Voces del Periodista Diario

La austeridad y El manto de Noé

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

En el libro del Génesis, existe un episodio en el que Cam descubre a su padre Noé, sobrado de copas y desnudo, con ciertas partes del bajo vientre al aire. Lo comenta con sus hermanos Sem y Jafet. Los tres proceden a tomar un manto para cubrir a Noé a fin de evitar que las hijas lo vean en esa fea condición.

La siquiatría ha tomado esa figura bíblica para analizar el impulso  de algunos  hijos por sostener relaciones  carnales con sus padres.

La literatura, en cambio, ha tomado el cliché de El manto de Noé en situaciones de descomposición social o política, en cuyo caso se dice que, quienes hacen uso de ese raído paño, lo hacen para ocultar las vergüenzas de los corruptos.

Una de las principales pestes que asuela a México, es la corrupción. La que más se denuncia, es la corrupción gubernamental, no porque sea la predominante, que la es, sino porque  agravia a la moral pública y a la ética republicana.

Tanto peca el que mata la vaca…

En ese ámbito (Tanto peca el que mata la vaca/ como el que le detiene la pata), la corrupción tiene dos manifestaciones: 1) La más socorrida, el discrecional, ilegal y descarado zarpazo sobre los dineros que pagan los contribuyentes a la hacienda pública, y 2) la institución de privilegios económicos a los servidores del Estado, que se benefician con asignaciones propuestas por el jefe del Ejecutivo, y aprobadas por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados.

En ambos casos, la casta dorada de la burocracia enquistada en los tres Poderes de la Unión disfruta de caros placeres vicarios a expensas de una comunidad nacional en cuyo seno vegetan más de 70 millones de compatriotas que fluctúan entre la pobreza y la miseria.

Un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene ingresos anuales por más de seis millones. Un obrero o empleado, sujeto a régimen de salario mínimo, en el mismo año apenas recibe poco más de 25 mil pesos. Son más de siete millones de mexicanos que subsisten con el salario mínimo.

Ahora bien: En los dos años recientes, se ha hecho patente la insolvencia del erario para satisfacer presupuestos para las políticas públicas. Vamos a decir que, de buena fe, el Ejecutivo ha propuesto programas de austeridad, ajustando algunas prestaciones a los servidores públicos. El buen juez por su casa empieza.

La sentencia en favor de Benito Nacif

Cuando esa medida se propone, invariablemente es el Poder Judicial de la Federación el que presenta mayores resistencias. La solidaridad social brilla por su ausencia.

En la frecuencia de la austeridad, hace unas semanas la Junta General Ejecutiva del Instituto Nacional Electoral (INE) recomendó al Consejo General un ajuste de 10 por ciento en los sueldos de los altos mandos de esa institución, que supera los de los ejecutivos de algunas corporaciones trasnacionales.

Colérico, el consejero electoral Benito Nacif se fue raudo a la Corte para evitar ese ajuste en sus ingresos. Con la misma velocidad, la Sala Superior de la Corte ha determinado que lo acordado por el Consejo General del INE es inconstitucional. Justicia expedita.

La sentencia de la Sala Superior no tiene desperdicio: El Consejo General del INE tiene facultades para tomar “medidas de racionalidad y disciplina del gasto y metas de ahorro…”.

¡Ah! pero tocar los ingresos personales del consejero Benito Nacif, ahí no baila m’ija con el señor. ¿Qué tal si la misma acción se aplica a los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y luego hasta a los ministros de la Corte?

Son los casos en los que se habla del uso de El manto de Noé, que “sirve” para cubrir las vergüenzas al aire libre.

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