Voces del Periodista Diario

En economía, del círculo virtuoso al círculo viscoso

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

Desde la crisis económica  finisexenal de los años setenta, al firmar la primera carta de intención con el Fondo Monetario Internacional (FMI), México quedó a expensas de las grandes agencias financieras multinacionales (el Banco Mundial, una de ellas) que, sobre todo a partir de 1982, empezaron a imponer sus políticas de choque, según se dijo, para recuperar la estabilidad y el crecimiento económicos.

En el periodo neoliberal recorrido, sin embargo,  el crecimiento quedó en mera quimera y la estabilidad sólo  se festina en las llamadas variables fundamentales de la macroeconomía. Aún éstas, en nuestros días exhiben ya su vulnerabilidad.

El contrapunto más acusado que se observa en ese proceso que ya lleva más de tres décadas, es el siguiente: En la evaluación anual que realizan diversos organismos internacionales, México no logra mejorar sustancialmente su posición en el ranking de competitividad global.

En cambio, en la medición de la corrupción, sólo en ocho años ha caído 23 puntos en la escala de los países evaluados: En cuanto a desvío de recursos públicos, le corresponde a México el sitio 125 entre 139 países; en los métodos de asignación de contratos públicos, el 123.

Aquí se afirma que la corrupción cuesta a los mexicanos más de 900 mil millones de pesos al año.

El sumario más ilustrativo de la compulsa internacional a México, se puede condensar en este dato: Al iniciarse el primer lustro del actual siglo, la economía mexicana se situaba en el noveno sitio a escala mundial. En lo que va del actual sexenio, habría caído hasta el 16.

Huelga desagregar la situación de los sectores socioeconómicos: De manera recurrente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal/ ONU), por ejemplo, subraya la creciente desigualdad en la distribución del ingres nacional.

Oootra vuelta a la tuerca

Sin compadecerse de esos signos socialmente regresivos y políticamente subversivos, el Banco Mundial (BM) recomienda darle otra vuelta a la tuerca.

Ayer, en un foro del Instituto Mexicano de Contadores Públicos, el economista senior del BM para México, Joost Draaisma propuso identificar y diseñar nuevas reformas estructurales a fin, entre otros objetivos, de “fortalecer la productividad”.

Lo dijo, sin hacer alusión alguna al régimen laboral que asfixia a la clase trabajadora mexicana.

Reformas estructurales de segunda generación propone asestar el BM, no obstante que su representante, respecto de las acometidas en el actual sexenio, asegura que “se sobrevendieron” las expectativas y “tardarán en rendir frutos”.

Hay no obstante, en la disertación del funcionario citado, una observación capital en la que radica el Talón  de Aquiles de la economía mexicana: El reto, lo describió, de “fortalecer la sostenibilidad fiscal”.

Es en esa asignatura en la que el actual gobierno de la República no quiere dar su brazo a torcer, según queda de manifiesto en el paquete económico para 2017, en el que se empecina en no tocar el tema de nuevos impuestos.

Draaisma no se refirió específicamente a la insolvencia de la hacienda pública, pero relacionó el tema de la “sostenibilidad fiscal” con el incremento de la deuda pública para financiar el gasto, proceso en el que los analistas especializados encienden las luces rojas por los crecientes montos de la deuda respecto del Producto Interno Bruto (PIB).

La sensación que difunde ese tipo de reflexiones sobre el estado que guarda la economía mexicana, es que, del  circulo virtuoso del que hasta hace poco hablaban los tecnócratas, nos hemos quedado atrapados en el círculo viscoso, de esos que tejen las arañas. Grave asunto.

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