Voces del Periodista Diario

PRD: La belleza no está reñida con el poder

EL LECHO DE PROCUSTO Por: Abraham García Ibarra

 

Esa frase para los bronces políticos la pronunció Alejandra Barrales, después de posar glamorosamente para la portada de la revista H (“para hombres”) en histórica ocasión.

El poder no se comparte, solían decir los gobernantes surgidos del PRI, cuando éste todavía blasonaba su invencibilidad.

Aunque maltrecha, la estructura de mandos del Partido de la Revolución Democrática (PRD), según sus estatutos, reconoce teóricamente mil 520 cuadros estatales; entre integrantes de los órganos de dirección nacionales, incluyendo el Consejo Político, la suma sería de tres mil 459 individuos.

De acuerdo con la convocatoria concertada en marzo pasado por los representantes de los distintos intereses partidarios, dentro de doce semanas (6 de agosto), esa nómina de sería renovada totalmente, con todo y presidencia nacional.

Contra toda esa estructura de gobierno interno del PRD se pronunció unilateralmente la dirigente Alejandra Barrales, al posar ahora para las pantallas de televisión el pasado viernes al lado del jefe nacional del PAN, Ricardo Anaya Cortés, quien de su ronco pecho soltó el anuncio de que ambos directivos acordaron un frente amplio para las elecciones de 2018.

Golpe de timón dictatorial

Desde hace tiempo, en el piso de remates electoral, se ha acuñado la figura alianza contra natura, que identifica el maridaje de dos fuerzas programática e ideológicamente irreconciliables; pero, si se trata de decisiones inconsultas, los términos aplicables son: Madruguete o albazo.

Optemos por un tercer uso: Golpe de timón. Fue la acción asestada al PRD por quien dijo en su oportunidad que La belleza no está reñida con el poder: Alejandra Barrales operó como una dama empoderada. Poco más: Dictatorial.

Aunque tiene tiempo desplazado de su rango de “líder moral”, el fundador indiscutible del PRD, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano caracterizó la maniobra de Barrales como una enorme torpeza.    

Desde hace casi un año, Cárdenas Solórzano impulsa por su lado la convocatoria para hacer converger en un solo frente a variadas fuerzas políticas  de corte democrático con vistas a 2018, sin anteponer o imponer discrecionalmente programa o candidato a la sucesión presidencial.

El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Salazar, si bien llegó al encargo abanderado por el PRD, se ha negado sistemáticamente a afiliarse al partido del Sol Azteca.

Sin embargo, la nominación de Barrales a la presidencia nacional del PRD fue interpretada públicamente como una concesión al titular político de la CDMX, de cuyo equipo de gobierno emanó Alejandra.

Cuando Mancera Salazar ha dado por sentado que buscará la Presidencia de México en 2018, ha sido preciso al declarar que sólo asumirá la candidatura si se origina en una realista alianza que garantice expectativas de triunfo. La que suscribió Barrales con el panista Anaya Cortés, ¿es la que Mancera espera?

A Barrales ya no le alcanza el oxígeno

La dirección nacional del PRD ha transitado en los dos  años recientes de tumbo en tumbo: Cayó en su momento Carlos Navarrete Ruiz, impulsado al puesto por la tribu dominante Nueva Izquierda, la de Los Chuchos. “La izquierda políticamente correcta”.

En el naufragio de Navarrete Ruiz, la nomenclatura amarilla reclutó al ex priista Agustín Basave para encargarle el relevo por un periodo rigurosamente acotado, a fin de dejarlo fuera de las decisiones de 2018.

Durante su gestión, el regiomontano se inclinó en 2016 por las alianzas con el PAN, pero entró en enfrentamiento interno por otras que fueron impugnadas.

Después de los procesos junio de 2016, Basave -quien ilusamente pretendió dirigir el PRD como una especie de “parlamento” en el que los acuerdos fueran colegiados-, se rindió a las evidencias y, luego de reconocer que las tribus son ingobernables, prefirió renunciar a la presidencia.

La crisis amarilla dio la oportunidad a Alejandra Barrales, quien aceptó las precarias condiciones que le impusieron las tribus. Su mandato fue limitado a 2017.

El PRD, visto en el llano igual que el PRI y el PAN

Aun antes de que a principios de año Barrales se viera atrapada en la espiral escandalosa por conflictos administrativos personales, particularmente desde el Estado de México se cuestionó su gestión y se pidió su cese.

Con independencia de las críticas personalizadas a Barrales, especialmente Alternativa Democrática Nacional (ADN), que comanda el mexiquense Héctor Bautista, exigió un ajuste de cuentas al PRD.

Denunció ADN que la caída del registro electoral del partido fundado por Cárdenas Solórzano, a partir de 2015, sólo tenía una explicación: Al abandonar en el ejercicio del poder los principios programáticos e ideológicos fundacionales, el PRD es visto y valorado por los electores igual que al PRI y al PAN.

