Voces del Periodista Diario

Aurelio Nuño en el País de las Maravillas

VOCES OPINIÓN Por: Lic. Mouris Salloum George.

El presidente Enrique Peña Nieto concedió una tregua mediática a sus gobernados, tomándose unas merecidas vacaciones de verano. Su secretario de Educación Publica, Aurelio Nuño Mayer, no.

Don Aurelio no se da reposo en la heroica promoción y defensa de su Reforma Educativa. No tiene, para ello, escenario aborrecido.

Ayer apenas, montó una ceremonia especial de despedida a 300 jóvenes becarios mexicanos que viajarán a la tranquila Francia a culminar su formación en la carrera de Ingeniería.

Emotivo el acto. Ahí, no faltaba más, el titular de la SEP se dio la oportunidad de continuar su ofensiva retórica para la implantación de la Reforma Educativa.

Las palabras de Nuño Mayer no tienen desperdicio: La Reforma, dijo, lleva explícito un sistema formativo de calidad y harán de México una de las naciones más exitosas del siglo XXI, “con mayor libertad, justicia, prosperidad y felicidad”.

Es la mejor oferta que un presidenciable priista ha hecho en la perspectiva de 2018.

“Veo un México con hambre y sed de justicia”, denunció el 6 de marzo de 1994 el entonces candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio.

Colosio fue asesinado 17 días después. Desde entonces, ha quedado sin redimir la deuda en materia de justicia que el sonorense contrajo.

Ya está el qué; falta, el cómo

Nuño Mayer retoma la aspiración básica de todos los mexicanos. Es menester señalar que, con Justicia, la Prosperidad y sobre todo la Felicidad vienen por añadidura.

La cuestión, es que resulta oferta de limitado esfuerzo diseñar el qué. Donde ese anhelado fin se atora, es en el cómo.

Es obvio, que todo desarrollo humano pasa por una educación de calidad, a condición de que vaya acompañada por opciones de desarrollo profesional en el mercado laboral.

La fuga de cerebros

México ha logrado innegables avances en su Educación Superior. A  muchos de los egresados de las universidades y otras instituciones de Enseñanza Superior, el Consejo Nacional para la Ciencia y Tecnología (Conacyt) premia con becas al extranjero.

El seguimiento de la suerte de esos jóvenes que acreditan maestrías y doctorados en el extranjero, nos informa que, si regresan a México, no tienen dónde ni cómo ejercer sus conocimientos y habilidades. Esos talentos se van a otros países en busca de las oportunidades que aquí se les niegan. Y las logran.

De los que aquí se quedan con sus títulos universitarios, a nivel de Licenciatura por ejemplo, no pocos se ven empujados a la economía informal, donde la giran de choferes de taxi, meseros y hasta de vendedores de piratería.

El remedio y el trapito, decían nuestras abuelas. Si desde hace tres décadas la economía mexicana no da ni para la subsistencia de millones de compatriotas, ¿cómo esperar que les lleguen la prosperidad y la felicidad por obra de la ciencia infusa?

Algo le falta al menú de Aurelio Nuño Mayer, porque el entremés de una buena formación se queda corto si no vienen enseguida el primero, segundo y el principal tiempo, según le llaman las cartas gastronómicas.

El asunto es que las lenguas de madera se activan a la primera provocación y lo que producen son virutas que se lleva el viento. ¿Cuándo tendremos en las ofertas de los presidenciables una Reforma Económica Integral, socialmente incluyente y redistributiva? ¿Es una asignatura imposible de acreditar?

El 2018 está a la vuelta de la esquina y la depresión económica, detonante de la depresión humana, parece inminente. Hay que cambiar el tono y el contenido de las promesas futuristas; de otro modo, éstas quedan para las calendas griegas. Con  éstas, la felicidad queda en el inventario de las Utopías. No se vale.

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