Voces del Periodista Diario

Imperativo, saber leer en los signos de los tiempos

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Es el cuento de nunca acabar: Apenas pasan los comicios, se ajustan los resultados preliminares por la autoridad electoral administrativa, los favorecidos por el voto ciudadano lanzan las campanas al vuelo y los perdedores apelan a la instancia jurisdiccional para ganar en la mesa lo que el votante no les dio en las urnas.

Es la marca de la casa de la democracia “a la mexicana”: Penélope teje y desteje el estambre en espera de Odiseo. El que queda en la estacada es Sísifo: Carga hasta la cima la pesada roca, sólo para verla rodar de nuevo y vuelta a empezar.

La enorme distancia cuantitativa reconocida en los cómputos finales entre el candidato presidencial triunfante y sus contrarios, pareció allanar los riesgos de conflictividad litigiosa ante la autoridad jurisdiccional. No es así.

A la hora hacerse sumas y restas para discernir qué partidos salvaron el requisito del 3 por ciento de la votación nacional para conservar el registro, las formaciones políticas afectadas empiezan a dar patadas de ahogado.

Es el caso del Partido Encuentro Social (PES), socio de la coalición Juntos Haremos Historia: No satisfecho con el asombroso número de diputados y senadores que se asignaron a los partidos aliados a Morena, ante la tesitura de perder la franquicia, el PES ya inició juicio de inconformidad ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

El PES exige un nuevo recuento de los resultados en 15 mil 324 secciones electorales. Con independencia de que el procedimiento, de atenderse, no alteraría sustancialmente el conteo ya realizado por el Instituto Nacional Electoral, lo que el PES logra es poner en entredicho la conducta de las juntas de escrutinio distritales.

Objetivo del litigio: Recuperar de lo perdido, lo que aparezca

No es un dato de poca monta, porque sirve a otros partidos, en este caso al PAN, para denunciar que los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia tendrán sobrerrepresentación en las próximas cámaras del Congreso federal, de lo que sigue la solicitud de que se reasignen diputados reconocidos a Morena, al propio PES y al Partido del Trabajo.

No se descarta que el Partido Nueva Alianza (Panal), que contendió asociado al PRI y al Verde Ecologista se trepe a esa tablita de salvación.

Todavía falta que corra mucha mugre bajo los puentes después del 1 de julio: En algunos estados con elecciones concurrentes, Puebla específicamente, donde se esgrime ya el recurso de nulidad de los resultados de la elección de gobernador, partidos y candidatos eventualmente perdedores arman recursos de impugnación ante el TEPJF.

Son, apenas, unos signos de subdesarrollo político, vieja enfermedad para la que los partidos nacionales no han encontrado una vacuna eficaz.

Hablamos particularmente de los partidos que participaron a sabiendas de las reglas del juego establecidas, pero existen otras vertientes de opinión que no están dispuestas a asimilar los resultados de la votación presidencial, que pasan ya a juicio de los magistrados electorales federales.

Los demonios empiezan a soltarse

Entre esas corrientes aparecen líderes de opinión, de larga militancia mediática contra las izquierdas mexicanas. A lomo de las reacciones de este frente, se alinean ya otros sectores que históricamente han demostrado su capacidad de convocatoria social.

Hablamos, verbigracia, de la Unión Nacional de Padres de Familia, combatiente intransigente contra la política de educación pública.

En nombre “de la niñez mexicana”, esa agrupación empieza a movilizar a sus huestes, localizadas en instituciones de enseñanza privadas,  en contra de la anunciada revisión de la Reforma Educativa, para lo cual -a pesar de que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ya hizo público su compromiso de colaboración con el nuevo gobierno-, toma como “enano del tapanco” a la disidente Coordinadora Nacional del Trabajadores de la Educación (CNTE).

En otro enfoque mediático, especialmente en los medios electrónicos, se han orquestado cuestionamientos, primero, a la nominación de quienes participarán en el futuro gabinete presidencial, y a las primeras acciones administrativas que ha anunciado el candidato triunfante, Andrés Manuel López Obrador.

Ni siquiera vale el beneficio de la duda

Diestras en el manejo de filtraciones, esas fuentes están hurgando en los expedientes de los personajes propuestos a los cargos en áreas federales que manejarán la agenda en materia política interior y economía, desarrollo social,  relaciones exteriores, justicia, seguridad pública, etcétera.

Sólo para ilustrar el tema, el impresentable gobernador de Nuevo León y ex candidato presidencial independiente Jaime Rodríguez Calderón, que declaró su reconocimiento al triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia, no se secaba la tinta de su testimonio, cuando saltó al ruedo para calificar de una verdadera idiotez el compromiso de reordenar la gestión de las delegaciones federales (más de 50 en cada estado) para compactarlas en una coordinación estatal.

El pasado fin de semana, en algunos medios impresos se hizo una apasionada defensa de la residencia presidencial en Los Pinos, -donde se cuenta con una servidumbre de más de mil burócratas pagados a salarios de medios y altos mandos-, para trasladar la gestión del Ejecutivo a Palacio Nacional.

En la contraparte, se caricaturizó la reacción de algunas cúpulas de hombres de negocios frente a los anuncios de López Obrador. Nos llama la atención que, en uno de esos cartones, se reproduce una fotografía del torvo golpista Victoriano Huerta, asesino del Presidente Madero.

A reserva de continuar con el examen de los sucesos posteriores al 1 de julio, nos quedamos con un documento suscrito por los miembros del Bloque Liberal Renovador, formado por diputados a la XXVI Legislatura federal, dirigido a Madero el 23 de enero de 1913.

Las maquinaciones contra el gobierno de la revolución

En síntesis, ese grupo parlamentario, que hace una recapitulación de la sublevación de La Ciudadela, le advierte al Presidente que, una vez que la Revolución “se hizo Gobierno, se hizo Poder”… la Revolución no ha gobernado con la revolución.

Acusa el texto citado, que las transacciones y complacencias con individuos del régimen político derrocado, son la causa eficiente de la situación inestable en que se encuentra el gobierno emanado de la Revolución.

Se denuncia en el documento que gentes del viejo régimen no están ni pueden estar identificados con la Revolución; todo lo contrario, siguen llevando a cabo sordas maquinaciones contra el nuevo gobierno.

Madero desestimó las documentadas advertencias: A las dos semanas, la conspiración dio los resultados previstos: Hacia el 20 de febrero Madero y Pino Suárez habían sido victimas de la traición sonsacada por la embajada de los Estados Unidos y ejecutada por el vesánico Huerta. Es cosa de leer los signos de los tiempos. Es cuanto.

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