Voces del Periodista Diario

Impunidad, ¿hasta dónde nos vas a llevar?

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

Cuando, fatalmente, se aproxima el segundo aniversario de la explosión de La crisis de Ayotzinapa (26 de septiembre) y se exacerban las acciones en reclamo por la desaparición de los 43 normalistas, aparecen, contra la derrotada Verdad histórica, elementos que dejan más preguntas que respuestas.

Se pensó equívocamente que, con el arresto y proceso judicial del alcalde de Iguala, Guerrero, José Luis Abarca, y la defenestración del gobernador Ángel Aguirre, se apaciguarían las aguas. Los incontrolables desbordamientos del cauce continúan incesantes.

En los precipitados palos de ciego de 2014, se extendieron las averiguaciones al municipio de Cocula y presuntas conexiones narco hasta Tamaulipas, sólo para enrarecer más las especulaciones sobre el megacrimen.

Ahora, se han ido ya sobre el municipio de Huitzuco. La prolongación territorial de la escena del crimen no ha hecho más que enturbiar aún más la de por sí  la escasa credibilidad del gobierno mexicano.

Durante el tiempo transcurrido desde el 26 de septiembre de 1994, el régimen mexicano ha sido expuesto a instancias internacionales que han dado seguimiento a esa espantosa operación de exterminio humano.

A los exhortos de la ONU, a los reportes sobre la situación de los Derechos Humanos en México, suscritos por el Departamento de Estado de los Estados Unidos; a las actuaciones de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), a la intervención del Parlamento Europeo, etcétera, el gobierno mexicano ha respondido, no con evasivas, sino con descalificaciones de la información, las conclusiones y las recomendaciones de esos organismos.

La muerte tiene permiso

Esa actitud del gobierno federal, lejos de vencer la resistencia de los padres guerrerenses, le ha dado nuevos y moralmente irrebatibles argumentos de lucha.

En esos dos años, el tema de Los 43 de Ayotzinapa no ha salido de la agenda pública. Pero a ese expediente insoluto se han agregado nuevas expresiones de barbarie en todo el territorio nacional; en Guerrero mismo y en Michoacán, por ejemplo.

El cotidiano hallazgo de narcofosas y cementerios clandestinos, como en el estado de Morelos, no hace más que exhibir la impotencia de un Estado mexicano frente la supremacía del crimen, organizado o común.

En  los últimos días, en recientes horas,  la sociedad mexicana se horroriza con brutales fenómenos de inhumanidad en Chihuahua, Veracruz y Estado de México-Ciudad de México.

De Chihuahua ha surgido la denuncia como reacción a la ejecución, después de haber pagado el rescate, de un empresario menonita secuestrado: Su caldo de cultivo, es la impunidad. Esta es la gran cuestión.

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