Voces del Periodista Diario

Ayer, como tragedia; ahora, como farsa

Lic. Salloum George. Foto reducidaVoces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

Ayer como tragedia, ahora como farsa

A las 20:35 del 19 de septiembre repiquetea el teléfono: Desde el puerto de Mazatlán, Sinaloa, una dama con voz angustiada pide a su amiga residente en la Ciudad de México, consejo para proceder: A distancia de mil kilómetros ha recibido en su celular un asfixiado mensaje: Estoy entre los escombros del Colegio Enrique Rébsamen. Fátima

Por suerte, responde el 911. Una diligente operadora atiende la llamada requiriendo pormenores para transferir la urgencia a la instancia de auxilio correspondiente.  

Treinta minutos después, entre los reportes recibidos por los medios de comunicación metropolitanos, se da el dato preliminar que en el desplome del Colegio Rébasmen, al sur de la Ciudad de México, han muerto 25 personas. Veintiún serían alumnos. Habría 30 personas desaparecidas.

Hoy al mediodía, hacemos votos porque la voz de Fátima no se haya apagado.

¡Otra vez! La tragedia de las costureras

Entre la legión de presentadores de noticias en los medios electrónicos locales escuchamos voces que no pierden su objetividad y ecuanimidad profesionales. Muchas otras son presa de la histeria que agiganta la sicosis colectiva.

Una nota nos sobrecoge y nos indigna: Apenas a unos 300 metros de Palacio Nacional y del Palacio del Antiguo Ayuntamiento, en la Colonia Tránsito, se ha desplomado un edificio. Estarían atrapadas 100 mujeres; quizá cuatro muertas.

Ese edificio utilizado en la industria textil, obviamente endeble, de ahí su derrumbe, está en la misma área en la que en 1985 los terremotos mataron a decenas de obreras costureras cuyos patrones las sometían a un régimen de explotación inmisericorde.

Entre otras expresiones del drama de hace 32 años, el caso de las costureras se volvió emblemático. Sublevó a otras mujeres que asumieron la defensa de las obreras mexicanas dejadas por la autoridad laboral al inhumano designio de una clase empresarial que, a más de someterlas a salarios irrisorios, no les brindan ningún tipo de seguridad industrial.

El inicuo, rentable e impune negocio inmobiliario

Es la marca de la casa de  la CDMX, desmemoriada de las destructivas consecuencias de la complicidad de sus autoridades con los traficantes del inicuo negocio inmobiliario.

Un balance preliminar de los terremotos de ayer habla de al menos medio centenar de edificios colapsados. Sus costos en vidas humanas estarán por cuantificarse.

Desmemoria y corrupción: Dados los hechos del 85, irreparables en muchos casos -por ahí ambulan todavía damnificados y familiares de las víctimas en clamor de justicia-, el programa de Renovación habitacional fue acompañado por acciones legislativas y administrativas que impondrían a la industria de la construcción nuevas normatividades y especificaciones.

Se revisaron los planes de Desarrollo Urbano Metropolitano y delegacionales. Una de las disposiciones sería limitar a determinado número pisos y altura de las nuevas edificaciones, y respetar áreas reservadas y protegidas  o de potencial inhabitabilidad por riesgos de inestabilidad de los suelos o a orillas de cañadas en constante deslave.

Puro jarabe de pico: El principal filón de enriquecimiento explicable de las autoridades delegacionales es esa industria. Empieza desde un irresponsable pero rentable cambio de uso de suelo y le sigue la venta indiscriminada y cara de las licencias de construcción, sin compadecerse de la nueva demanda de los de por si precarios servicios de agua y energía eléctrica. Protección civil, de a cómo no.

Es un clamor incesante de antiguos residentes de las delegaciones contra la autorización de nuevos paraísos residenciales que no son más que monstruosos adefesios que, a más de afear el paisaje generan problemas de movilidad automovilística y peatonal. ¡Nadie escucha en esta Capital Social!

Sólo de 2017 tenemos a la vista más de cien registros periodísticos sobre  repetidas denuncias comunales en las delegaciones Benito Juárez, Coyoacán, Álvaro Obregón, Contreras, Cuajimalpa, Cuauhtémoc, etcétera. ¡Nadie escucha!

La “doctrina” de los nuevos Cresos  

Hace unas semanas, consta en boletines del Gobierno de la CDMX, un funcionario de primer nivel declaró que, si bien tienen algo de razón las protestas, no se puede detener por decreto el progreso económico de la ciudad. El dinero, pues, sobre el bien colectivo.

Dejamos constancia en las primeras líneas de esta entrega de la dramática llamada de auxilio de una niña atrapada en el derrumbe del Colegio Rébsamen.

La pregunta es: Al progreso económico “de la ciudad” ¿es sacrificable la integridad física y sicológica de niños y jóvenes, de los pacientes confinados en establecimientos médicos ahí donde las edificaciones escolares y hospitalarias carecen de condiciones idóneas para una oportuna y segura evacuación en casos de amenaza catastrófica?

Los pisos televisivos y las cabinas de radio convencionales son tomados por asalto por una burocracia asustada y tartamuda a la vista de las consecuencias de sus omisiones. Por supuesto, tienen la varita mágica “para que esto no vuelva a ocurrir”.

Es el mundo maravilloso de Alicia. Otro es el que existe en las redes sociales. ¡Ojala! que la voz de Fátima haya sido escuchada a tiempo. Si no, será otro crimen en la conciencia de los demagogos neoliberales.

(*) Director General del Club de Periodistas de México

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