Voces del Periodista Diario

México 2019: Aquí nomás mis chicharrones truenan

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Desde diciembre de 1982, el fondo y las formas neoliberales de hacer Política de Estado no han cambiado sustancialmente. Aquel mismo mes, se empezó a revertir la Expropiación bancaria.

En dicho periodo se debatió y aprobó una Reforma Administrativa, tronco de casi continuas -cada nuevo mandato presidencial- reformas a la Orgánica de la Administración Pública Federal.

Se clausuraron secretarías encargadas de despacho o se les cambió de denominación en el organigrama del gobierno a sabor del cada nuevo jefe del Ejecutivo federal.

En la ruta se crearon los órganos autónomos del Estado, cuyos gestores, en la práctica, han usurpado o suplantado la autoridad administrativa de los miembros del gabinete legal.

Dos fenómenos han aparecido en ese proceso, en grado y medida regresivo: 1) Brotaron como hongos reglas de operación para el manejo del Presupuesto de Egresos de la Federación, vulnerando particularmente a sectores productivos, 2) El gasto corriente se disparó por encima del universo burocrático.

Nuevos armatostes judiciales; estilos decimonónicos

En el Poder Judicial de la Federación, si bien la Suprema Corte de Justicia de la Nación fue elevada al rango de Tribunal Constitucional y se creó el Consejo de la Judicatura Federal, los estilos de administración de Justicia siguen anclados en el siglo XIX, especialmente en juzgados de distrito y tribunales unitario o colegiados. No se diga en sus correspondientes en los estados.

A los ministros de la Corte se le dieron facultades para discernir y sentenciar acciones de inconstitucionalidad o controversias constitucionales entre los poderes públicos y, en materia de amparo, contradicciones de tesis de cuyas resoluciones emanaron nuevas y promisorias jurisprudencias.

Campeones americanos en competencias de impunidad

No obstante, el déficit más socialmente inquietante es el del Estado Democrático de Derecho. Para 2018, el Índice Global de Impunidad nos dio un puntaje de 99 por ciento en esa asignatura. México ocupa el cuarto lugar mundial y primero en el continente americano en dicha repulsiva indisciplina.

El primer eslabón de la cadena es la falta de investigación de los delitos denunciados (que van a la par de los no denunciados), consignaciones omisas o capciosas; en materia de crímenes financieros y patrimoniales, la autoridad ministerial y la instancia jurisdiccional arropan a los justiciables con la figura de delitos no graves.

Lo siento mucho: Esto es lo que nos da el legislador

Hemos escuchado a conductores del Poder Judicial en general o de Tribunales especializados en materia laboral, agraria, fiscal, etcétera, así como de institutos autónomos con funciones de Estado, excusarse de sus sentencias o actos administrativos con la coartada: Esto es lo que nos da el legislador.

En no pocos expedientes, está el registro de la interpretación de la ley, ancha franja que da a los administradores de justicia ocasión de aplicar la discrecionalidad, permeada por intereses políticos o ideológicos. A veces, simplemente burocráticos.

“Esto es lo que nos da el legislador”. Primera acotación: Se conocen casos, verbigracia, en que, al sentenciar acciones de inconstitucionalidad, la Primera Sala de la Corte ha observado y hecho recomendaciones al Congreso de la Unión para que se enmienden leyes que adolecen de desapego a la Constitución.

Se puede documentar que, legislatura tras legislatura federales, esas sentencias han terminado en el archivo muerto de plena mortandad; almacenamientos que se pierden en la noche de los tiempos.

En materia de Estado Democrático de Derecho, tenemos la quimera del control de constitucionalidad, expresado en mandamientos y normas de observancia obligatoria para combatir transgresiones o excesos de poder, en particular las facultades metacostitucionales del jefe de Ejecutivo, y buscar el equilibrio entre los Poderes de la Unión.

El huevo de la serpiente se incuba en el Poder Legislativo

Los poderes Ejecutivo y Judicial, como ha quedado expresado en párrafos anteriores, actúan, en efecto, según sus testimonios, con lo que les da el legislador, de lo que se colige que el huevo de la serpiente que atenta el Estado de Derecho se incuba en las cámaras legislativas, tanto federales como estatales.

Si diseccionamos el Poder Legislativo federal, caemos en cuenta de que los decanos o los incesantes repetidores -sólo con cambio de ropaje partidario- provienen del viejo régimen. Son los depositarios y usufructuarios de la máxima de que, el que hace la ley, hace la trampa. En el día a día, la marca de la casa son los moches.

En la nueva era, el primer signo es que la forma y el fondo de hacer gobierno no han cambiado sustancialmente. La sociedad civil, la gran masa electoral y los de abajo, siguen a expensas de la lógica: Aquí nomás mis chicharrones truenan. Son los manidos usos y costumbres, qué le vamos a hacer. Es cuanto.

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