Voces del Periodista Diario

Nuevo mito genial: Empoderamiento de los obreros

La Piedra en el Zapato

Por Abraham García Ibarra

Siempre inclinados a la poltrona emulación, en México no atendemos la advertencia de que no hay que envasar vino nuevo en odres viejos. Siempre le estamos dando vueltas a la misma noria, con resultados cada vez peores.

Desde que se instituyó constitucionalmente en 1982 la Planeación Democrática para el Desarrollo Nacional, la ley correspondiente ha dado para toda clase de experimentos económicos, teniendo al pueblo de México como mero conejillo de Indias.

En el inmenso y fétido pantano de la corrupción, se siguen aún sembrando proyectos nuevos sobre modelos fracasados. Como diría el campesino -por decir que no aprendemos de los errores-, no excrementamos.

Éxtasis y agonía del Sistema de Ahorro para el Retiro

Hoy volvemos a un asunto, no por trillado, menos actual: El leonino Sistema de Ahorro de los Trabajadores para su Retiro, encimado al viejo SAR, liquidado fraudulentamente en 1997. El saldo de sus activos se perdió en la noche de los tiempos de una cuenta concentradora en el Banco de México. Ya se sabe, a partir de entonces, quienes fueron sus usufructuarios finales; no precisamente sus cotizantes y dueños.

El modelito fue copiado aquí de Chile, de los tiempos del sanguinario golpista Augusto Pinochet, cuya Constitución, por cierto, será expuesta a referéndum por el gobierno neoliberal de Sebastián Piñera en las primeras semanas de 2020.

El suculento menú: Cuatro billones de pesos y contando

Es absolutamente comprobable que, al cerrar 2019, 10 administradoras particulares y sus respectivas sociedades de inversión especializadas de esos recursos de 60 millones de cuentahabientes, tendrán acumulado unos cuatro billones de pesos.

A la legalona, sus usufructuarios son el gobierno federal y corporativos privados nacionales y extranjeros. El supuesto es que esos fondos deben ser destinados a inversión en grandes obras de infraestructura para el desarrollo. (Je je je).

Sin atenderse del sospechoso expediente, en la primera quincena de octubre pasado la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en Convención Nacional de Afores, anunció su disposición de ceder a la exigencia de las administradoras privadas de revisar la ley correspondiente.

El peine está a la vista: Incremento a más del doble de las cuotas

El procedimiento sería que se ahorre más, captar un mayor ahorro voluntario y una tercera salida: Que se aumente la edad para el retiro. No le falta nobleza a la iniciativa: Que los trabajadores tengan una mejor pensión. Ojo, no una regular o buena pensión. No. Una mejor pensión.

Eso de aumentar la edad para el retiro es una iniciativa de la benemérita Confederación Patronal de la República Mexicana. Pero no queda ahí la oferta. El gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, tiene una promesa más democrática: El empoderamiento de los trabajadores.

Acaso por eso, al alimón los gestores de la Afores y la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), periódicamente realizan talleres de Educación financiera a los titulares de las cuentas individuales. Esto es, para aquellos en situación de pensionados, enseñarles a administrar el 30 por ciento de alcance en relación con el último salario devengado en el momento de su jubilación.

Pero, debajo de tanta paja está el grano, maduro desde hace al menos tres años: Elevar de 6.5 a 15 por ciento las tasas de cotización para los fondos de retiro.

No salimos de parches y remiendos a toda normatividad

Lo dicho: Se chapotea sobre el tremedal acumulado durante más de dos décadas. No se llega al fondo de los fondos de retiro como lo está haciendo -obligado por la fuerza de las incesantes movilizaciones sindicales- el gobierno neoliberal de Chile, donde los jubilados y pensionados están exigiendo restaurar el sistema solidario bajo la rectoría del Estado.

Parches y remiendos a la Constitución y sus leyes secundarias en todo problema que aparece hoy en la agenda. Esa es una práctica de los gobiernos neoliberales mexicanos que instituyeron el corporativismo empresarial.

Lo que nos recuerda el clamor de los polacos cuando les gobernó Solidaridad: Estábamos mejor cuando estábamos peor. No es un retruécano. Suele suceder. Es cuanto.

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