Voces del Periodista Diario

La magia del zapupe

Nidia Sánchez

Aquí, donde el aire es más limpio, entre guajolotes, gallinas, perros, el canto de los pájaros y hasta un venado, rodean el ambiente rural inmediato de Sara y Antonio, quienes desde temprano inician labores para ir a cortar a su milpa las pencas y obtener el ixtle.
Donde el calor puede ser sofocante la naturaleza es generosa y a veces caprichosa cuando las lluvias escasean.
Sorteando las exigencias de esta nueva era, los artesanos Sara Andrade y Antonio del Ángel se han mantenido estoicos en su tierra natal Potrero I, Tantoyuca, comunidad donde tienen su milpa para obtener el ixtle o zapupe que les permite imaginar y crear piezas únicas que van a dar a las manos de quienes saben apreciar el arte popular.
Es en la cabecera municipal de Tantoyuca, que pertenece a la huasteca veracruzana donde cada domingo acuden puntualmente a vender sus artesanías, instalando un puesto donde nos atrapa el colorido de cada pieza entre el ajetreo que anuncia el día de compras para las personas que salen de sus comunidades a ofrecer lo que sus manos y la tierra produce.
Entre la serie de productos que están a la vista hay los que se pueden utilizar en casa como los tortilleros o para uso personal bolsas y morrales de distintos tamaños, colores y acabados en pintura natural (que se obtienen de las plantas) o artificiales, porque hay para todos los gustos.
La realidad que pocos conocen es esta, todo el trabajo no solo de las manos artesanas sino esperar los tiempos que marca la naturaleza.
Aquí, donde es todavía posible ver animales como puercoespín, tigrillos, Sara y Antonio, cómplices en el trabajo y en la vida, se sienten animados por los pedidos que ocasionalmente reciben.
Es poca la venta, es verdad, confiesan, pero no hemos dejado de vender.
Algunas personas se interesan en sus artesanías y los contactan para elaborar bolsas u otros productos de su interés, de esta forma han logrado mantenerse en lo que saben hacer.
Dependiendo de la ruta que se tome para llegar a Potrero I es más o menos el tiempo de traslado en las camionetas de transporte rural, camino recorrido para acceder a su ambiente y conocer desde las entrañas todo el trabajo detrás antes de ver cada pieza terminada.
Para tener una idea clara, elaborar una bolsa grande requiere raspar 15 pencas de una milpa que fue sembrada hacer seis años.
Pintar el ixtle es otro proceso. Colocar los hilos de zapupe en un diseño especial entre dos palos y una base para comenzar otra parte del trabajo, luego a tejer en telar de cintura.
La milpa de ixtle se encuentra cerca de la casa de los artesanos, entre cerros donde no es necesario cuidado especial debido a que las plantas son resistentes y requieren poca agua, la que reciben durante las lluvias.
Otros artesanos les compran a Sara y Antonio el zapupe que obtienen de su trabajo y entrega diaria.
La vida contemporánea los ha empujado al ingenio de presentar nuevas piezas y acrecentar su legado cultural como maestros artesanos.

VP/INTERNACIONAL/AA

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