Voces del Periodista Diario

¿Quién es quién en el combate médico al COVID-19?. ¿Quienes son nuestros verdaderos héroes?

Por Rodolfo Ondarza*

Combate al COVID-19.

En el combate al COVID-19, como en todas las guerras, existe un frente de batalla, una trinchera donde hombro con hombro, veteranos y quienes reciben bautizo de fuego, luchan, en este caso, contra un enemigo invisible, y desconocido, cuyos mecanismos de ataque a la humanidad ignorábamos, así como la forma de contener su ataque y las medicamentos necesarios para erradicarlo. Como siempre lo han hecho a lo largo de la Historia de la humanidad y de la Medicina, existen médicos que salvan vidas, y que acompañan a sus pacientes con un gran compromiso y valor, controlando su propio miedo, arriesgado su salud y la vida de sus seres queridos.

Como en toda guerra, atrás de esta “cabeza de playa”, de esta “punta de lanza”, se encuentra todo un equipo logístico y de planeación estratégica, sin el cual, el combate estaría perdido. Esta batalla tiene características especiales; existen otros frentes que no pueden dejar de ser atendidos, y que van desde los accidentes, pasando por enfermedades como la hipertensión y la diabetes, hasta llegar al cáncer.

El campo de batalla.

Por otra parte, en México el campo de batalla tiene características particulares. Venimos saliendo de una época en la que por sexenios nos dejaron sin armas ni municiones, más de tres centenares de hospitales abandonados, sobreprecio de equipo y medicamentos, desvío de recursos, criminalización del acto médico como parte de la estrategia de privatización de de la Salud, etc., en pocas palabras las consecuencias de la corrupción. Corrupción que enfermó y que le costó la vida a miles de personas.

Todo ello dejó un campo de batalla muy complejo para garantizar el acceso al derecho humano a la salud. La salud no dejaba de ser una mercancía donde el costo de fármacos de última generación hace inaccesible su adquisición para la mayoría de los enfermos, se trata del segundo gasto de bolsillo de entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo que conduce a la pobreza de la población.

Este escenario, con más de la mitad de la población en pobreza o en pobreza extrema, y con una gran crisis económica mundial en puerta, hubieran sido un perfecto caldo de cultivo para la expansión de la pandemia de haber continuado las cosas como iban el sexenio anterior. Las víctimas, entre pacientes y médicos hubieran sido mucho más elevadas, la pandemia no hubiera sido sino un gran negocio más.

Sin embargo, una solución de raíz emergió, un cambio en la filosofía en el arte de gobernar, producto de la voluntad popular, hizo su aparición con el nombre de Cuarta Transformación. Las políticas públicas de salud cambiaron diametralmente.

Lo interesante es que existe gente que piensa que la política nada tiene que ver con la Medicina, y por ende con la salud y con su propia vida.

Entre otras acciones se iniciaron los acuerdos entre el gobierno federal y los estatales para unificar criterios con el fin de conseguir la universalización y la gratuidad de la atención médica, se dió comienzo a la planeación para basificar a cerca de 90 mil médicos y enfermeras, se terminó el privatizador Seguro Popular para dar paso al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) para consolidar el Proyecto Plan Nacional de Salud, se dieron pasos firmes para extirpar el cáncer de la corrupción vetando a distribuidoras corruptas de medicamentos, iniciándose compras consolidadas de medicamentos, y abriendo expedientes de investigación a responsables del hurto a la nación.

Enemigo infiltrado.

Sin embargo, han quedado directivos en hospitales cuyo nombramiento les fue otorgado por José Narro, de ahí proviene el fuego amigo, algo muy malo en una guerra; ya habían dado muestras de ello ocultando metrotexate en contubernio con la farmacéutica PISA, lo cuál impidió el tratamiento de niños con cáncer en el Hospital Infantil de México y en el Instituto Nacional de Pediatría, obligando al gobierno federal actual a importar el fármaco desde Francia, todo para que su directiva después declarara que había habido un “error administrativo”, pero que si contaban con el fármaco desde el principio.

El abastecimiento de medicamentos durante los gobiernos anteriores se realizó a través de la compra de los productos de farmacéuticas voraces, algunas con prácticas monopólicas y acostumbradas a licitaciones directas, o ligadas a políticos neoliberales. No faltó la farmacéutica con algún producto cuya materia prima, en alguno de sus lotes, estuvo ligada a la muerte de pacientes.

