se veían enormes cantidades de Metformina, Glibenclamida, etc. como si todos estuviéramos enfermos de lo mismo.

Hasta 1997 la línea que define a un diabético fue trazada en 140 miligramos de glucosa por decilitro de sangre en ayunas, pero ese año, con los nuevos datos epidemiológicos, la Asociación Americana de Diabetes (ADA) decidió rebajarla a 126. Por debajo de este límite quedaba una franja de personas con la glucemia (glucosa en sangre) basal (en ayunas) alterada, con más riesgo a ser diabéticos. Hasta 2003, la franja de la glucemia basal alterada era de 110 a 126, pero ese año la ADA rebajó el límite inferior a 100. A partir de entonces se habla ya de prediabéticos, ha afirmado Alberto López García-Franco, médico de familia del centro de salud Doctor Mendiguchia Carriche de Leganés (Madrid).

Esta definición aumentó el número de prediabéticos, pero su base científica ha sido puesta en entredicho porque ‘se basa en datos de un estudio realizado con una población de indios Pima, que tienen mayor predisposición genética a la diabetes’, considera Gonzalo Casino/El País/08/09/2009, citando a Alberto López. Sin embargo, ‘la prediabetes, según el estudio europeo Decode, realizado con varios cientos de miles personas, no es en sí misma una enfermedad, pues no se relaciona con un aumento del riesgo cardiovascular, sino tan sólo con un incremento del riesgo de desarrollar diabetes’.

Así, como esta enfermedad se habla de la hipertensión y la osteoporosis, entre varias, sin embargo, la industria farmacéutica considera que ellos no inventan enfermedades, lo que hacen es “poner en marcha soluciones para tratarlas”, además, no hay que llamar enfermos a todos los que toman medicinas, han afirmado.

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