Voces del Periodista Diario

Enrique Peña Nieto, no es Carlos Salinas de Gortari

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

Desde el primer mandato de Ronald Reagan, las bancadas republicanas en El Capitolio presionaron a los departamentos de Estado y del Tesoro para que condicionaran todo apoyo financiero al gobierno de México a aceptar la denominada cláusula democrática.

La intencionalidad, era obvia: A sabor del modelo bipartidista estadunidense, se trataba de obligar al PRI a cohabitar con el Partido Acción Nacional.

En la misma década, el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que México había firmado su primera Carta de Intención desde mediados de los setenta, y el Banco Mundial (BM) aplicaron el mismo recurso para romper el régimen unipartidista prevaleciente en nuestro país.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) esgrimía también ese requisito para dar de alta nuevos miembros. Todo giraba, pues, en el eje de la cláusula democrática.

Ya en 1988, mediante el pacto Alianza estratégica, Carlos Salinas de Gortari aceptó compartir el poder con el PAN. En su equipo de gobierno, Salinas de Gortari incorporó a José María Còrdoba Montoya, como jefe de la Oficina de la Presidencia.

Hacia los noventa, el gobierno de Francia era depositario de la Convención de la OCDE. Acompañaba al presidente Francois Mitterrand como asesor, el argelino Jacques Attali. Funcionario palaciego el segundo, hizo carrera de economista; intelectual reconocido, era ensayista.

Además, se sabe que Attali fue mentor del franco-español Còrdoba Montoya.

Y México debutó en Las Grandes Ligas

El 23 de marzo de 1994, fue asesinado el candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio. Apenas horas después, desde París se notificò al gobierno de Salinas de Gortari que estaba en la orden del día su incorporación a la OCDE. Dos meses después, fue protocolizado su ingreso.

Como en política no existen las casualidades, aquel trágico marzo nos trajo a tema periodístico la famosa cláusula democrática.

De la Madrid y su economía de guerra

A remolque del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, del FMI, del BM y la OCDE, el presidente Miguel de la Madrid acometió su mandato anunciado una Economía de guerra. Empezó a ejecutar las políticas de choque.

En 1988 se vio estrepitosamente fracturada la hegemonía electoral del PRI. En la evaluación de los resultados semanas después, en el seno del Consejo Nacional del tricolor Manuel Camacho Solís atribuyó el terremoto político al “voto de castigo” por la brutal aplicación de las políticas neoliberales.

De cómo se maquinó el “error de diciembre” de 1994

Según nuestros registros hemerográficos, desde las primeras semanas de 1994, empezó a maquinarse en el corredor Washington-Nueva York lo que después se conocería como el error de diciembre.

Diarios neoyorquinos especializados en finanzas develaron desde los salones de Wall Street a finales del invierno de 1994, la agenda sobre cuyas carpetas estaban los bonos de deuda de México.

El nerviosismo de los tenedores de bonos -los especuladores, pues- se explicaba porque el 1 de enero de 1994 irrumpió en la escena política mexicana el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), casualmente el mismo día en que entraría en vigor el trilateral Tratado de Libre Comercio (TLC).

Al presidente suplente de Colosio, Ernesto Zedillo Ponce de León le tocó capotear los remesones del error maquinado. Acudió al millonario salvataje financiero Bill Clinton.

Las cláusulas secretas que aceptó Zedillo

Los tecnócratas suspiraron aliviados. En el llano no se supo que entre los compromisos secretos asumidos por Zedillo estuvieron el embargo de la factura petrolera como garantía de pago, y la privatización del régimen de jubilaciones y pensiones: Los fondos para el retiro de los trabajadores.

El terreno ya crujía desde el sexenio de José López Portillo. Con Zedillo empezó a abrirse el oscuro túnel por el que transitaría en lo sucesivo la economía mexicana. En seis sexenios, el promedio anual de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) está estacionado en un 2 por ciento.

En adelante, cada vez que se vía una luz en el túnel, resultaba que era la de la locomotora que venía en sentido contrario. La marca de la casa del actual sexenio, es la Cruzada Nacional contra el Hambre.

Estamos hoy en plena pugna por la Presidencia de México. ¡Es la economía, estúpido! fue slogan de campaña de Clinton en la contienda contra Bush.

Montes García no descartó el complot en 1994

Vista retrospectiva a la campaña presidencial de Luis Donaldo Colosio. Uno de tantos fiscales responsables de la averiguación del crimen, el ex ministro judicial priista Miguel Montes García no descartó entre las líneas de investigación El complot. Fue relevado de su misión.

Entre las especulaciones de aquella enrarecida primavera, uno de los personajes más nombrados fue el del jefe de la Oficina de Presidencia, José María Còrdoba Montoya.

Testimonios de aquella macabra experiencia, subrayan la incomodidad del candidato presidencial sonorense por la exigencia salinista de que activara todas las troneras en contra del candidato del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Al del PAN, Diego Fernández de Cevallos, ni con el pétalo de una rosa.

En pasada entrega, pintamos algunos escenarios sobre la campaña de Colosio y su moral desenlace.

Parece que los que vivimos la Historia no queremos recordarla

Hoy damos unas cuantas líneas, no precisamente accesorias: … a veces parece que ni los que vivimos la historia al lado de Colosio queremos recordarla.

A muchos nos avergüenza confesar que las experiencias de aquellos meses no penetraron en nosotros y, por eso mismo, no las hemos retenido.

(De un trabajo de Ignacio Rodríguez Reyna, Alejandro Almazán y Linaloe R. Flores) sus contenidos “me lastiman profundamente”: Qué es hoy Luis Donaldo Colosio, sino deslavado recuerdo de un hombre al que las imágenes muestran con una cabellera ensortijada y una sonrisa franca

De la indignación, de la rabia contra el poder, de la exigencia social por evitar que la oscuridad cubra el homicidio de este hombre, ya sólo quedan algunos restos, los mismos que cada efemérides vuelven a encenderse como briznas de una hoguera que dolorosamente se apaga.

De esa especie de catarsis es autor Federico Arreola (Así fue), hombre cercano a los afectos del malogrado sonorense.

Hace falta un manotazo de Peña; fuerte, duro…

Hace unas horas se nos presentó a la vista un trabajo demoscópico sobre la carrera presidencial entre los precandidatos José Antonio Meade, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya.

Analiza los resultados Federico Arreola. Como las encuestas sobre la intención del voto son volátiles según quien paga la factura, optamos por recoger otro enfoque de Arreola bajo el rubro Caída y ascenso.

En el apartado 8 de sus comentarios, Arreola propone, Si Carlos Salinas está dando lata, como parece ser el caso con el rumor ya demasiado extendido de que habrá cambio de candidato (del PRI) urge un manotazo que ponga en orden al ex presidente. Un fuerte, duro, contundente manotazo.

Apartado 9: Peña Nieto debe ir al PRI a un segundo destape, una nueva versión de “no se hagan bolas” de 1994, dejando perfectamente en claro que él y su equipo, aun cuando Meade rompa con el actual gobierno, sólo tienen un candidato: José Antonio Meade Kuribreña. Hasta aquí Federico Arreola.

Lo sentimos mucho: Enrique Peña Nieto no tiene los tamaños de Carlos Salinas de Gortari. Es cuanto.

VP/Opinión/JSC

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