Voces del Periodista Diario

PRI: Otro paso al abismo

Voces del Director

Desde Filomeno Mata 8

Por Mouris Salloum George (*)

Quien siembra vientos, cosecha tempestades

Para decirlo pronto, la hegemonía electoral del PRI se fracturó en 1988. Entonces, el diputado priista michoacano, don Antonio Martínez Báez, tipificó la toma del poder presidencial como resultado de un Golpe de estado técnico.

La pretendida legitimación de la Presidencia de la República, se maquinó en la Alianza estratégica, pacto de diciembre de aquel año, por el cual el PRI se vio precisado a cohabitar con su adversario histórico, el Partido Acción Nacional.

Una de las cláusulas de la Alianza, fue la permuta legitimidad de gestión versus concertacesiones poselectorales. Durante la dirigencia de Luis Donaldo Colosio, en 1989 el PRI fue obligado desde Los Pinos a entregar al PAN, por primera vez, la gubernatura de Baja California.

Así comenzó a desgranarse la mazorca

De ahí en adelante, el efecto dominó impactó a los estados fronterizos del norte, donde el tricolor fue desplazado del poder. Hasta la fecha, Baja California norte y sur; Durango, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, están en manos de gobiernos no priistas, aunque en dos de ellos mandan desertores tricolores.

Ahora, la Ciudad de México, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Quintana Roo, Yucatán, Chiapas y Morelos, son gobernados por partidos contrarios al PRI. Cinco de ellos, por arribistas que cambiaron de camiseta.

En el sexenio con el que abrimos la narrativa, incluso, se propuso cambiar la marca histórica del PRI, por Solidaridad, buque insignia de la administración 1988-1994.

Dos expulsiones de Los Pinos; 24 dirigencias inestables

En el periodo analizado en estas entregas, en dos ocasiones el PRI ha sido expulsado de Los Pinos.

En el mismo periodo, (30 años), por la dirigencia nacional del PRI han pasado 24 mandos. Menos de año y medio de gestión en promedio

En el sexenio 1994-2000, el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León –suplente de Colosio-, declaró su sana distancia del partido que lo llevó a Los Pinos.

Al terminar su sexenio, el candidato presidencial tricolor Francisco Buenaventura Labastida Ochoa fue sacrificado para entregarle la banda presidencial a Vicente Fox, nominado por el PAN.

El Pemexgate abrió la brecha; Odebrecht la empedró

En las elecciones presidenciales de 2000, el PRI fue pillado con las manos en el botín: El Pemexgate: Trasiego de recursos de Petróleos Mexicanos, vía sindicato petrolero, al comité de financiamiento de la campaña del sinaloense.

Está viva aún la indagatoria ministerial -encriptada- sobre el financiamiento de la campaña presidencial de Enrique Peña Nieto por la contratista brasileña Odebrecht, a cambio de contratos de Pemex.

Por ese caso, fue cesado de manera fulminante el fiscal de asuntos electorales de la Procuraduría General de la República, Santiago Nieto Castillo.

Diez millones de sufragios menos:  Votos de castigo

En 2012, a Peña Nieto se le adjudicaron 19 millones 159 mil votos. En 2018, el PRI y sus aliados, con José Antonio Kuribreña, lograron 9 millones 289 mil votos; esto es, 10 millones menos respecto de 2012. El que siembra vientos, cosecha tempestades.

El PRI fue obligado a eliminar su mito principal

En texto –El hombre político– de Seymour Martin Liptset, aparecen estas líneas: Un partido democrático no puede, sino muy raramente, convencerse de que debe abandonar uno de sus principios fundamentales, y nunca puede permitirse la eliminación de su mito principal.

El mito principal del PRI, fue su invencibilidad, así ésta fuera disfrazada de legalona, uso recurrente para esquivar las acusaciones de fraude electoral.

