Voces del Periodista Diario

La importancia de la iniciativa ciudadana

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George.

Puesta a caballo la sucesión presidencial adelantada, recientemente hemos leído al menos dos textos  en que sus autorizados autores ponen en la orden del día un concepto exótico para nuestro régimen electoral: La segunda vuelta.

Por supuesto, los articulistas que abordan el tema en textos periodísticos o ensayos sobre democracia, toman como referente lo acontecido en las elecciones presidenciales de 2006, en que oportunistas e interesadas voces de las catacumbas exigieron al presidente Fox echar mano al Ejército para la toma de la Ciudad de México a fin de aplastar la resistencia, sin hacerse cargo de las consecuencias de una acción de esa envergadura.

En el escenario actual, los analistas introducen dos factores que necesariamente incidirán en las elecciones generales de 2018. La debacle sufrida por el partido en y del gobierno, el PRI, en los  comicios de 2015 y los más recientes de junio pasado.

El otro ingrediente, es la irrupción de las candidaturas independientes, que ya forman legión, en la que los partidos nacionales con registro, como ya ocurrió en 2015 en Nuevo León, terminaron arrinconados por el empuje de Jaime El Bronco Rodríguez, que echó de palacio al PRI.

A la manada acéfala de precandidatos partidistas de todos los colores y siglas que andan que se les queman las habas, desafían al menos tres aspirantes a Los Pinos por la vía independiente que ya con incluidos en los sondeos de intención del voto para 2018.

Un elemento cualitativo que caracteriza ese fenómeno es que, precisamente por su condición de independientes, los que aspiran “por la libre” a la presidencia, por deficiencias e insuficiencias de la legislación, no tienen la camisa de fuerza de los estatutos de cada partido para sus procesos internos de selección de candidatos y, en la etapa constitucional del proceso electoral, tienen un ancho margen para eludir los rigores que la Constitución y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales imponen a los candidatos partidistas, por ejemplo, en el capítulo de financiamiento de sus campañas.

En el horizonte, conflictividad e ingobernabilidad

En última lectura, lo que la proliferación de candidaturas partidistas e independientes entraña, es que el potencial de conflictividad ante los resultados de la contienda de 2018 puede desbordar la capacidad de control de los órganos de administración y jurisdiccional de las elecciones, y situarnos en un terreno de ingobernabilidad.

En el menor de los casos, de falta de legitimidad de los candidatos triunfantes reconocidos  seguirá ensanchando la distancia entre gobernantes y gobernados; tal se ve en nuestros aciagos días.  

En esas consideraciones se fundan los argumentos de quienes abogan por la implantación de la segunda vuelta electoral.

Lo más grave de la situación, es que ni en el Ejecutivo ni en las primeras minorías de las cámaras del Congreso de la Unión se observa voluntad alguna de emprender una reforma electoral que se adelante al sombrío horizonte de 2018, no sólo en la asignatura comentada sino en muchas otras.

De acuerdo con la norma constitucional vigente, una reforma de esa naturaleza se sujetaría a la condición de que se promoviera y se aprobara un año antes del proceso al que se va aplicar, en cuyo caso el límite para procesarla se agotaría en julio de 2017.

De ahí que resulte plausible la acción de algunas organizaciones no gubernamentales para presionar por esa necesaria e impostergable reforma mediante la iniciativa ciudadana. No es la panacea ante la cerrazón del establishment, pero no hay peor lucha que la que no se emprende.

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