Voces del Periodista Diario

Ineficacia y crisis de Estado

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

De acuerdo con clásicos de la Sociología Política, un modelo de democracia es aquél que dispone de instituciones que respalden el conflicto y el desacuerdo, así como otras que mantengan la legitimidad y el consenso.

De ello se colige que democracia implica, no la ausencia de conflictos, sino eficacia para resolverlos y conservar el equilibrio entre las fuerzas beligerantes. Ese ideal requiere de operación política.

En el reciente medio siglo, México ha pasado por graves tensiones de diversa naturaleza y el gobierno ha caído en estrés, pero en el actual sexenio vemos al gobierno atrapado en el shock.

Cuando tal es el síntoma, la ineficiencia operativa del grupo dominante puede desembocar en una crisis de Estado.

Si dividimos ese medio siglo en dos periodos, en el último tramo del régimen posrevolucionario tres presidentes enfrentaron situaciones críticas: Gustavo Díaz Ordaz, en el 68; Luis Echeverría, después de la expropiación de latifundios en los valles de El Yaqui y El Mayo, Sonora, y José López Portillo con la Nacionalización Bancaria en 1982.

En el segundo periodo, Miguel de la Madrid pasó por el “terremoto político” del 88. Después del asesinato de Luis Donaldo Colosio, Ernesto Zedillo se inauguró con el error de diciembre de 1994 y la ruptura con Carlos Salinas.

El propio Zedillo pasó el trance de la alternancia en el poder presidencial y Vicente Fox terminó su mandato con la crisis sucesoria en 2006.

La institución del Estado, sin embargo, operó como debió esperarse. Con Felipe Calderón ya empezó a hablarse del “Estado fallido”.

Hasta Díaz Ordaz, fue visible que la crisis fue impactada por factores políticos. Con Echeverría y López Portillo incidió la fractura en la relación poder presidencial-poder empresarial.

La supervivencia del “sistema” fue posible por la pericia de los operadores políticos que superaron la amenaza con base en la Comunicación Política. Este mecanismo de consenso ha sido desdeñado en el actual sexenio. Una torpe forma de cesarismo se ha negado al diálogo y la concertación.

En los siete sexenios analizados, concurrieron en la crisis en diverso tiempo, grado y medida ingredientes sociales, políticos y económicos internos, combinados con presiones de origen externo. Se sobrepusieron la visión y la acción del estadista.

Los mismos ingredientes se han sumado a un mismo tiempo en el actual sexenio, pero ninguna de las parcialidades del conflicto ha sido atendida con eficacia. Si el gobierno está en shock, el riesgo es el de una inminente crisis de Estado en plena sucesión presidencial.

*Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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