Voces del Periodista Diario

Fuegos fatuos, los de la democracia electoral

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Para el otoño de 2002, víspera del segundo aniversario de la toma de posesión de Vicente Fox, la dirección de Imagen y Opinión Pública de la Presidencia no le encontraba la cuadratura al círculo: Cómo convertir los índices de popularidad del guanajuatense en aceptación de su gestión, muy lejos ésta de la fama pública.

Fox se empecinaba en adulterar, exagerándolos, “sus logros”, particularmente en política social y su programa Oportunidades, disparando cifras, sin formas objetivas de verificación.

El recurso propagandístico para ese y otros temas pretendía justificar ante el Congreso de la Unión la exigencia de que se aprobaran tal cual los criterios económicos para 2003, incrementando los Ingresos fiscales y el Presupuesto de Egreso de la Federación.

Pronto, el bono democrático quedó hecho cenizas

Después de que en diciembre de 2002 se cerró el periodo legislativo, en enero siguiente Fox reconoció públicamente su primera derrota mediática al fallar la presión sobre las Cámaras federales manipulando sobre todo los medios electrónicos.

El asunto planteado no es un mero tópico: En su centro de gravedad está el hecho de que, para el periodo comentado, Fox había agotado el bono democrático que el endosaron los votantes el 2 de julio de 2000.

Dos máximas encajan en ese proceso: 1) El ejercicio del poder, desgasta, y 2) El poder corrompe; el poder absoluto corrompe absolutamente.

Desde la presentación del gabinetazo, la ruptura

Los signos de crisis del foxismo se dieron desde la presentación de su gabinetazo. El partido que lo llevó al triunfo, el PAN, sintió discriminados a sus cuadros para dar las posiciones a gente que no sudó la camiseta azul.

Fox replicó con el título de un best seller gringo: Ya me educaron, ya déjenme ir. Pleito de familia, la liebre saltó por otros matorrales. Precisamente el de la opinión pública.

Una corriente intelectual, académicos muchos, exégetas de la transición democrática, hicieron opinión pública en apoyo a la campaña presidencial de Fox e incluso incidieron en segmentos de la izquierda que optaron por la táctica electoral del voto útil.

Esos líderes de opinión creyeron, de veras, en el compromiso de Fox de combatir la corrupción, a cuyos practicantes, los del PRI, motejó de tepocatas, víboras prietas y otras alimañas.

El guanajuatense resultó más de lo mismo

La deserción de ese compromiso (para asumir la subcultura antes denunciada) exacerbó el ánimo de dichos politólogos, que cayeron en cuenta de que Fox, al final del día, resultó más de lo mismo.

Fuegos fatuos -los de la democracia electoral-, lo grave no es que calienten a sus usufructuarios, sino chamusquen a los ingenuos votantes y hasta a los que no votan, que nunca verán el sufragio convertido en democracia sustancial. Es cuanto. 

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