Voces del Periodista Diario

El síndrome de Drácula

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

Aunque no constituye aún “verdad histórica”, existen demostraciones empíricas que indican que, cuando ciertos políticos abandonan su habitual discreción y se exponen a la luz pública, son atacados por el Síndrome de Drácula: Se achicharran.

Durante las cinco décadas en que el Partido Acción Nacional (PAN) militó en la oposición real contra el régimen priista, al que incesantemente acusó de corrupción, los tricolores lo acusaban a su vez de actuar como Tartufo, el bribón teatral que blasona su beatitud.

En ese periodo, el PAN -que pretendía ser depositario del monopolio de la oposición en México-, en los setenta hizo un corte para asumirse como partido de “la oposición leal”.

Fue en 1988 cuando el PAN rindió banderas. Después de haber traicionado en julio a su candidato presidencial, Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, en diciembre suscribió con Carlos Salinas de Gortari la Alianza estratégica para afiliarse al modelo neoliberal adoptado e impuesto por el usurpador.

Por ese pacto, los firmantes permutaron la legitimidad de gestión por las afamadas concertacesiones electorales.

A ese territorio llegó el PAN después de dos etapas: 1) La del neopanismo, y 2) La de Los bárbaros del norte.

En el seguimiento de la biografía del PAN (la más autorizada de don Luis Calderón Vega, padre de Felipe) hemos escrito que el partido pasó por una visible y reveladora mutación:

  1. La fase fundacional, en que el PAN se propuso moralizar el ejercicio del poder público; b) la de una callejera y estridente moralina; c) la del relativismo moral, a partir de que pactó con el régimen priista, y d) en el primer sexenio presidencial con Vicente Fox, la de la inmoralidad galopante.

Vicente Fox y Felipe Calderón

Decíamos en las primeras líneas de esta entrega, que el riesgo político de abandonar las catacumbas es exponerse a las quemaduras de la luz.

Fox experimentó su primera prueba electoral en 1988 después de haber pasado por el movimiento de deudores conocido como El Barzón.

El guanajuatense llegaría a confesar paladinamente que, para su alta en el PAN, algún amigo le escribió una tarjeta ejecutiva con ciertas nociones de lo que era el partido.

Fox, pues, ignoraba doctrina y programa del PAN pero poseía dotes naturales del showman.

Lo demostró en la LIV Legislatura federal (1988-1991) en que su único acto espectacular fue en la luneta del Palacio Legislativo de San Lázaro, donde hizo un festejado paseíllo coronado con unas enormes orejas de burro, parodiando la estampa de Salinas de Gortari.

En 2000, Fox llegó a la presidencia como endosatario del bono democrático que le otorgaron los votantes a los que les prometió echar de Los Pinos a las tepocatas, las víboras prietas y otras alimañas que, a su decir, encarnaban la corrupción.

Pronto, el Presidente azul pasó de las páginas políticas de los medios de comunicación a las revistas del corazón y a las barras cómicas de los medios electrónicos. Inspiró la serie televisiva El privilegio de mandar.

Las marcas de la casa del sexenio foxiano fueron el inicio del saqueo de la renta petrolera y la corrupción.

Fox pretendió heredar la “presidencia en condominio” a su segunda mujer, Marta Sahagún Jiménez en 2006.

Al sentenciar la elección presidencial de ese año, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) reconocieron que la intromisión de Fox en el proceso puso en entredicho la equidad democrática. No pasó de eso.

El beneficiario de la sentencia del TEPJD, fue Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa.

El sexenio del Humanismo político

El michoacano había amenizado su campaña electoral con el corrido de El hijo desobediente. Alardeó de haber llegado a Los Pinos, aiga sido como aiga sido.

Nunca como en ese sexenio, el PAN convirtió en un inane spot el supuesto gobierno del Humanismo político. Todavía no se cierra el cómputo de los miles de víctimas de la guerra calderoniana, entre las que las inocentes fueron remitidas al casillero de daños colaterales.

Con Calderón se abrieron las esclusas a la deuda pública, que en este sexenio acumula el monstruoso saldo de 8 billones de pesos, por encima ya del 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

PAN, tributario del fáctico Pacto por México

En 2012, el PAN fue el segundo actor partidista del fáctico Pacto por México, la placenta de las grandes reformas “transformadoras”.

Después de los resultados electorales del pasado 5 de junio, el jefe nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés proclamó que su partido regreso está de regreso… a Los Pinos. Él se asume como primer postulante.

Vicente Fox Quesada terminó renunciado al PAN. En sus recientes apariciones televisivas -su elemento es la comicidad-  la gira de consejero oficioso del presidente Enrique Peña Nieto.

Felipe Calderón Hinojosa sueña volver a Los Pinos en 2018, ahora como “Presidente consorte”.

En eso anda, con sus ajuares hechos jirones, la muy cacareada transición democrática. Muy a la mexicana. La luz convierte en ceniza a los hijos de Drácula. Es cuanto.

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