La Piedra en el Zapato
Por Abraham García Ibarra
Ay, la nostalgia por José Alfredo: Nada me han enseñado los años…
Ocho décadas y todavía no se nos agota la capacidad de asombro después de haber vivido nueve transiciones presidenciales y, cada vez que reverdece nuestra inocencia, otro baño de agua congelante, a saber:
Citamos: 82 por ciento del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2020 está más o menos fijo, ya sea porque hay obligaciones como son pensiones, pago de servicio de la deuda, presupuestos estatales y de organismos autónomos del Estado, etcétera.
De los cuatro rubros citados, lo más irritante es cargar hasta las calendas griegas con el “pago de servicios de la deuda”, atrapado en círculo viscoso: Contratar nuevos empréstitos para pagar viejos débitos, disciplina de cumplidores acreditada “escrupulosamente” por los tecnócratas neoliberales, para que los acreedores nos sigan colgando medallitas de cobre a cambio de lingotes de oro.
Ya tenemos un nuevo candidato al título de Ministro de Finanzas del año 2020. El ex ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Arturo Herrera. Es la voz que nos da la buena nueva de que 82 por ciento del gasto del año próximo será dirigido a los destinos trascritos.
Para el etcétera, sólo 18 por ciento. Un billón 100 mil millones de pesos.
Privilegiar las partidas a los que se niegan a ganar menos que el Presidente de la República, comisionados, consejeros y otros altos títulos de los órganos autónomos del Estado, es mantener abierto el boquete del gasto corriente.
Con un agravante, el renglón de inversión pública es castigado con 5.5 por ciento. ¿Adivine el lector a quiénes se arropa con el incremento de 5.6 por ciento adicional para sus nóminas de pago?
Por más que escrutamos anexos, declaraciones de funcionarios, análisis en las secciones de Economía y Finanzas, y las matrices insumo producto no encontramos alusión alguna sobre quiénes son los perdedores en las asignaciones del gasto federal.
A los campesinos mexicanos, sólo el derecho de pataleo
Lo que buscamos es el tratamiento presupuestal a la economía rural. De la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal nos dice que es la responsable de promover el desarrollo integral del campo y los mares del país.
No es verdad tanta belleza. Al sector se le “capan”, mínimo 20 mil millones de pesos en 2020.
Ya veremos en las próximas semanas como responde la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública, presidida por Alfonso Ramírez Cuellar, a la toma de San Lázaro, por las representaciones del campesinado mexicano, a las que se deja sólo el derecho de pataleo.
El “resto” de los mexicanos no debe preocuparse por si supervivencia. Dice Donald Trump que el gobierno de la cuarta transformación está comprometido a incrementar sustancialmente la compra de productos agropecuarios a los subsidiados granjeros estadunidenses para que llenemos tripa de mal año. Es cuanto.