La industria farmacéutica, una vez desatada la pandemia ha tenido graves problemas para importar la materia prima con la que elaboran medicamentos en México dados la merma en su producción que el mismo COVID-19 ocasionó en los países exportadores.

Algo parecido ha pasado con la compra de insumos médicos del extranjero, se han tenido que resolver serias dificultades para poder importar desde cubrebocas hasta ventiladores, especialmente desde que países como Estados Unidos prohibieron la exportación de algunos de estos productos en la idea de cubrir sus necesidades primero.

Por otra parte, tenemos un intento de balcanización de nuestro país, con diferentes gobernadores prianistas que se han opuesto a las políticas públicas de salud del gobierno federal, que nombran a sus secretarios de salud, generan su propia información, sus propios contratos y sus propias deudas públicas.

Enrareciendo el combate convencional contra el COVID-19 la politización de la pandemia agregó la guerra híbrida desinformativa que ya venía dándose con el fin de desestabilizar al gobierno de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador.

Una segunda epidemia, la infodemia, cuyas herramienta ha sido la desacreditación de las medidas implementadas por el Dr. Jorge Alcocer Varela, Secretario de Salud y del Dr. Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, sembrando el pánico entre la población, lo que genera una crisis de salud mental.

La desinformación manejada por medios allegados a la oposición al gobierno federal, ha sido reforzada por declaraciones de ex secretarios de salud de gobiernos del PRI y del PAN que se han arropado con “académicos y científicos” que han gozado de grandes privilegios en las áreas de Salud y de ciencia en instituciones gubernamentales y universitarias durante el neoliberalismo, mismos que otorgaron grandes beneficios a la industria farmacéutica.

A esto hay que sumar los millones de mensajes en redes sociales de bots y troles, todos organizados de manera sincrónica y cuyas consecuencias se han convertido en un verdadero problema de salud pública mental, ya que la ansiedad y la depresión que causan incrementan no sólo la violencia, sino que agravan lo mismo trastornos psiquiátricos, enfermedades psicosomáticas, que a la hipertensión, diabetes, etc. 

A fuego cruzado nos tiene la oposición a la población.

Este es el campo de combate contra el COVID-19.

Los blancos principales.

Las personas con mayor riesgo en en esta pandemia, además de los adultos mayores – la esperanza de vida en México es de 75.1 años, encontrándose una brecha entre las mujeres y los hombres de casi seis años con la diferencia a favor de ellas; siendo la de las personas en EUA de 78,7 años; y la de los países líderes que son España con una expectativa de vida de 85.8 años, y Japón, 85.7 años -, son las personas con obesidad y sus consecuencias como la diabetes y la hipertensión, además de personas con enfermedades crónicas.

Mikel Arriola Peñalosa, ex titular de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), y ex candidato del PRI al Gobierno de la Ciudad de México, tuvo en sus manos el implementar un etiquetado frontal adecuado para la población, pero no lo hizo. Diversas ONGs lo señalaron por su apoyo total a industria chatarra. Ahora tenemos a una gran población vulnerable a la pandemia y una emergencia de salud debido a estas enfermedades y a sus complicaciones.

Las grandes corporaciones de productos chatarra (algunas pertenecientes a FUNSALUD, de donde provino el privatizador Seguro Popular) han arreciado sus ataques en contra del actual gobierno federal desde que vino la propuesta del nuevo etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas, en especial contra el Dr. Hugo López-Gatell.

Cabe mencionar que se estiman 40 mil muertes anuales asociadas al consumo de bebidas azucaradas en México (Global Burden of Diseases), 106 mil por diabetes (Secretaria de Salud, 2016), y 23 muertes cada hora relacionadas con la obesidad (Secretaría de Salud, 2020).

El ejército médico.

En la revista Gaceta Médica de México, en 2018, se hace una revisión de los médicos especialistas existentes en México, y de su certificación. La publicación se titula “Los médicos especialistas en México” (https://www.anmm.org.mx/GMM/2018/n3/GMM_154_3_342-351.pdf), y sus autores son Gerhard Heinze-Martin, Víctor Hugo Olmedo-Canchola, Germán Bazán-Miranda, Napoléon Andrés Bernard-Fuentes y Diana Patricia Guízar-Sánchez, de la Universidad Nacional Autónoma de México, División de Estudios de Posgrado, Facultad de Medicina, Ciudad de México, México (Gac Med Mex. 2018;154:342-351). En el resumen de este artículo se lee “No hay datos recientes en México sobre el estado de los médicos especialistas que permitan diseñar políticas de formación y empleo de los recursos humanos para la salud”. De lo que podemos inferir un descuido de gobiernos anteriores en cuando al conocimiento de su ejército de Salud.

