Voces del Periodista Diario

Las falacias de Ildefonso Guajardo

La piedra en el zapato

Por Abraham García Ibarra

Nada irrita más a los tecnócratas, que exponer su arrogancia e infalibilidad ante el Poder Legislativo, según decía Hitler, nido de sabandijas parlamentarias. Eso lo decía el nazi: Aquí se acuñó la frase: Ni los veo, ni los oigo.

La actitud de los negociadores mexicanos en la odiosa revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, deja la sensación de que pretenderían que el Senado -donde yacen algunos residuos del factico Pacto de México– aprobara fast track cualquier resultado de las transas bilaterales que acuerdan con sus pares de los Estados Unidos.

Es que a los actuales senadores, pastoreados por el priista Emilio
Gamboa Patrón, ya sólo les quedan 22 días de cuerda y de dietas. El 1 de septiembre toman los escaños los abanderados de una nueva correlación de fuerzas partidistas en el Congreso.

Así como digo una cosa, digo otra

Tomemos como referencia el parloteo del secretario de Economía, Ildefonso Guajardo. El 21 de julio pasado levantó su voz como paladín del trilateralismo ante el proteccionista Donald Trump: México seguirá la ruta trilateral del TLCAN. Si Estados Unidos quiere un acuerdo bilateral, tendrá que pedir permiso a su Congreso.

El trayecto que se sigue hasta ahora en las negociaciones apuesta a lograr un acuerdo de integración regional, aseguró Guajardo.

Bastó que el desquiciado oráculo de la Casa Blanca diera un zigzagueo y dejara de lado a Canadá, para que el equipo mexicano se plantara con el de la Casa Blanca a convenir “por la libre” lo que a los intereses privados de los Estados Unidos acomode mejor.

Dos semanas después, “se puso flojito, flojito”

El domingo pasado (5 de agosto) se publicó una enésima declaración de Guajardo: Vemos con buenas probabilidades que México y Estados Unidos puedan resolver temas clave del TLCAN. ¿Dónde quedó el tercero en discordia?

Que el equipo mexicano acepte la exclusión de los canadienses en las pláticas en Washington sólo se explica por un motivo: Canadá no quita el dedo del renglón en la exigencia de que el eventual nuevo texto del Tratado incluya el compromiso de México en materia de homologación salarial.

Es absolutamente posible también que la delegación mexicana se rinda ante la demanda de Trump de que el TLCAN se revise cada cinco años, en el tema de las reglas de origen y otros asuntos relacionados con los gravámenes a la industria automotriz.

En el concierto de La cantante calva se incorpora la canciller canadiense, Crystia Freeland: Canadá y México pujan por no ceder a todas las demandas de Estados Unidos. ¿En qué mesa actúa la funcionaria, si permanece en Ottawa?

Suele ocurrir que la demencia individual se convierta en una sicosis colectiva. Contra este síndrome no hay vacuna sedante.

Por lo pronto, a Guajardo se le va el tren senatorial. Y él se irá quién sabe a dónde el 30 de noviembre. Es cuanto.

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