Voces del Periodista Diario

Otra mancha más del insaciable tigre

VOCES OPINIÓN Por: Mouris Salloum George

 

Salvador Adame Pardo ¡Presente! Humanidad torturada y semicalcinada en un paraje de Nueva Italia, municipio de Múgica, Michoacán.

Adame Pardo era propietario y conductor del canal televisivo local 6tv, de operación digital.

De acuerdo con declaraciones atribuidas a un testigo del crimen, Daniel Rubio Ruiz, el autor intelectual del secuestro y asesinato de Adame Pardo sería Feliciano Ledezma Ramírez, presunto jefe del cártel de Los caballeros templarios, desprendimiento activo de La Familia Michoacana.

Eso lo reveló el procurador general de Justicia del estado, Martín Godoy Castro. En principio, se le puede otorgar el beneficio de la duda.

Ha caído, pues, otro comunicador: Si al tigre asesino no se le pueden borrar las manchas, parece obvio que si se le pueden pintar nuevas, con el color de la impunidad.

Durante más de una década se ha sabido de la existencia de La Familia Michoacana. En su biografía se ha consignado su tolerada extensión hacia los más importantes municipios del  estado de México. De su poda, Los caballeros templarios, se denuncian también conexiones en el estado que gobierna Eruviel Ávila Villegas.

Tantas páginas escritas sobre esos dos cárteles, sólo las supera el número de  boletines de corporaciones militares y policiales que cuentan que aquellas organizaciones han sido desmembradas y que sus líderes principales han sido abatidos o están a buen recaudo.

No importan las denominaciones para efectos forenses: Lo cierto es que la sociedad michoacana -desde que ahí Felipe Calderón emprendió su guerra contra el crimen organizado en diciembre de 2006- ha caído en una situación de impotencia e indefensión sin solución de continuidad.

Incluso, ese estado de cosas dio pie a la hipótesis de la narcoinsurgencia de factura estadunidense, casi sugiriendo que se diera a los grupos criminales el rango de beligerantes políticos.

No molesten: El gobernador “va a ser Presidente”.

Por el palacio de Gobierno de Michoacán han pasado en sucesión al menos seis gobernadores en los últimos diez años y comisionados federales de Seguridad Pública que han declarado, un día sí y otro también, el restablecimiento de la paz en ese territorio. Al menos dos de esos ex gobernadores han sido indiciados por corrupción.

El actual titular del gobierno michoacano, el perredista Silvano Aureoles Conejo, ha estado más ocupado en frivolidades y en su precampaña por la presidencia de la República en 2018, que por sacar el buey de la barranca.

Todavía, en las dos semanas recientes, los choques entre los aparatos estatales de seguridad y manifestantes de diverso signo y causas con víctimas morales y daños materiales, han  estado a la orden del día.

A Aureoles Conejo lo que le importa es mantener a salvo su imagen para acreditar sus méritos como presidenciable en el 18.

Visto que la imagen y la fama publicas del perredista, no rechinan de limpio, el mandatario no perdona los atrevimientos de los medios de comunicación que se niegan a ocultar la lacerante realidad que viven los michoacanos.

Es en esa atmósfera represiva en la que están expuestos el desempeño y la integridad de los periodistas. Habrá que esperar a dónde conducen las indagatorias del asesinato de Salvador Adame Pardo. Sus resultados, cualesquiera que sean, no le devolverán  la vida al colega.

La tragedia no cesa y de ella no escapan periodistas o profesionales de otras actividades. Michoacán es el oscuro espejo de México. No hay para cuando.

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