De este interesante artículo médico obtenemos las cifras de recursos humanos con las que cuenta nuestro país.

En la primera linea de batalla, en realidad, son pocos los médicos directamente relacionados en la lucha contra el COVID-19. El número aproximado de especialistas involucrados en el tratamiento directo de estos pacientes son:

Neumología, 1071 especialistas; medicina de urgencias, 2,573; medicina crítica 1,929; infectología, 595; anestesiología, 14, 454.

Debemos considerar que estos números pertenecen a médicos especialistas que laboran tanto en instituciones públicas como en las privadas. Algunos trabajan en ambas. Existen especialistas en estas áreas que se han retirado, o que por su edad, o sus propios padecimientos no pueden estar en el frente de batalla, y algunos que han preferido, quizás por temor, no estar presentes en esta pandemia.

Los médicos residentes, médicos que se encuentran en formación para adquirir el conocimiento y habilidades requeridas por un médico especialista, juegan un papel indispensable para el buen funcionamiento de un área COVID. En algunos sitios, de entre todos los médicos, son ellos quienes pasan más tiempo con los pacientes. Sus horarios de trabajo son extenuantes física y mentalmente.

Tenemos que incluir aquí, en el frente de combate, a los técnicos especialistas en inhaloterapia, que son quienes conocen perfectamente del manejo de los famosos ventiladores. Asimismo, debemos señalar que en esta primera linea de batalla tenemos a radiólogos y técnicos radiólogos, a químicos, laboratoristas, también a especialistas en anatomía patológica y de inmunología.

Existe personal fundamental, sin el cual ninguna estrategia médica sería imposible, me refiero, por supuesto a enfermería, que representa la columna vertebral en este combate, siempre al lado del médico, y llegan muchas veces a donde el médico no logra hacerlo, son quienes pasan más tiempo con el enfermo, quienes hablan con él y lo consuelan, quienes infunden valor y ánimo a los pacientes, son quienes aplican medicamentos y tratamientos, alertan al médico de avances y complicaciones. No podemos dejar de mencionar a camilleros y al personal de intendencia asignados a las áreas de atención COVID-19.

Todos ellos son quienes requieren, prioritariamente, de equipos especiales de protección contra el COVID-19, e instalaciones equipadas específicamente para tal finalidad.

Podemos decir que en un área COVID-19 trabajan diferentes círculos médicos, entre más cercano es el círculo a un paciente con alta carga viral y posibilidad de contagio, más alto es el riesgo para el personal.

Los pacientes enfermos con COVID-19 eventualmente requieren de valoración por otros especialistas, esto ocurre en caso de descontrol de la hipertensión, de su diabetes, etc. Así que ocasionalmente se requiere de la participación y de la interconsulta con especialistas en medicina interna, endocrinología, cardiología, nefrología, neurología, etc.

Sin embargo, esta segunda linea de médicos no participa, obviamente, de forma usual, en el manejo estrecho, directo y continuo de pacientes afectados con el coronavirus.

Por otra parte, el primer contacto de un paciente contagiado puede darse por medio de un médico general, o por otro médico especialista, como aquellos médicos especializados en medicina familiar, alrededor de 16,895 médicos;  o de medicina interna, con 9,901 especialistas. Quienes a su vez derivan a los pacientes sintomáticos a los centros hospitalarios dedicados al COVID-19. Estos médicos pueden atender a los pacientes asintomáticos o con enfermedad leve.

Así que me extraña ver en redes sociales fotografías o comentarios de colegas médicos exhibiendo equipamiento sofisticado al atender por única vez a uno de estos enfermos, o quejándose de la falta de equipo de seguridad, cuando que por su especialidad no se encuentran a cargo de pacientes afectados por la pandemia, o cuando su intervención es meramente ocasional. Ciertamente, en el momento de su intervención cara a cara con el paciente su derecho es estar perfectamente equipados para ello.

Con el fin de reforzar la infraestructura humana de hospitales públicos durante la pandemia, desde abril pasado, se preparó la contratación de 6,600 médicos y 12,300 enfermeras.

El Insabi entregó a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) el control de 34 hospitales para atender la contingencia por Covid-19. A su vez, la Sedena contrató a 4,672 personas, médicos y enfermeras.

