Voces del Periodista Diario

Lo que muchos no han entendido en 500 años 

Pablo Moctezuma Barragán

Conociendo el modo de vida en el Anahuac, cae por tierra la versión de Hernán Cortés. En sus cartas de Relación refiere que Moctezuma le dijo que había un señor natural, dueño de estas tierras, que los mexicanos eran extranjeros en sus propias tierras, que eran vasallos de un señor que se había ido, pero que regresaría, que seguramente Cortes venía de parte de ese señor y que por lo tanto lo iban a obedecer y entregarle toda la tierra, y que además podían llevarse todo el oro que quisieren. El cuento de que los confundieron con Quetzalcóatl o que los creyeron dioses y por eso les “cedieron” todo se inventó después.  

El mismo relato muestra su falsedad porque aquí no existía la propiedad privada de la tierra, Moctezuma no podía entregar la tierra, aquí no había señores ni vasallos,ni señores dueños naturales dueños de las tierras. No había reynos, ni emperador. El mando supremo lo tenía el Tlahtocan o Consejo de Gobierno, el tlahtoani y el ciuhacoatl dependían de las decisiones del tlahtocan, no mandaban, uno era el vocero y el otro el administrador. Toda la historia de Cortés cae por los suelos. Además refiere Cortés que Moctezuma con llantos, convoca a los dirigentes todos los pueblos aliados de la Confederación y les pide que obedezcan a su señor natural. En Europa sí había señoríos, vasallos, reynos, imperios, aquí no. 

Aquí existían pueblos, cuyos calpullis se hermanaban en icniuyotls, se respetaba la autonomía a todos los niveles, se hacían alianzas en las que se buscaba el beneficio mutuo, subsistían comunidades fuertes y la propiedad común, y gobiernos colectivos, en el altépetl se combinaba lo urbano y lo rural. Todavía no era una sociedad mercantil y predominaba el trueque, el oro no era el dinero universal y se usaba para lucirlo y atuendarse, no existía el afán de atesorar oro, que valía tanto como un hermoso arreglo de plumas. La Confederación dominante no imponía gobierno, lengua, religión, economía, sólo un tributo para mantener la red comercial y política. No había monarquía como la europea, había un calpulli especializado en el gobierno y de ahí se elegía por méritos al tlahtoani que estaba sujeto al tlahtocan. Además, cada aliado mantenía su autonomía y todo se decidía en asambleas, sí que había luchas por la hegemonía y el predominio, tensiones, contradicciones, pero se resolvían con sus propias reglas. Nadie entregaba nada súbitamente, entre pueblos mandaban embajadas, tenían tres platicas, negociaban, se hacían regalos, el fuerte le daba al débil alimentos y armas, si no había acuerdo el enfrentamiento se daba al mes que era de 20 días, se enfrentaban en equidad de circunstancias, y siendo un pueblo derrotado, aceptaba convertirse en tributario. Por cierto, en esos enfrentamientos no había destrucción de la ciudad enemiga, ni tierra arrasada, ni masacres de población civil, y si ocupaba un espacio el vencedor era junto al vencido, no sobre sus tierras. De modo que es ridículo que Moctezuma hubiese convocado a todos a sujetarse a su señor natural. Y que así como así, súbitamente, como de rayo, todos se fueran a inclinar ante un embajador extranjero sin chistar ni dar pelea. Todo el cuento de Cortes es ridículo, pero prevalece 500 años después. Esa era la historia que tenía que escribirle al Rey para fingir inocencia, al mismo tiempo que le enviaba mucho oro para sobornarlo.  

La técnica de dominio que empleaban los españoles y que habían practicado una y otra vez en las Antillas, en cada lugar al que llegaban en Cuba, en la Española, en Perú, en Guatemala, en Venezuela era acercarse al principal, secuestrarlo, mantenerlo como rehén y luego hacer masacres para paralizar a la población. Eso mismo hicieron aquí, Moctezuma salió a recibirlos como embajada Extranjera, por acuerdo del Tlahtocan porque era su costumbre, los alojó en el Palacio de Axayacatl y los españoles sorpresivamente lo apresaron y lo mantuvieron como rehén. Todo el cuento de que permaneció “voluntariamente” con ellos se falso y más aún que siguió gobernando. Son cuentos de Cortes y sus militares para mantener la historia de que todo fue voluntario. La matanza de la fiesta de Toxkatl tenía el objetivo de sellar su victoria ante un pueblo aterrorizado, pero aquí a diferencia de las Antillas el pueblo se rebeló, los cercó en el Palacio de Axayacatl y les dejó de enviar alimentos. Luego de que Moctezuma preso y encadenado les había dado un ultimátum, declarándoles la guerra, aprovechó la oportunidad del sitio para lograr que saliera Cuitláhuac, pero salió con la orden de dar guerra a muerte y así lo hizo. Cuando Moctezuma no les sirvió como rehén, lo mataron. Fueron Cuitláhuac y Cuauhtémoc quienes continuaron la guerra contra el invasor y aliados.  

Los españoles y aliados no formaron una “coalición antimexica”, no hubo una “sublevación general contra la tiranía mexica”. Los invasores luchaban contra la Triple Alianza y confederaciones y pueblos aliados. Tenayuca, Otumba, Cuautitlán, Tlalnepantla, Xaltocan, Iztapalapa, Cuautlalpan, Mixcuic, Cuitlahuac y los tlatelolcas, tepanecas. matlaltzincas, malinalcas y cohuixcas, xochimilcas, lucharon a favor de la triple alianza. 

Finalmente los defensores del Anáhuac fueron diezmados, por caballos, las armas de acero, los perros  de presa entrenados para matar, su guerra sucia, desconocida hasta entonces, sus ataques por sorpresa y a traición, su guerra bacteriológica que mató de la viruela a tantos, el estar Tenochtitlan en una isla que pudo ser totalmente sitiada, sus bergantines. Derrotados también  porque los invasores españoles supieron trabajar las divisiones internas, las rivalidades y pleitos y supieron engañaron con promesas, amenazar, asesinar a quien se les oponía como fue el caso de Xicotencatl el Joven.  

Múltiples factores llevaron a la victoria de los invasores españoles que luego traicionaron a sus aliados. No fue una “guerra interna”, sino una invasión en la que se logró atraer a aliados locales, como sucede en toda invasión, para lograr imperar. Divide y vencerás ha sido siempre la divisa imperial. Finalmente, todos los pueblos del Anáhuac, incluyendo los tlaxcaltecas, cholultecas, huejotzincas, totonacas fueron sometidos. Todas las ciudades destruidas, todos gobernados por autoridades civiles y eclesiásticas españolas. Todo el territorio saqueado y los indígenas sujetos a repartimientos y encomiendas. Encerrados en Repúblicas Indias que fue el antecedente del Apartheid. Al vencer la invasión española, hasta se bautizó nuestra tierra como la Nueva España. 

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