Voces del Periodista Diario

BICENTENARIO. BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA -EL PROCESO DE LUCHA (1808-1821)

Segunda de tres partes
Pablo Moctezuma Barragán.
En 1810 se vio descubierta la conjuración de Querétaro y se inició el movimiento que culminaría en 1821. La lucha por la Independencia que inició Miguel Hidalgo significó una profunda revolución popular que reivindicaba a los indígenas y su lucha por la tierra que les fue arrebatada desde la invasión europea.
Hidalgo y Josefa Ortiz tomaron la iniciativa en la preparación de la conspiración. Se buscaba un levantamiento nacional para derrocar al gobierno virreynal al grito de “abajo el mal gobierno”, “abajo los gachupines”en contra de la esclavitud, las alcabalas, los monopolios, en un principio -por táctica- no se mencionó al Rey y eso lo haría Morelos en el Congreso de Chilpancingo repudiando a la monarquía española y declarando la Independencia el 9 de noviembre de 1813.
La lucha la preparó Hidalgo durante décadas, siempre se ligó a los indígenas, hablaba náhuatl, purepecha y nahñu u otomí, durante décadas desarrolló proyectos productivos, buscaba la soberanía económica y la sustentabilidad. En las comunidades desarrolló, ramos agrícolas e industriales talleres textiles, alfarería, curtiduría de pieles, criaderos de abejas, ladrilleras, fábricas de loza cultivó viñas, moras y lino.
Ya en el movimiento insurgente les devolvía a los pueblos indígenas la tierra que les habían arrebatado los españoles. Fomentó arte, cultura y en sus tertulias la idea de la independencia, cuando se lanzó a la lucha lo siguieron pueblos enteros. Su acción fue largamente preparada.