Los Pinos se convirtió en estancia para albergar médicos y enfermeras con una capacidad para alojar a 100 personas. Algo tampoco nunca visto en México.

Logística y pertrechos.

Ya desde mediados de marzo Salud comunicó que se destinarían 3,400 mdp para compra de insumos por pandemia. Entre los insumos que se han ido adquiriendo se encuentran material de laboratorio, equipo diagnóstico, ventiladores, medicamentos y artículos de protección personal.

La Secretaría de Salud (Ssa) comunicó que el Insabi distribuyó, hasta el mes de abril, al sector salud de todas las entidades del país, así como a diversas instituciones federales, 13,626,624 piezas de medicamentos, equipos e insumos médicos ante la emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19. De ese total, 161,000 piezas corresponden a equipos de diagnóstico y laboratorio; 12,121,753 son de protección para personal de salud, como mascarillas KN95, cubrebocas quirúrgicos, guantes, googles y caretas; 182,801 son insumos para higiene de manos y desinfección, y 1,161,068 piezas son medicamentos.

El gobierno federal ha realizado la reconversión de hospitales, y acuerdos con hospitales privados para que no falte atención médica a quien así lo solicite. Ha acelerado el equipamiento de hospitales que fueron abandonados, y ha dado el control de centros hospitalarios a las fuerzas armadas para la atención médica del pueblo. Este es un esfuerzo inédito en la Historia de nuestra nación.

Cuarto de guerra.

Todo ejército requiere un cuarto de guerra, lugar donde se reúnen los estrategas, se procesa la información y se desarrolla la logística para obtener la victoria. Este cuarto de guerra esta conformado particularmente por médicos especialistas en epidemiología, de los que contamos con 689 en México.

Se encuentran integrados todo tipo de asesores, entre ellos virólogos, infectólogos, neumólogos, investigadores de diferentes áreas de la ciencia, personal administrativo, etc. Además de existir una estrecha comunicación con instancias sanitarias nacionales estatales, e internacionales como la Organización Mundial de la Salud.

Al final de esta cadena de mando se encuentran los directivos de cada hospital, médicos y administrativos, que tienen bajo su responsabilidad el abastecimiento de la unidad a través de su farmacia interna. Lo que en sexenios pasados eran los últimos “puntos de venta” del negocio de la Salud.

La cancillería mexicana ha jugado un papel fundamental para lograr la importación de insumos, y para alcanzar acuerdos internacionales en cuanto cómo limitar la producción, proteger la economía, y dar protección a la fuerza de trabajo.

Luto.

Al momento de escribir esta nota nos encontramos en el pico máximo de posibles contagios. Lamentablemente con 3, 573 defunciones por causa de la pandemia. Entre el personal de salud en México se contabilizan 111 muertes, así como 1,544 casos confirmados de COVID-19. El 41% de los decesos fueron de enfermeras y enfermeros, el 37% de médicos y los restantes de otros trabajadores del sector.

Medidas a tomar.

A lo largo de mi vida como médico me ha tocado vivir dos grandes terremotos en México, y un sismo en Kobe mientras estudiaba en Japón, así como la “epidemia” de influenza AH1N1. Por experiencia creo que  cada uno de nosotros podemos contribuir al combate a esta pandemia. Lo primero que tenemos más a la mano es terminar con la infodemia, para ello es necesario bloquear a bots y troles, no es necesario entrar en discusión con ellos, puesto que eso es lo que persiguen, el caos, con eso terminamos de tajo con una fuente de inestabilidad. Lo segundo es apoyar el trabajo de médicos y enfermeras honestos que aportan sus conocimientos, el apoyo moral es más que suficiente, ayudar a que terminen las irracionales agresiones contra el personal de salud. Tercero, mantener una información objetiva y veraz, conservando la serenidad con el objeto de tomar decisiones asertivas, siguiendo las indicaciones de la Secretaría de Salud.

Es necesario recordar que lo más importante para ganar el combate a la pandemia COVID-19 no es la preparación de un ejército médico, sino la inteligencia, la creatividad, la disposición, y la solidaridad de la población del país.

El secreto de la victoria es la “sana distancia”, y particularmente el “quedarte en casa” y “lávate las manos”.

Es siempre oportuno recordar una frase que ha sido atribuida a Alejandro Magno: “Recuerda que de la conducta de cada uno depende el destino de todos”.

Rodolfo Ondarza*. Neurocirujano. Activista en defensa de derechos humanos. Ex presidente de la Comision de Salud, VI Legislatura, ALDF. @DrOndarza

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