Voces del Periodista Diario

Poder del dinero, nomás mis chicharrones truenan

El lecho de Procusto

Por Abraham García Ibarra

A partir de la década de los setenta, cuando se intenta modificar el proceso de desarrollo que les había producido grandes beneficios (ahora), los empresarios están exigiendo cambios en las políticas económicas seguidas por los presidentes Echeverría y López Portillo.

Esa mutante posición del poder económico privado fue analizada en 1983 en los ensayos sistematizados por los investigadores Salvador Cordero H., Rafael Santín y Ricardo Tirado (El poder empresarial en México/ Terra Nova).

Se presenta en sociedad Libre Empresa, S. A. de C. V.

Al año siguiente (Excélsior 28 de mayo de 1984), el maestro don Manuel Buendía publicó en su columna periodística una lista de magnates privados, de cuya identificación retomamos los apellidos, saber:

Azcárraga Milmo, Sada Olivares, Molina Piñeiro, Díez Barroso, Vázquez Raña, Briones, Gutiérrez Cortina, Ballesteros, Prieto, Ortiz Sahagún, Gavito, Ariza Alducin, Del Valle Ruiz, Senderos, Carrancedo, Uribe, Nader, Laviada, Macero Bracho, Autrey Maza, Slim Melo y Cantú Ayala.

Dos días después de la publicación, el maestro Buendía fue asesinado. Hace de ello 34 años.

El contenido de la columna del periodista michoacano apareció abajo de este encabezado: ¿País en venta? Revela el autor la presentación de la marca: LESA (Libre Empresa, S. A. de C. V.).

Salvo las empresas propiedad de la banca nacionalizada, el grupo de plutócratas proponía al presidente Miguel de la Madrid, la compra de todas las empresas que opera el Estado.

En la perspectiva de la sucesión presidencial de 1988, a título personal algunos magnates privados se concertaron en lo que coloquialmente se denominó charolazo: Era la colecta de fondos para financiar la campaña del PRI.

Ya destapado Carlos Salinas de Gortari por el PRI, en octubre de 1987 hizo explosión el monstruoso crack de la Bolsa Mexicana de Valores, que dejó en cueros a miles de pequeños y medianos jugadores bursátiles.

Después se supo de algunos suicidios por esa debacle. Los propietarios de las casas de bolsa y los grandes especuladores, salvo excepciones, no sólo salieron ilesos, sino impunes y empoderados financieramente.

Momento clave: La desnacionalización de la banca

A escasos 18 meses del nuevo mandato presidencial, en mayo de 1990, instruido por Salinas de Gortari, el secretario de Hacienda Pedro Aspe Armella puso a caballo la desnacionalización del sistema de banca y crédito, casualmente el sector que en 1984 el grupo empresarial referido había excluido de su iniciativa ante De la Madrid.

En la perspectiva de la sucesión presidencial de 1994, se produjo la segunda edición del charolazo empresarial para el financiamiento de la campaña del PRI. Esta vez, las crónicas describieron el aquelarre como una especie de piso de remates: Los postores llegaron a vocear ofertas hasta de 25 millones de pesos por cabeza.

Durante la gestión de Salinas de Gortari se profundizó el proceso de “desincorporación” de otros codiciados entes administrados por el gobierno federal. Entre los usufructuarios aparecieron nombres de los listados por el maestro Buendía en su columna postrera de mayo de 1984. Se habló mucho entonces del pago de esas empresas con papeles chatarra.

La cueva de Ali Babá: El Fobaproa

Ya en el sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, muchos de los empresarios citados, “rescatados”, aparecieron en la podrida panza del Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa), transformado en Instituto para la Protección del Ahorro Bancario (IPAB), para convertir la deuda contingente en pública, con cargo a los contribuyentes.

Ahí permanece esa deuda pública hasta la fecha, gravitando en forma criminal sobre el Presupuesto de Egresos de la Federación, obviamente sobre el lomo de los causantes cautivos.