Esa percepción empezó a profundizarse en el llano cuando el PRD buscó su adscripción en el fáctico Pacto por México animado por el Peñismo. Incluso, dentro del propio PRD, ese pacto fue tipificado como una versión revisada y ampliada de la Alianza Estratégica que en 1988 firmó el PAN con el usurpador Carlos Salinas de Gortari.

Ochoa Reza: PAN y PRD se dan por muertos

La sorpresiva e inconsulta decisión de Alejandra Barrales del pasado 19 de mayo, parece darle la razón a los detractores de la convocatoria al frente amplio para 2018.

A lomo de ese acuerdo bicéfalo, el dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza declaró exultante: Es la confesión del PAN y el PRD de una derrota anunciada en 2018.

El PRI puede gratificarse con propio diagnóstico. Pero, en la amplia perspectiva de 2018, no son pocos los politólogos mexicanos, algunos a regañadientes, que coinciden en que el pacto azul-amarillo expresa el tamaño del miedo frente al despegue del partido del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) rumbo a las elecciones generales del año que viene.

Esos politólogos basan sus consideraciones en la lectura de las encuestas sobre la intención del voto en la inmediatez de las elecciones de gobernador en el Estado de México y la proximidad del 18, en cuya mayoría de resultados puntea individualmente Andrés Manuel López Obrador.

Como sea, la suerte de Barrales está echada para el 6 de agosto venidero en que se escenificará el aquelarre amarillo. Tiene sentido esta prefiguración, porque a la mitad del foro estarán midiendo fuerzas los gobernadores de Morelos y Michoacán, Graco Ramírez y Silvano Aureoles, respectivamente, que pugnan por la candidatura presidencial amarilla.

Para esos mismos días, el PRI ha programado su asamblea nacional, que tiene como menú principal la revisión de los documentos básicos del tricolor. Este es un punto formal en la orden del día. Tras bambalinas se moverán los presidenciables del Peñismo.

Manlio Fabio Beltrones vuelve a atacar

Como a la candidatura presidencial la pintan calva, tendremos en ese montaje a aquellos que  quieran prenderla por los pelos.

Entre esos postulantes destaca el ex dirigente nacional tricolor Manlio Fabio Beltrones Rivera, el gran perdedor de 2016. El que se quedó a la vera del camino en 2012.

Manlio Fabio ha  salido de su sigiloso retiro hogareño en Sonora y ha reaparecido a tambor batiente en la Ciudad de México. No en los corrillos de Insurgentes Norte 159.

Lo hizo el salinista ex gobernador, ex  senador y ex diputado sonorense en la sede del Club de Industriales de México; nada más, pero  nada menos.

Frente a su selecta audiencia, Manlio Fabio retomó una posición que exhibió desde que estaba a punto de concluir la LXII Legislatura federal, cuando tipificó el Pacto por México como un acuerdo de facto y propuso que se institucionalizara en una reforma de la Constitución

Ante conspicuos activos del sector empresarial, Manlio Fabio estableció que en el escenario político a partir de 2018 se presenta la más alta probabilidad de concentrar apoyo político en el futuro presidente de la República, mediante un gabinete integrado por mujeres y hombres capaces y experimentados, que hagan a un lado a los aprendices que pueden traernos conflictos enormes.

Las iniciativas de Manlio Fabio para 2018 son dos, a saber: 1) La Segunda Vuelta Electoral  y 2) sistema de gobierno de coalición.

El gobierno de coalición, explicó el porfiado sonorense, “ayudará” al Presidente a no tomar decisiones en solitario: “Tiene que compartirlas, y es cuando empresarios (en la punta los empresarios), sociedad, familias y grupos organizados pueden influir en el destino del país”.

Será esa, la varita mágica, a decir de Manlio Fabio, para restaurar la gobernabilidad. ¡Aquí estoy!, proclama el sonorense y su programa tiene ya las premisas.

Manlio Fabio Beltrones Rivera no está muerto ni andaba de parranda. Estaba fabulando en su Sonora querida. Algo -y más que algo- inspiró al indoblegable animal político: Después de su mandato presidencial, el general Álvaro Obregón se refugió en su hacienda en Huatabampo, Sonora.

Allá, El manco de Celaya encontró vital aliento campirano para remprender su marcha sobre la Ciudad de México. Fue reelecto y asesinado días después en julio de 1928. Su asesinato, sin embargo, no fue estéril: Otro sonorense, Plutarco Elías Calles, convocó a los compatriotas a fundar el Partido Nacional Revolucionario (PNR) para hacer de México un país de instituciones y de leyes.

De instituciones y de leyes tienen hambre y sed los mexicanos. ¿Será Beltrones Rivera el hombre de la providencia? Su temple irreductible parece indicarle que si lo es. Se vale soñar. Es cuanto.

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