Ruta México
Por Álvaro Aragón Ayala
Existen políticos que -por su mala fama pública– llegan desahuciados a las moradas del poder. Desde la entrada a palacio, sus pueblos les entregan el acta de defunción: “Hazte cargo”, le dicen a su secretario particular. Éste remite el aviso a la Web, creyendo que se va a perder en la “nube”, donde hay materiales siempre recuperables por un buen hacker.
Rutilantes ejemplos de ese disolvente fenómeno a escala nacional, es el guanajuatense Vicente Fox. A nivel estados, están Silvano Aureoles Conejo (Michoacán), José Ignacio Peralta Sánchez (Colima), Javier Corral Jurado (Chihuahua) y el fugaz Jaime Bonilla Valdez (Baja California). El arcoíris exhibe todos los colores partidistas: PRD, PRI, PAN y Morena.
La ilusoria quimera de la administración por resultados
Especialmente en las corporaciones privadas, se estableció en tiempos modernos la iniciativa de administración por resultados para calificar la meritocracia. Esa forma administrativa compromete lo mismo a ejecutivos que personal de base.
Con la Reforma Administrativa de 1978-1979, en México se implantó la gestión por objetivos, que se regiría por los principios de control (contraloría contable de los dineros públicos), eficiencia y eficacia.
La tecnocracia neoliberal habría cumplido para sus particulares y mezquinos fines el tercer principio, pero echó por la borda los principios político–sociales que obligan al sector público. Al final del día, fue despachada a su casa a respetar el aislamiento y la sana distancia, impuestos ahora por el coronavirus; mandatos a que se resiste heroicamente acatar.
Elecciones 2021: Prueba del ácido a 32 gobernantes
En 2021, los gobernantes de las 32 entidades federativas serán sometidos a la prueba del ácido por 94 millones de potenciales votantes. Serán más de 24 millones ciudadanos los que determinen la continuidad o la revocación a los partidos que actualmente detentan el poder en 15 estados.
Como ocurrió en 2018 con el Peñismo , el acto en las urnas en 2021 tendrá el valor de un referéndum o de un plebiscito. La voz de “la plebe”. Los metafísicos la llaman la voz de Dios. A la hora de la verdad, para nada valdrán las encuestas sobre intención del voto. Quedarán en papel mojado.
Un programa genérico de Gobierno, sea federal o estatal, contiene entre 16 y 20 asignaturas, según las políticas establecidas en las leyes orgánicas de la administración pública.
Al total de los 32 gobernadores -si de gestión por resultados se trata- se les podría calificar básicamente dos, social y políticamente irrenunciables e intransferibles: 1) Seguridad Pública, y 2) Austeridad republicana. El tache lo significará el cruce de las boletas electorales que en junio de 2021 se pondrán en las manos de millones de votantes.
Contra el sistema métrico sexenal no vale el derecho de pataleo
No es casual -ni gratuito- que en algunas entidades ya se hayan iniciado -a nombre del Covid-19 y las restricciones sanitarias- movimientos en los congresos estatales para sacar de la contingencia rendimientos político-electorales.
En un caso, las iniciativas de ley pretenden modificar los tiempos de las campañas electorales, achicándolos. En otros, ampliar el periodo y los mandatos de diputados locales y presidentes municipales; ambos cargos, por cierto, con el chance de la reelección.
Ninguna de las dos operaciones mapachiles servirá a los nerviosos gobernadores que deben entregar la estafeta en 2021. Están sujetos a la ley del sistema métrico sexenal. Ni un día más, como pretendía el bajacaliforniano Bonilla Valdez.
Si así están las cosas, y por lo pronto no están de otra manera, ¿para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo? No vale de nada, en política-electoral, el derecho de pataleo. Así de simple.