Primera exploración para un partido de los empresarios

En el recorrido del tránsito 1982-1997, se dio otro fenómeno que no puede dejarse de lado en esta narrativa, a saber:

Después de la Gran Reforma Política 1977-1978, ya desde una posición corporativa, algunos conspicuos directivos de los hombres de negocios organizados exploraron la posibilidad de construir su propio partido empresarial.

Estamos en posesión de elementos de prueba que informan que el ensayo tuvo en la mira la apropiación de la franquicia del Partido Demócrata Mexicano (PDM/ El partido del gallito).

La dirigencia nacional de ese partido entró en secretas negociaciones -incluso recibió dinero a cuenta-, pero fue atajada por las facciones más tradicionalista y radicales del Sinarquismo. El PDM tenía entre sus postulados: Todos proletarios, no: todos empresarios.

En testimonios escritos por el ex jefe nacional del PAN y candidato presidencial de este partido en 1982, Pablo Emilio Madero, encontramos otra revelación:

Socios de las corporaciones empresariales nacionales se dieron cita a principios de 1982 en Ciudad Juárez, Chihuahua. En la orden del día se puso una iniciativa y una opción: Dar forma autónoma a un partido propio, o infiltrar el Partido Acción Nacional. Se votó esta opción.

En aquel cónclave, fue visible la presencia de personeros del Grupo Monterrey, una de las grandes formaciones empresariales con poder real.

Operación a fondo: “México en la libertad”

Aquel mismo año, se produjo la expropiación bancaria decretada por José López Portillo. En la transición presidencial JLP-De la Madrid se puso a galope la campaña México en la Libertad, convocada, financiada y dirigida desde el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) y, tangencialmente, desde la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

Es hasta 1998-2000, si bien a título personal, que nuevamente militantes empresariales operan bajo cuerdas: Hacen donaciones a la asociación Amigos de Fox. El propio guanajuatense confiesa que esa asociación, que suplanta al PAN en el financiamiento de la campaña, recibe dinero de gentes hasta de Irlanda y Rusia

Instalado en Los Pinos, Vicente Fox proclama su gobierno como uno de los empresarios, por los empresarios y para los empresarios.

2006: Se pone en riesgo la elección presidencial

En 2004-2006, el Consejo Coordinador Empresarial arroja la capucha: Se entromete en las campañas presidenciales abiertamente. Consta en la sentencia de declaración de Presidente electo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que reconoció que esa injerencia puso en riesgo la validez de la elección presidencial.

Costo-beneficio: Una facción del CCE recibe de Felipe Calderón Hinojosa la empresa Aeroméxico, actualmente dominante en la trasportación aérea comercial, una vez que fue sacada del aire Mexicana de Aviación.

En el periodo narrado, todavía en la década de los setenta con la que iniciamos esta entrega, el PRI porfiaba en sostener su operación electoral en sus sectores-base: Obrero, agrario y popular.

Una especie de estigma: Ni político empresario ni empresario político

Se resistía todavía el partido casi único a dar de alta a un cuarto sector: El empresarial. Una especie de estigma retórico: No a la simbiosis político empresario o empresario político.

En la sucesión presidencial de 2018, la antes delgada frontera entre los partidos políticos (entidades de interés público) y los poderes fácticos se ha diluido.

A contrapelo del régimen constitucional del sistema de partidos, los hombres de negocios han echado abajo la línea institucional y actúan en la escena electoral como Pedro por su casa.

¿Quién garantiza el ejercicio libre y secreto del voto?

¿Está garantizado el ejercicio del voto libre, secreto, directo y universal? Sólo los consejeros y magistrados electorales federales aseguran que sí, pero no ofrecen evidencias tangibles –legales, certeras e imparciales– de que así suceda a mes y medio del 1 de julio.

Dedicamos esta entrega a la memoria del maestro Manuel Buendía Tellezgirón en el ya cercano 34 Aniversario de su asesinato (30 de mayo). Es cuanto.

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