En la noche del 15 de septiembre fue Miguel Hidalgo quien con valentía convenció a sus compañeros y se puso en acción para movilizar al pueblo llamándolos “a coger gachupines”. Mientras que Allende y Aldama, al verse descubiertos, en un primer momento quisieron huir, ya que el coronel Narciso de la Canal, bajo cuyas órdenes servían, les dio oportunidad de escapar y un salvoconducto. Al recibir De la Canal órdenes de Querétaro para que apresara a Allende, mandó a Aldama a avisarle inmediatamente ofreciéndole un pase para salir del país y la oportunidad de escapar (García, Pedro (2003): Con el cura Hidalgo en la guerra de Independencia, México: LVIII Legislatura, p 35). Los oficiales no estaban preparados para resistir al ejército realista por la precipitación de los acontecimientos.
Pero Hidalgo contaba con un arma, la de apelar al pueblo. Al amanecer dio inicio la lucha por la Independencia, levantando al pueblo que en pocas horas reunió un ejército de cientos de hombres. Es falso que Hidalgo no tuviese un plan, sí que lo tenía pero lo acusaron de fomentar “la anarquía y el caos”. Las fuerzas insurgentes no constituían, al principio, un ejército propiamente dicho. Era más bien una masa desorganizada de pueblos originarios, campesinos pobres y de trabajadores urbanos sin experiencia, disciplina ni conocimientos militares, armados muchos de ellos con “palos, flechas, hondas y lanzas”. Los contingentes propiamente militares eran muy pequeños y solo unos cuantos oficiales los comandaban.
Los insurgentes salen de Dolores con 600 hombres que al llegar a San Miguel son ya cinco mil. En Celaya el ejército insurgente suma ya 20 mil elementos. En Guanajuato los rebeldes alcanzan los ya casi 40 mil efectivos, en la Batalla del Monte de las Cruces se acercan a 80 mil (Aguilar Monteverde, Alonso (1986): en El pensamiento político de México, Tomo 1. La Independencia, México: Editorial Nuestro Tiempo. página 74).
Así que en el Bajío todos los pueblos se levantaban al paso de los insurgentes. Hidalgo reivindicó el derecho del pueblo a la insurrección, propició un levantamiento popular y se hizo eco de las demandas indígenas, fue un consecuente portavoz del pueblo.
Su plan era el de establecer un Congreso compuesto por representantes de todas las ciudades, villas y lugares del país para establecer un gobierno representativo al frente de la nueva Nación. Buscando emitir leyes “suaves, benéficas y acomodadas a las circunstancias de cada pueblo, desterrando la pobreza evitando el saqueo de las riquezas, fomentando la producción y desarrollo industrial. De modo que claramente buscó la soberanía económica no solo la soberanía política. De inmediato comenzó la campaña para desprestigiar a Hidalgo, distorsionar su proyecto, y atemorizar a la población. Las autoridades coloniales publicaban libelos que distribuyeron por miles. Eran firmados por pseudónimos “un doctor mexicano”, “el duranguense”, “el mexicano”, “Miguel Anti-Costilla”, o firmadas simplemente con las iniciales A.V. y El T. de C. En esos libelos lo acusaban de “asesino”, que su imagen es la de un “loco” y un “monstruo” que tras de él “vuelan hombres perdidos, confusos y aturdidos. Incluso decían que “su fin es acabar con todos los indios y con todos los criollos para que después entre Napoleón a gobernar la Nueva España”.
Una vez consumada la Independencia, nadie pudo negar el papel que jugó su iniciador, por lo que los enemigos durante los años subsiguientes continuaron concentrándose en descalificar la personalidad de Miguel Hidalgo, el carácter de su lucha por la soberanía, los métodos que siguió y sobre todo, el que haya escogido la vía revolucionaria apoyándose en el pueblo llano, a lo que llamaron “anarquía”.
A Hidalgo se le ha calumniado. ¿Qué porqué no tomó la capital? Veamos. Tras la victoria en el Monte de las Cruces no tomó la ciudad de México porque aún no daba a conocer su programa de lucha, por la Independencia y contra los monopolios, hasta ese momento se les pintaba a los insurgentes como una turba de malvivientes saqueadores y no se conocían sus ideales. No había abolido la esclavitud, ni derogado de los tributos y las alcabalas lo que hizo después en Guadalajara el 6 de diciembre de 1810, sitio donde contó con una imprenta para dar a conocer el ideario de la rebelión y el 20 de diciembre comenzó a publicar El despertador Americano.
El fue el primero en América continental en abolir la esclavitud, 55 años antes que en Estados Unidos que se había independizado 44 años atrás en 1776. Además, en la cruenta batalla del Monte de las Cruces se disgregó la mitad de su ejército, se quedó sin municiones y en la capital el virrey estaba preparado para resistir, mientras que Calleja ya había salido de San Luis Potosí para combatirlo por la espalda. El ejército insurgente hubiese quedado entre dos fuegos, además en la capital no hubo rebelión popular como en el Bajío e Hidalgo lo que promovía era un levantamiento nacional y había enviados suyos en todos los puntos del territorio para organizar una rebelión general. Es falso el cuento de que Hidalgo y los insurgentes tenían la capital en sus manos y se retiraron sin motivo alguno.
Cuando fue hecho prisionero nunca se arrepintió, 3 meses le insistieron que se retractara. Al no lograrlo en octubre de 1812 un año después de su muerte, presentaron una carta supuestamente firmada el 18 de mayo de 1811 -cuando por cierto su proceso estaba cerrado- muy ajena a él en forma y fondo. Nunca se enseñó el original ni copia certificada del documento. Era falso y no olvidemos que en julio Hidalgo encarcelado antes de morir ratifico su justificación para rebelarse. Años después calumniaron a Morelos igual con un supuesto arrepentimiento.
Tras el fusilamiento de Hidalgo, Allende, Aldama, Mariano Jiménez, Ignacio López Rayón ?quien había logrado escapar a esa fatalidad? convocó a los insurgentes a reunirse en Zitácuaro para formar la primera Suprema Junta Nacional Americana.
Tenía un espíritu conciliador y buscó negociar con Calleja para establecer un Congreso que detentara el poder a nombre de Fernando VII.
Pero fue José María Morelos quien buscando una transformación profunda, comenzó a encabezar la lucha práctica y teórica organizando el Congreso del Anahuac en el que declararon la Independencia, establecieron que la soberanía dimana del pueblo y este la deposita en el Supremo Congreso y rompieron abiertamente con la monarquía española y las viejas instituciones, abolieron la esclavitud y las alcabalas rompió, siguió la línea de devolver la tierra a los indígenas y propuso las nuevas instituciones inaugurando el espíritu republicano, enfrentando gran oposición aún dentro de las mismas filas de los insurgentes, López Rayón había seguido defendiendo la permanencia del Rey Fernando VII y posteriormente no firmó la Constitución de Apatzingan en octubre de 1814.
La Constitución de Apatzingan es la primera del México independiente, erigiendo al país en una República. Morelos lo sacrificó todo en defensa del Congreso al que defendió hasta el último instante de su vida. De hecho, lo hicieron prisionero por cubrir la huida de los diputados. Una vez prisionero el 5 de noviembre de 1815. Fue sometido a cárcel, juicio y tortura pero no se quebró. Lo juzgaron “las jurisdicciones unidas” el 22 y 23 de noviembre, pero al no lograr nada, lo someten a otro juicio más ahora con la Inquisición, querían que se “arrepintiera”, a toda costa, no lo lograron nunca. Todavía insisten y realizan el interrogatorio de la “Capitanía General” el 30 de noviembre y 1º de diciembre. Desesperados le exigen que para ser confesado antes de morir, le escribiera una carta al Virrey. Lo hace burlándose de él 12 de diciembre (día de la guadalupana, símbolo de la independencia) y no le da más que información banal , una docena de datos intrascendentales y probablemente falsos en forma de burla. Cómo que “por Acapulco guardó en un charco cobre en barra”, que “enterró acero y estaño y plata del lado derecho del Río Grande, o que conseguía plomo cerca de Mezcala. Todo impreciso y además no comprometía a nadie. Lo fusilaron el 22 de diciembre. Cómo no se retractó, ya muerto, el 26 de diciembre, publicaron una supuesta carta de retractación, muy ajena a su estilo, ideas y expresiones. Y divulgaron que se había arrepentido. Todavía hay quien repite el invento de los españoles. Pero Morelos fue de una sola pieza. Su ejemplo fue un impulso para seguir la lucha.

VP/INTERNACIONAL/AA

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