Voces del Periodista Diario

No hay teoría revolucionaria, sin praxis revolucionaria

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

A la inversa, también: No hay praxis revolucionaria, sin teoría revolucionaria. Si un polo falla, anula en automático al otro. Era una lección para principiantes que en México nunca entendieron los de la sedicente izquierda, una de cuyas facciones, en el extinto Partido Comunista Mexicano (PCM), se gratificaba con una aviesa identidad: Los enfermos, según identificaba Lenin a los coléricos acelerados.

A esas sectas, y a otras también, les cayó de perlas la obra de Francis Fukuyama quien, en el marco de la Revolución conservadora puesta en cartelera en los ochenta por Margaret Thatcher y Donald Reagan, lanzó a circulación su texto, El fin de la historia/ El último hombre.

El autor se apropió de una inquietud que, después de la Segunda Guerra Mundial, con la consolidación de la Unión Soviética, expresaron algunos intelectuales liberales que, en Europa, se convocaron para discernir si se aproximaba el fin de las ideologías.

En el centro de esa preocupación, se colocaba la cuestión del control del Estado de la economía y se advertían los riesgos a la libertad, obviamente empresarial.

Todos los partidos se recorrieron al esterilizante centro

Los importadores de “ideas”, entre ellos algunos intelectuales orgánicos, tomaron como libro de cabecera el de Fukuyama y llamaron a los partidos políticos a congregarse en el esterelizado y esterilizante centro. Así lo hicieron. Del PCM no quedó ni el membrete.

Fue el espacio en que, en México, se implantó el Estado neoliberal. Sólo algunos avisados estudiosos en las facultades de Filosofía y de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, acaso de la de Economía, tomaron nota del regresivo proceso y trataron de advertir que, de suyo, el neoliberalismo es, esencialmente, una ideología del mercantilismo recalentado.

En el poder durante más de medio siglo, el PRI acusó recibo de esos cambios venidos desde el exterior. Empezó por desaparecer las secretarías de Divulgación ideológica y de Capacitación Política, dejando de lado la formación de sus nuevas generaciones. Ha pagado, y caro, el costo.

En Morena, un obsceno ejercicio de pragmatismo

Nos viene a tema el asunto desde que, a principio de década, se gestó el Movimiento Regeneración Nacional, tipificado por algunos politólogos como la opción de izquierda en México.

En Morena hemos observado, observamos, el obsceno ejercicio del pragmatismo: El indiscriminado reclutamiento de sus miembros, haciendo abstracción de sus tendencias doctrinarias, si es que alguna vez las abrazaron y las practicaron auténticamente, desde la oposición o en el poder. Nosotros hablamos de Los caballos de Troya.

Esa omisión, si bien de los cuerpos directivos, nacionales, estatales o municipales, por supuesto, no la compartieron, no la comparten otros verdaderos militantes.

A manera de ilustración, citamos un acuerdo votado en Congreso Nacional de Morena: La creación del Instituto de Formación de Cuadros. Si vale la referencia, recordemos que, de cara a la desintegración del Partido de la Revolución Democrática (PRD), algunos de sus destacados miembros denunciaron que las incesantes derrotas electorales del Sol Azteca, tuvieron su origen en el abandono de sus valores y principios fundacionales.

Del PRD se produjo la más nutrida migración y cuadros rumbo al Movimiento Regeneración Nacional.

Sabotaje “institucional” a la formación de nuevos cuadros

Pues bien: Atrincherados en la condición de cuentachiles, los miembros del Comité Ejecutivo Nacional provisional de Morena se negaron sistemáticamente a dotar de los recursos etiquetados al Instituto, que se ha quedado en la placenta.

Se llegó al inmoral extremo de acusar al director del nuevo órgano, el insospechable Rafael El fisgón Barajas, de pretender, con el presupuesto, financiar la formación… pero de “otro partido”.

Tenemos, pues, que el promisorio Movimiento que llevó a Palacio Nacional a su líder, carece de un programa y una estructura para la formación de cuadros de remplazo y aun de los activos. Formación, precisemos, no sólo para la promoción del voto, sino para darle sentido socialmente compensatorio al resultado electoral.

Trepadores de chile, dulce y manteca a caza de candidaturas

En estricto diagnóstico, en el agreste interregno entre una directiva desplazada y otra que tiene cuatro meses de mandato -ya agotó el primero- y circula en gira por los estados para acreditar legalidad y su legitimidad, Morena, en la proximidad de la gran jornada electoral de 2021, es acosado ya por nuevos trepadores que andan a caza de candidaturas y algunos tienen recursos para pagar por ellas.

Son arribistas de chile, dulce y manteca que dan la imagen de una manada acéfala que, por encima de cualquier vocación o noción ideológica, andan en pugna, literalmente, por el hueso.

Los enfermos, Los chemos, Los peces, Los dinos y Los renos, al menos se escudaban en alguna etiqueta ideológica, porque habían leído alguna biografía de bolsillo de los hombres ilustres de la izquierda local o internacional. Los nuevos izquierdistas andan en busca de los domicilios de las tesorerías partidistas o públicas, para saciar sus apetitos crematísticos: Al diablo con la teoría y praxis revolucionaria. Es cuanto.

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