Las tareas en la Secretaría de Educación Pública (SEP) son apremiantes. Una de éstas, precisamente, es el rescate de los más de un millón y medio de jóvenes de nivel medio y superior que tras la pandemia ya no regresaron a clases, por diversas razones.
Los cambios de administración siempre representan complicaciones para los funcionarios entrantes, mientras se involucran en los asuntos de sus nuevas responsabilidades. La nueva titular de la SEP, Leticia Ramírez Amaya –con estudios para profesora de nivel básico- no la tiene fácil, porque llega a una dependencia de dimensiones muy grandes y tareas muy complejas, sin el conocimiento estructural que demanda el cargo.
Lo preocupante es que ella asume la posición en el tercio final de este gobierno. En muchos casos, a los recién llegados les toma tiempo conocer su entorno laboral y de responsabilidades. Cuando llegan al principio del sexenio cuentan con un margen de maniobra para ubicarse. En el caso aludido, no tiene esa ventaja la nueva ocupante de la silla del ilustre maestro José Vasconcelos.
Es de suponerse que la funcionaria iniciará sobre las bases que le dejaron quienes la precedieron en el cargo. No obstante, la flamante secretaria tiene el tiempo en contra para enfrentar los retos más urgentes.
En la lista de pendientes debe contemplarse la rehabilitación de miles de escuelas que durante el encierro por la pandemia fueron dañadas. Los maleantes robaron equipos, materiales educativos y perjudicaron las instalaciones.
En paralelo, la secretaria tendrá que avanzar en la instrumentación del nuevo modelo educativo de esta administración. Esto no solo implica adecuaciones presupuestales, materiales y humanas, sino convencer a los escépticos. No son pocos los críticos de este modelo “lopezobradorista” de enseñanza básica.
Además, en fecha reciente un juez le ordenó a la SEP reponer las escuelas de tiempo completo. Como es sabido, es uno de los programas que eliminó la administración actual. Este fallo judicial resulta conveniente para las madres trabajadoras, pero conlleva la exigencia de más presupuesto y éste ha sufrido fuertes recortes bajo el mandato de AMLO.
Finalmente, por su alejamiento del tema educativo –su ejercicio profesional ha sido fuera de la SEP- y por falta de competencias específicas para atender los desafíos que conlleva su puesto -de acuerdo con sus críticos- la nueva titular de la SEP, tiene todos los reflectores encima.
Pesada carga para todo funcionario, ante retos tan grandes. Sin embargo, habrá que darle el beneficio de la duda; y que con su trabajo y buen juicio despeje las preocupaciones de todos.