Voces del Periodista Diario

Las falsas noticias, nuevas rutas

* Nuevos desafíos para el periodismo mexicano
* Del confinamiento nacerá otra lectura y narrativa
* Nuevos lectores, para otra realidad
* El sentido común, el arma más letal contra la desinformación
* El “Periodismo de Soluciones”, otra opción en la forma de reportear

Por Juan Bautista

Sendero Público *

Expertos en psicología y análisis de mensajes mediáticos, se avocan el día de hoy, al estudio del consumo de noticias sobre la pandemia y el inevitable  confinamiento. Dos primeros resultados, emitidos por parte de los especialistas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indican que la sobresaturación de la información y la narrativa de tragedias, pueden provocar estados de depresión, angustia o baja autoestima, lo cual generaría un cuadro psicosocial que poco aliente a la superación de esta crisis individual, familiar y colectiva.

Para enfrentar parte de este fenómeno, el de la salud pública y mental, en lo concerniente al tema del asesoramiento psicológico a distancia –otra de las acciones impuestas por este terrible bicho-, está sugiriendo, como una solución inmediata y alterna, que el público evite consumir estas informaciones negativas, las cuales estarían alterando su estado emocional, con serias repercusiones en su alimentación, horario de descanso y sueño.

Los expertos, cuidadosos de la vida, indican, como propuesta, bajar el apagador y, así, cerrar la puerta a la enorme carga de información negativa para su estado emocional. Y, sí, estar informado lo mínimo posible, sin que ello altere su estado de ánimo y menos, lo conduzca por laberínticos caminos depresivos.

A este estudio, habría que añadir la intestina guerra mediática entre los grupos organizados o no, quienes en forma pronta y expedita, generan información sin sustento científico y la modifican, editando sus contenidos en sus partes medulares, para  insertarlos en narrativas proclives a confundir y más, a generar caos en la red. Algunos grupos, por la factura de sus mensajes, se intuye –pocos son los casos comprobados- pertenecen a grupos políticos distintos al que gobierna en este momento a México.

Quizá en los medios tradicionales y abiertos, sean los lugares donde más se controle -por los filtros de calidad, al interior de sus redacciones-, la no propagación de falsas noticias. Pero existe un hoyo negro en el ciberespacio, donde proliferan todo tipo de mensajes.

El consumidor promedio de noticias se encuentra hoy entre la espada y la pared. Para el usuario de las redes sociales (1) no hay intermediarios que le indiquen cuáles noticias son verídicas, cuáles dicen la verdad a medias y qué otras, son noticias falsas, es decir, basura.

Así, además de tener una amplia saturación de noticias sobre la pandemia y las estadísticas de muertes; al ocaso vespertino, en las conferencias a nivel nacional, se adiciona un campo fangoso y fértil para fomentar la confusión y construir falsos escenarios, fuera de toda realidad.

De ahí que sea importante, sumamente importante, leer y analizar las informaciones de medios consolidados, con probidad y que posean cierta trayectoria. Los medios públicos o privados, abiertos o exclusivos, implementados en plataformas o redes sociales, que conserven códigos de ética periodística y que están por la veracidad de los hechos o por la narración de ambientes reales y que rechazan por antonomasia la mentira son a los que debe acercarse la sociedad civil.

Los códigos de ética, en los medios, hoy son imprescindibles para ofrecer certeza en la información que se genera y difunde. Tendría que ser un sello de garantía para acercarse, lo menos subjetivo posible, a una realidad y su interpretación.

El buen periodismo, su ejercicio en cumplimiento de los cánones éticos establecidos en forma universal, tendría que ser un elemento que ayude a fomentar la lectura con interés, a despertar la reflexión, para la toma de decisiones en la vida común y máxime, bajo un encierro colectivo, hasta ahora, voluntario.

La información y su tratamiento,  tendrían que recuperar su papel histórico en una sociedad ávida de información útil, de construcción permanente en su imaginario social y en la edificación de una nueva cultura que ahora, a la distancia, en gestación, finque un nuevo conocimiento informativo y periodístico.

Quizá hoy asistamos, por las condiciones obligadas de aislamiento, a la formación de una nueva lectura en los medios, de patrones de consumo y nuevos roles en el la utilización de las noticias. Nos encontramos al borde de la era análoga y la pandemia, hoy, nos acerca de lleno, al mil por ciento, a la época digital.

México está por entrar a la Fase 3 de control social, bajo el argumento de  emergencia nacional por esta pandemia exterminadora. La comunicación, en las próximas semanas, será al ciento por ciento digital, a distancia, sin verse, ni tocarse. Y quizá sea un mejor momento para repensar de qué  manera nos estamos comunicando, informando.

El periodismo mexicano debe hoy tomar muy en serio este desafío. Más que contribuir a la desinformación, a la atomización de la visión social, al desinterés y con ello, a la depresión informativa, necesita revalorar su función, innovación, trascendencia y espíritu de renovación, con el fin de contagiar ánimos, inyectar energía, propiciar la lectura y la construcción del pensamiento crítico y la recreación en favor de la vida.

Hoy por cierto, seré alumno del seminario “ Periodismo de soluciones: como cubrir el coronavirus, más allá de las desesperanza” con Liza Gross, periodista estadunidense, invitada por la fundación Gabriel García Márquez, quien propone un nuevo enfoque en la forma de abordar esta pandemia, que lejos de caer en pesimismos, la autora nos conduce por otros caminos como miradas, para construir una narrativa y cobertura, basada en evidencia de respuestas a problemas sociales y resultados. Nos propone una mirada amable y la réplica de una acción que encuentre su reproducción para encontrar una solución a un determinado problema o circunstancia.

Bien, a este último tema, dedicare mi próxima colaboración. Saludos y a cuidarse y resguardarse en casa o su mejor lugar. México, nos necesita.

(1) La Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en los Hogares 2019 (ENDUTIH 2019) estima que existen en nuestro país 48.1 millones de usuarios que utilizan algún tipo de computadora  Sin embargo, no todos esos usuarios disponen de esas tecnologías en casa. Los 33.3 millones o 29% de la “población usuaria” son quienes satisfacen ese requisito.

(+) Es un espacio de reflexión, coyuntura, de periodismo memorioso, donde el dato más insignificante puede adquirir una relevancia mayor para develar y aportar al análisis de nuestra realidad.

Fin…

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