Voces del Periodista Diario

La derecha no aprende

Ojo Público
Por Norberto Hernández Montiel

Los opositores al gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tienen muy mala memoria o no aprendieron una lección que viene del pasado cercano, de 2005, cuando el ex presidente Vicente Fox desaforó al entonces jefe de Gobierno del todavía Distrito Federal y sólo logró incrementar su popularidad.

En realidad, lo sabemos, la trayectoria política de AMLO viene de mucho más atrás, pero el año señalado fue muy significativo, porque todo el aparato de Estado, incluyendo la Cámara de Diputados y la Suprema Corte de Justicia de la Nación demostraron una sumisión aberrante a Fox, a quien por cierto, nadie acusó de dictador.

La furibunda campaña en contra de la marcha a la que convocó AMLO para este 27 de noviembre demuestra que a los opositores les pasó de noche lo ocurrido aquel 2005, en el cual se dio una de las manifestaciones de apoyo más numerosas hacia el presidente tabasqueño. Mientras más lo atacaban mayor era el apoyo popular.

En YouTube está circulando un anuncio, y por tanto se trata de un mensaje pagado, en el cual se escucha la grabación de una plática telefónica, entre un supuesto militante de Morena y quien se supone registró la conversación.

En síntesis, una voz de mujer dice que quiere asistir a la marcha convocada por López Obrador y el militante responde que ya no hay lugares, pero le asegura que si alguno de los ya anotados avisa que no va, le puede dar ese lugar, que le garantiza una cantidad de dinero, pago de una noche en un hotel y comidas.

Esto recuerda todas las campañas que se han emprendido, unas veces con rumores, otras con supuestas denuncias, como la mencionada, y lo que ha hecho directamente el Instituto Nacional Electoral, con actos abiertos de censura e intimidación, al mismo presidente, de los que ya hemos hablado antes.

Con ánimo pedagógico podemos recordar lo que ocurrió en 2005. El proceso de desafuero fue tan sórdido, que Roberto Campa Cifrián, entonces diputado priísta, se pronunció contra el dictamen, y aseveró: “El origen de todo esto no es que López Obrador sea un delincuente, sino que es un candidato peligroso”.

Por aquellos días se trató de evitar que López Obrador apareciera en las boletas electorales, como candidato a la Presidencia de la República y los confabulados trataron de encarcelarlo. El resultado fue la marcha más nutrida que ha visto el Paseo de la Reforma, desbordó el Zócalo y provocó el fraude electoral de 2006.

Hagamos memoria. Poco tiempo después del desafuero, con palabras similares a las de Campa Cifrián, respecto al “peligro”, pero con una intención muy diferente, Antonio José Solá Reche, asesor de la campaña de Felipe Calderón para la Presidencia, acuñó la expresión de que Andrés Manuel López Obrador era “un peligro para México”.

Desde entonces se le relacionaba con ideas de crisis económica, devaluación, desempleo, aumento de la deuda externa, tan repetidas que la estrategia parecía extraída de algún manual escrito por Paul Joseph Goebbels, el ministro para la Ilustración Pública y Propaganda de Adolfo Hitler.

La oposición se ha manifestado, prácticamente, desde el inicio del sexenio y ha utilizado la formas más diversas. Inclusive, durante el confinamiento por el COVID-19, hicieron “marchas” motorizadas, como antes las habían realizado a pie; FRENAAA –que por cierto, sí se atrevió a llegar al Zócalo– montó su espectáculo de tiendas de campaña voladoras.

Como la capacidad de concentración que hay en estas marchas no llega ni remotamente a la convocatoria de AMLO, sus sitios preferidos para reunirse con son el Paseo de la Reforma, el Ángel de la Independencia o el Monumento a la Revolución, en la Ciudad de México, o bien calles céntricas o emblemáticas de otras urbes, en algunas de las que se les puede ver como multitudes.

En la más reciente, el 13 de noviembre, cuando se atrevieron a decir que habían superado los 600 mil manifestantes, inclusive pudieron convivir dirigentes de PRI, PAN, PRD y “sociedad civil”, es decir que consiguieron superar sus divisiones, aunque FRENAAA se abstuvo de participar.

Tanto se esforzaron por evitar desaveniencias, que no ocurrió, por ejemplo, lo que el domingo 30 de junio de 2019, cuando expulsaron a Fox de uno de estos actos en León, Guanajuato, el estado del que fue gobernador.

Ante los pírricos resultados de sus manifestaciones, es lógico que emprendan su furiosa campaña contra la movilización convocada por AMLO, pero está ocurriendo lo que en 2005 y mientras más lo atacan mayor es su fortaleza.

Volvamos a recordar, con la finalidad de comparar la capacidad de convocatoria, la votación de 2018: AMLO ganó con 30 millones 113 mil 483 votos, es decir 53.19 por ciento de los sufragios; Ricardo Anaya obtuvo 12 millones 610 mil 120, que significaron 22.27 por ciento; José Antoino Meade, nueve millones 289 mil 853, 16.40 por ciento. Entre los dos y el 5.23 por ciento del “Bronco” no se reúne el 53 por ciento que alcanzó el presidente López Obrador.

Su popularidad, ya en la recta final de su sexenio, estos últimos meses, está en 59 por ciento, de acuerdo con la encuestadora Oraculus y en 58.2, según Mitofsky. No obstane, Mornig Consult, citada por el “Financial Times”, un medio nada afín a AMLO, le asigna 65 por ciento y lo ubica como el segundo presidente más popular del mundo, después de Narendra Damodardas Modi, de la India.

Veremos qué pasa mañana.

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