Voces del Periodista Diario

Otra vez el clamor: Si no pueden, renuncien

Ruta México

Por Álvaro Aragón Ayala

Los criminales son cada vez más y nosotros somos muy pocos. Lo que parece ser una alarmada convicción social en todo el territorio nacional y en la misma Ciudad de México, adquiere su cabal sentido si la frase la pronuncia el líder histórico de las autodefensas de Michoacán, Hipólito Mora.

Mora difundió en redes sociales su vuelta a las armas. Se había mantenido replegado después de su encarcelamiento y liberación como consecuencia de su participación en la formación de aquellas brigadas civiles para combatir primero a la Familia Michoacana y más tarde a los desprendimientos que se identificaron como Caballeros templarios.

Aquellas bandas fueron relativamente reducidas, pero tomaron su lugar las del Cártel Jalisco Nueva Generación, que operan en el corredor Tecomán, Colima-Meseta Purépecha, con extensiones a El Bajío hasta la frontera noreste con los Estados Unidos.

Secuestrados, degollados, feminicidios, narcofosas…

La semana pasada se informó que, en una cueva de la Sierra Tarahumara, fueron rescatados 21 hombres en cautiverio y obligados por sus secuestradores a la siembra de droga. En esas mismas horas se reportaron ocho asesinatos en el estado de Chihuahua, la mayoría en Ciudad Juárez.

En Sonora está abierta una carpeta de investigación sobre el asalto de sicarios de un cartel sobre una comunidad controlada por un cartel rival; la incendiaron y, antes de matar a algunos habitantes, los sometieron a atroces mutilaciones y degollamientos.

(Sonora es la tierra nativa del secretario federal de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño.)

En Guerrero, el pasado fin de semana fueron ejecutadas en un antro de Acapulco seis personas; otras siete resultaron heridas, todas con arma de fuego.

En el mismo estado fue ultimado un director de Seguridad Pública. En los estados de México y Baja California se reportan más feminicidios. En Sinaloa se descubren nuevas narcofosas. Es el amargo pan de todos los días en el país.

En Palacio Nacional se reconoce ya que la nueva estrategia en materia de Seguridad Pública no está dando los resultados previstos. El Sistema Nacional de SP rompe estadísticas con nuevos records mes por mes.

La cuestión es, ¿por qué no está funcionando la nueva estrategia?

Reasignación de prioridades en la acción de la Guardia Nacional

Si se aventura una respuesta, tenemos que recuperar el supuesto de que la Guardia Nacional sería la solución deseable a ese enorme desafío, planteado desde que, en 2006, precisamente en Michoacán, Felipe Calderón dio el banderazo al combate contra el crimen organizado.

Existe, en el redimensionamiento del problema de Seguridad Pública, una paradoja: La exposición de motivos de la reforma constitucional y de las leyes secundarias -al menos seis en proceso en el Congreso federal- argumentó que la nueva corporación sería la responsable de esa función en todo el territorio nacional.

Abruptamente, a mediados de junio el esquema se fracturó: Se reordenaron las prioridades y los destacamentos de la Guardia Nacional fueron reasignados al control de los flujos migratorios centroamericanos, cuando los gobiernos de los estados no han respondido aún a su compromiso de reorganizar y capacitar a sus corporaciones policiales.

La semana pasada el presidente Donald Trump, que en junio exigió acciones para contener la migración, se llamó a sorprendido porque se esperaba la movilización de seis mil activos para estas tareas, y el gobierno mexicano desplazó ¡21 mil soldados! a las líneas fronterizas.

Sin salidas, el laberinto se oscurece todavía más

En la Ciudad de México, donde se dio preferencia a algunas alcaldías conforme sus indicadores de criminalidad para la disposición de Guardia Nacional, en el mero Centro Histórico siguen registrándose asesinatos a mano armada.

Todo indica, pues, que no sólo no se hallan salidas al laberinto de la Inseguridad Pública; por el contrario, la estrategia se atora en nuevos tapones.

Resuena de nuevo en la escena pública la exigencia planteada hace casi diez años: “Si no pueden ¡renuncien! Lo menos que se puede pedir es le revisión y la rectificación en la estrategia.

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