Voces del Periodista Diario

La gramática del Estado neoliberal mexicano

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

En algunas entregas de esta sección -derivado de lecturas de los que sí saben- hemos dicho que el neoliberalismo es una degradación del capitalismo. Su fase superior es el neomercantilismo: El oficio de los Cresos, aquellos que hacen del dinero una obsesión, un vicio, una locura que los lleva a la tumba sin más mortaja que el cinismo.

En este mismo espacio, recordamos con frecuencia que, en una visita a México, el cardenal de Tegucigalpa, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga les dijo a los católicos mexicanos que el neoliberalismo ¡No tiene madre! Seguramente, los que lo postulan, tampoco.

(Por cierto, hace poco más de un año, el papa Francisco ordenó investigar a Rodríguez Maradiaga por imputaciones lugareñas de cuyos resultados no se ha dado cuenta. Casualmente, el prelado hondureño forma parte del equipo de asesores del pontífice.)

De piratas, filibusteros, bucaneros o corsarios

Esta vez, cruzamos algunos términos adjetivos con algunos sinónimos, a partir de esas nobles ocupaciones: Pirata, filibustero, bucanero y corsario.

Para piratería tenemos, entre otras, las siguientes aplicaciones: Pillaje, saqueo, despojo, robo, hurto y plagio.

Para filibustero: Forajido, contrabandista, falluquero, etcétera.

Para corsario tenemos bandido, desvalijador. El corsario es institucional: Tiene franquicia de sus gobiernos para el asalto de flotas marítimas de países enemigos.

La huella secular de esos operadores tiene un denominador común: Depredación y muerte.

Los modelos ingleses, holandeses y franceses

Desde la Conquista de América, el continente ha sido asolado por esa peste, inoculada por Inglaterra, Holanda y Francia.

La reina Isabel I les dio el título de sir a los piratas precursores John Hawking y a su sobrino Francis Drake. Inglés fue también Lauren de Graaf, Lorencillo.

La carta preferida de esos criminales sanguinarios fue la Ruta de Indias por el Atlántico y el Mar de las Antillas, por cuyas aguas navegaban buques cargados de oro y otros minerales preciosos, producto del expolio por la Real Corona Española a los pueblos originarios.

Enrique Browe o Hendrick prefirió el Pacífico Sur, sobre mares chilenos. De Jacques L´Hermité se cuenta que sus primeros asaltos fueron sobre Acapulco y Manzanillo, México. Les compitieron William Dampier y John Cooke. En Baja California Sur, es leyenda el pirata Cromnwell.

Rompiendo record en el saqueo de la riqueza nacional

Cuando José López Portillo decretó la expropiación bancaria, sostuvo que la rapiña de la riqueza nacional por los buenos mexicanos en la década de los setenta, tuvo un costo superior a todo el saqueo durante el periodo de la Colonia.

A partir de los ochenta, el saqueo de la riqueza mexicana se ha convertido en deporte nacional. Ni la Auditoría Superior de la Federación de la Cámara de Diputados ha sido capaz de cuantificarlo hasta la fecha.

En entrega de hace dos semanas, a propósito del abandono de una soberana política marítima, a modo de metáfora advertimos que México se encaminaba a convertirse en La Somalia del Pacífico. En aguas oceánicas de aquel país, la piratería es actividad cotidiana.

Ahora corregimos: Hay elementos bastantes para documentar que ya vivimos una reproducción de Somalia.

Sobran hallazgos para confirmar esa sospecha. Cada día surgen nuevas “noticias” sobre el saqueo de la renta petrolera, iniciado desde hace varios sexenios e institucionalizado durante el mandato de Vicente Fox.

Huachicol a la mexicana tierra adentro

El filibusterismo neoliberal, ahora tipificado como huachicol, se ha practicado con mexicana alegría, tierra adentro.

De nuestra libreta de apuntes reporteriles retomamos datos de la corrupción hormiga en Petróleos Mexicanos, vía contratismo, desde finales de la década de los setenta, a la luz del espejismo petrolero y la necesidad de aprender a administrar la abundancia.

La abundancia nunca salpicó el llano. Se quedó en las borrascosas cumbres de la burocracia pública y privada, ahora compartida con los bucaneros extranjeros.

Hubo momentos en que, en los estados ribereños del Golfo de México, se dieron contratos para desmontes y exploración de potenciales yacimientos de hidrocarburos. A los favoritos, no sólo se les dio de facto dominio territorial sobre predios ajenos, sino dinero para financiar la compra de equipo y pago de renta del mismo equipo por Pemex.

El huachicol en aguas profunda del Golfo

Llegaría la tecnología de punta para actividades exploratorias en aguas profundas de aquel litoral. Pemex fue impedido de generar su propia tecnología -consistente en plataformas marinas movibles o sumergibles– o comprarla directamente.

Se formulan 196 proyectos para aquel efecto: Se consideran viables 53 y 143 queda en la etapa de planeación. Pero…

Se prefirió seleccionar a los capos contratistas de cada sexenio para que importaran, montaran y operaran esas plataformas y rentárselas. Costo para Pemex: 500 mil dólares diarios. Convertidos a pesos: 10 millones por día. ¿Cuántos al año?

Entra en acción la tropa del capitán Kenny

Hay cambio de guardia presidencial: La Secretaría de Marina toma nota, investiga y descubre:

Sólo entre 2017 a 2018 suman más de 300 reportes de robo de hidrocarburos en las plataformas en funcionamiento; 20 por ciento perpetrados por huachicoleros de altamar. Piratería pura.

Un sumario: Cuatro buques identificados en el trasiego; 850 mil litros de hidrocarburos asegurados solo en la bocana del puerto de Dos bocas, Tabasco. Nueve hombres del capitán Kenny capturados.

Zonas de pesca declaradas en cuarentena

Sólo un dato más para ilustrar nuestro optimismo: Aguas periféricas en los puntos asignados para la operación de esas plataformas privadas son puestas en cuarentena, impidiendo la actividad pesquera en esas áreas del Golfo de México.

A los miles de pescadores, jefes de familia, privados de su tradicional e imprescindible fuente de manutención, se les paga una irrisoria compensación mensual que no alcanza -cuando se les paga- ni para la adquisición de la canasta básica alimentaria.

Lo dijo aquí el cardenal hondureño Rodríguez Maradiaga: El neoliberalismo no tiene madre. Es cuanto.

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