Los tecnócratas neoliberales, como jóvenes dinamiteros

Los tecnócratas del neoliberalismo, actuando como jóvenes dinamiteros, atacaron los fuertes de la ciudadela tricolor, quitándole su razón de ser y las herramientas institucionalizadas para darle soporte y acción a esa razón.

Particularmente en la tercera etapa del Partido de la Revolución, sus dirigencias formaron su tanque pensante con cuadros formados, en variadas disciplinas técnicas y científicas, mayoritariamente en la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Instituto Politécnico Nacional (La técnica al servicio de México).

Desmontaron, ipso facto, enclaves de investigación, análisis, pensamiento y operación, como el Instituto de Estudios, Políticos, Económicos y Sociales (IEPES) y sus correspondientes en los estados.

El IEPES, con producción intelectual y estratégica, fue el responsable de formular los programas de campaña y planes de gobierno, tanto a escala nacional como estatal.

Desaparecieron, además, la estructura operativa, la Secretaría de Capacitación Política y sus escuelas de cuadros.

Piedra sobre piedra: Nada de la vieja ideología

Los cañonazos a la fortaleza del PRI no dejaron piedra sobre piedra del entramado que le dio continuidad a la doctrina independentista, liberal y revolucionaria, defendida en los campos de batalla por los mexicanos: La Secretaría de Divulgación Ideológica.

Esa área -en que trabajaron sistemáticamente teóricos e ideólogos- recogió Historia y pensamiento mexicanos, generados en la era prehispánica, desde antes del Movimiento de Insurgencia, durante el periodo de la sociedad fluctuante, La Reforma, la Revolución mexicana y los gobiernos posrevolucionarios, al menos hasta el periodo de Adolfo López Mateos.

Abierta al exterior, la Secretaría de Divulgación Ideológica reunió un rico acervo en bibliotecas, en las que no faltaron títulos de la Historia Política Universal, antigua y contemporánea.

Buena parte de aquella obra desaparecida, explica los fundamentos del Estado Social de Derecho, cuyo último suspiro lo exhaló con don Jesús Reyes Heroles, en la primera mitad de la década de los setenta.

Aborta el primer intento de privatizar Pemex y la CFE

El punto de inflexión se dio en la XVII Asamblea Nacional del PRI (19-21 de septiembre de 1996), convocada por el líder nacional Santiago Oñate Laborde, casualmente ex secretario de Divulgación Ideológica.

Las troneras tecnocráticas se descargaron sobre los documentos fundamentales del PRI.

Si bien, en estricto rigor, no se tocó sustancialmente la Declaración de Principios, el blanco fueron el Programa de Acción y los Estatutos.

En la propuesta programática, la mayoría de los delegados abortó la presión presidencial, que pretendía arrebatar al Estado la rectoría sobre el sector energético. Concretamente, sobre Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.

Fallida la primera tentativa privatizadora, todavía la noche del 20 de septiembre, algunos infiltrados del Comité Ejecutivo Nacional se colaron a los talleres donde se imprimían los documentos básicos, para meter de contrabando la reversión en los ejemplares que se entregarían en la sesión plenaria dominical de clausura, en el Auditorio Nacional.

La cláusula antitecnócrata, confirmada por aclamación

En materia de Estatutos, se ratificó por aclamación una de las cláusulas en vigor: El impedimento a los aspirantes a la candidatura presidencial que no acreditaran un puesto de elección popular previo.

Coloquialmente, los priistas identificaron ese impedimento como la cláusula antitecnócrata.

De cómo llegó y se fue José Antonio Meade

En la XXII Asamblea Nacional del PRI -12 de agosto de 2017- cobró su pleno sentido esa cláusula: Con la nominación del múltiple ex secretario, José Antonio Meade Kuribreña, a la Presidencia de México, el PRI dio otro paso al abismo.

El 1 de julio de 2018, se comprobó científicamente que, quien peca, en el pecado lleva la penitencia.

(*) Director General del Club de Periodistas de México, A.C.

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