Voces del Periodista Diario

Santa Anna y la rosa amarilla de Texas.

Por Mouris Salloum George

18 de abril de 1836, Antonio López de Santa Anna, general en jefe del ejército mexicano marchaba por la llanura tejana en busca de los rebeldes y se enfiló hacia el centro de comercio de Nueva Washington sólo para encontrarlo abandonado porque sus habitantes huyeron antes de su llegada. Emily, sin embargo, permaneció en su puesto y el general Santa Anna, conocido como todo un don Juan, que siempre tenía un momento para la galantería, quedó prendado de su belleza. Después de que sus hombres saquearon lo que se podía todavía encontrar en Nueva Washington, Santa Anna fijó su vista en Emily, capturándola junto con un muchacho llamado Turner. Santa Anna convenció a Turner de llevar a sus exploradores al sitio de campamento de Houston para conocer el detalle sobre la cantidad de tropas y características del ejército de Houston, pero Emily alcanzó a persuadir secretamente al muchacho de escaparse de Santa Anna e informarle al general Houston de la llegada del general mexicano, además de su ubicación, tropas y pertrechos disponibles.

Así, aunque estaba casado en segundas nupcias con una mujer en México (Dolores Tosta), Santa Anna nunca desdeñaba la compañía de una dama voluptuosa. Al quedar prendado de Emily, ordenó a sus hombres montar inmediatamente el campamento en los llanos a orillas del río San Jacinto. Sus subalternos protestaron, insistiendo que la localización del campamento violaba los principios de estrategia del tiempo de guerra y hacía al ejército extremadamente vulnerable. Houston, al recibir noticias de Turner sobre la ubicación y situación del ejército de Santa Anna, desplazó sus tropas a una milla de las posiciones mexicanas. En la mañana del 21 de abril, Houston espiaba el campamento mexicano a través del catalejo observaba a Emily preparando el desayuno al general Santa Anna. Así Houston comentó, “espero que esta muchacha lo mantenga en la cama todo el día y haga que se descuide”. Esa tarde, tuvo lugar la Batalla de San Jacinto, que marcó la consecución casi inmediata de la Independencia de Texas. Los rebeldes texanos sorprendieron al ejército mexicano que estaba totalmente desprevenido y Santa Anna fue literalmente encontrado con los pantalones abajo, (reportes mencionan que huyó del campo de batalla con su camisa de seda abierta y cubierta bajo un capote azul, tomado a un soldado muerto).

Algunos historiadores han sugerido que atrajeron a Emily la opulencia y las miradas del general mexicano; otros se inclinan más por la lealtad a la causa tejana. El sobrenombre “La Rosa Amarilla de Texas”, según lo observado en la canción popular del mismo título, se atribuye a Emily Morgan. El término “Yellow” (amarillo) a inicios del siglo XIX, se refería a la gente de la raza mezclada o a los mulatos. Hoy, los actos heroicos de esta joven mujer son conmemorados por los miembros de los caballeros de la Rosa Amarilla de Texas cada 21 de abril en San Jacinto. El histórico hotel de Emily Morgan, situado al lado de El Álamo en San Antonio, Texas, se nombró así en honor a Emily Morgan.

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